Jeremias 8:13 - La Biblia Latinoamericana

Libro de Jeremias
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1 - En ese tiempo, dice Yavé, sacarán de sus tumbas los huesos de los reyes de Judá; los de los príncipes, los de los sacerdotes, los de los profetas y los de los habitantes de Jerusalén.

2 - Los expondrán al sol, a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y sirvieron, a quienes siguieron, consultaron y adoraron. No serán recogidos para ser enterrados de nuevo, sino que quedarán como abono por el suelo.

3 - La muerte valdrá más que la vida para los sobrevivientes de esta raza perversa en cualquier parte donde los haya echado, dice Yavé de los Ejércitos.

4 - Les dirás: Así dice Yavé: ¿Acaso el que cae no se levanta, y el que se ha perdido de camino, no vuelve atrás?

5 - Pues, ¿por qué este pueblo sigue en su rebeldía, sin querer ceder? Se aferran fuertemente a la mentira y se niegan a convertirse.

6 - Ven y oyen, pero hablan otro lenguaje y nadie llora su maldad, diciendo: "¿Qué es lo que he hecho?" Todos prosiguen su loca carrera como un caballo que se lanza a la carga.

7 - Hasta la cigüeña, en el cielo, conoce su estación; la tórtola, la golondrina y la grulla saben la época de sus migraciones. ¡Pero mi pueblo ignora el derecho de Yavé!"

8 - ¿Cómo pueden ustedes decir: "Somos sabios y poseemos la Ley de Yavé?" Cuando es bien cierto que la ha cambiado en mentira la pluma falaz de los escribientes.

9 - Los sabios pasarán vergüenza, serán confundidos y caerán en la trampa. Como despreciaron la palabra de Yavé, ¿qué les queda ahora como sabiduría?

10 - Así, que yo daré sus mujeres a otros, sus campos a nuevos propietarios. Pues desde el más chico hasta el más grande, andan todos buscando su provecho; y desde el profeta hasta el sacerdote todos se dedican a engañar.

11 - Curan sólo por encima la herida de la hija de mi pueblo, diciendo: "¡Paz, paz!" siendo que no hay paz.

12 - Deberían avergonzarse de sus actos abominables, pero ya no conocen la vergüenza ni se ponen rojos. Por eso, caerán junto con los demás y tropezarán cuando los visite, dice Yavé.

13 - Yo me llevaré a todos, dice Yavé: no quedarán racimos en la parra, ni higos en la higuera, y aun las hojas estarán secas.

14 - ¿Por qué nos quedamos parados? Juntémonos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, pues Yavé, nuestro Dios, nos entrega a la muerte y nos da para tomar agua envenenada, porque hemos pecado contra él.

15 - Esperábamos la paz, y ninguna cosa buena ha llegado; el tiempo de la curación, y se presenta el miedo.

16 - Desde Dan se siente el resuello de sus caballos; al relincho sonoro de sus corceles, toda la tierra tiembla. Vienen a comerse el país y sus bienes, la ciudad y sus habitantes."

17 - Voy a mandarles a ustedes serpientes venenosas, contra las que no exista encantamiento; que los morderán sin remedio, dice Yavé.

18 - El dolor se apodera de mí, el corazón me está fallando.

19 - El grito de angustia de la hija de mi pueblo se siente a lo largo de todo el país: "¿Ya no está Yavé en Sión?, ¿su Rey ya no está allí?"par ab "¿Por qué me han irritado con sus ídolos, con esas cosas extranjeras, que nada son?"

20 - Pasó la siega y se acabó el verano, pero nosotros no hemos sido salvados.

21 - La herida de la hija de mi pueblo ha pasado a ser la mía, me siento abatido y espantado.

22 - ¿No hay, acaso, bálsamo en Galaad ni queda allí ningún médico? ¿Cómo es, pues, que no mejora la salud de la hija de mi pueblo?

23 - ¡Quién pudiera cambiar mi cabeza en una vertiente y que de mis ojos brotara un arroyo de lágrimas, para así llorar, día y noche, los muertos de la hija de mi pueblo!