Jeremias 4:18 - La Biblia Latinoamericana

Libro de Jeremias
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1 - Si tú quieres volver, oh Israel, dice Yavé, si quieres convertirte a mí, si alejas de mi vista tus sucios ídolos, ya no tendrás más que esconderte de mí.

2 - Si juras por la vida de Yavé, con verdad, con derecho y con justicia, entonces tú serás para las naciones una bendición, y serás su gloria.

3 - Porque así habla Yavé a los hombres de Judá y de Jerusalén: "Aren profundamente sus campos para que no siembren en la maleza.

4 - ¡Oh habitantes de Judá y de Jerusalén, circuncídense por Yavé y purifiquen sus corazones, no sea que mi ira se propague como el fuego y arda, sin que nadie pueda apagarla, a causa de sus malas acciones!"

5 - Publíquenlo en Judápar ab y que se oiga en Jerusalén.par ab Toquen la trompeta en todo el país;par ab griten a voz en cuello y digan:par ab "Juntémonos y entremos en las ciudades fortificadas.

6 - Icen banderas como señales hacia el lado de Sión.par ab ¡Huyan, no se paren!"par ab Pues yo traigo del norte la desgraciapar ab y una catástrofe inmensa.

7 - El león, que devora las naciones,par ab se ha levantado de su madriguerapar ab y se ha puesto en marcha,par ab abandonando su morada,par ab para dejar tu tierra como un desierto,par ab tus ciudades destruidas y sin habitantes.

8 - Por eso, vístanse con sacos,par ab lloren y aúllen,par ab porque Yavé no aparta de nosotrospar ab su ardiente cólera.

9 - Ese día, dice Yavé, desfallecerá el corazón del rey y de los jefes; los sacerdotes temblarán de miedo, y los profetas, de espanto.

10 - Y dirán: "¡Ah, Señor Yavé! ¡Mira cómo nos has engañado, cuando afirmabas: Ustedes vivirán en paz; mientras que ahora estamos con la espada al cuello!"

11 - En ese tiempo dirán a este pueblo y a Jerusalén: "Un viento que quema y que no sirve para separar la paja del grano, sopla desde el desierto hacia la hija de mi pueblo."

12 - Es un viento amenazante que les mando. Pues bien, ahora soy yo el que va a hablar y pronunciar sentencia contra ellos.

13 - Miren cómo el destructor se levanta como las nubes, sus carros parecen un huracánpar ab y sus caballos son más rápidos que las águilas. ¡Pobres de nosotros, estamos perdidos!

14 - Limpia tu corazón del mal, Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿O acaso piensas seguir con tus perversos pensamientos?

15 - Lanzan la voz de alarma desde Dan y anuncian la mala noticia desde los cerros de Efraím:

16 - Que todos sepan, en Judá y en Jerusalén, que los enemigos ya están aquí. Vienen de un lejano país y gritan contra las ciudades de Judá,

17 - rodean a Jerusalén como los que cuidan una propiedad, porque se rebeló contra mí, dice Yavé.

18 - Todo esto te mereces por tu mala conducta y por tus fechorías. Que se te parta el corazón de pena porque te rebelaste contra mí.

19 - ¡Ay, qué dolores en todo mi interior, me duele el corazón! Me palpita tan fuerte que no puedo callarme. ¿No oyes, alma mía, el toque del clarín y el estruendo de la guerra?

20 - Las derrotas se suceden una tras otra, el país va quedando desierto. En un abrir y cerrar de ojos, fueron arrebatados mis pabellones y mis carpas.

21 - ¿Hasta cuándo tendré que ver estandartes guerreros, y soportar el sonido del clarín?"

22 - Esto te pasa porque eres un pueblo estúpido que no me conoce. Ustedes son hijos tontos y sin inteligencia que saben hacer el mal pero no el bien."

23 - Miré a la tierra, pero estaba vacía y llena de confusión. Miré a los cielos, y eran sólo tinieblas.

24 - Miré a los montes, y temblaban; a los cerros, y se sacudían.

25 - Miré y me di cuenta que no había un alma, y que todos los pájaros del cielo se habían ido.

26 - Miré los campos floridos, pero estaban secos, y todas las ciudades habían sido destruidas por Yavé y por el ardor de su cólera.

27 - Pues bien, así habla Yavé: "Todo el país será destruido, pero no les daré el golpe de gracia.

28 - Por eso, la tierra se viste de luto y los cielos se oscurecen, porque yo lo he dicho y no me arrepentiré; lo he resuelto y no me volveré atrás."

29 - Al ruido de la caballería y de los arquerospar ab todo el mundo ha huido,par ab escondiéndose en los bosquespar ab o trepando por las rocas.par ab Los habitantes dejan sus ciudades,par ab sin que nadie quede en ellas.

30 - Y tú, la devastada, ¿qué vas a hacer?par ab Aunque te pongas vestidos de púrpura,par ab te adornes con joyas de oropar ab y te pintes con lápiz los ojos,par ab en vano te estás haciendo bonita,par ab pues no les interesa a tus amantespar ab y sólo buscan quitarte la vida.

31 - Oigo gritos como los de una mujer que da a luz por primera vez; la hija de Sión está gimiendo y extiende sus manos: "¡Ay de mí, que voy a sucumbir bajo los golpes de los asesinos!"