Hechos 28:26 - La Biblia Latinoamericana

Libro de Hechos
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1 - Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta.

2 - Los nativos nos trataron con una cordialidad poco común, encendieron una gran hoguera y nos cuidaron a todos, ya que llovía y hacía frío.

3 - Pablo había juntado una brazada de ramas secas y, al echarlas al fuego, una víbora que escapaba del calor se le enroscó en la mano.

4 - Al ver los nativos a la víbora colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros: "Sin duda éste es un asesino. Aunque se haya salvado del mar, la justicia divina no lo deja vivir."

5 - Pero Pablo sacudió la víbora echándola al fuego y no sufrió daño alguno.

6 - Pensaban que se iba a hinchar o caer muerto de repente, pero después de esperar largo rato, vieron que no le pasaba nada. Entonces cambiaron de parecer y decían que era un dios.

7 - Los terrenos cercanos pertenecían al hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó amigablemente tres días.

8 - Precisamente el padre de Publio estaba en cama con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo, oró, le impuso las manos y lo sanó.

9 - A consecuencia de esto todos los enfermos de la isla acudieron a él y fueron sanados;

10 - luego nos colmaron de atenciones y, al marchar, nos proveyeron de todo lo necesario.

11 - Al cabo de tres meses subimos a bordo de un barco de Alejandría que había pasado el invierno en la isla y llevaba por insignia los Dióscuros.

12 - Navegamos hacia Siracusa, donde permanecimos tres días.

13 - De allí, bordeando la costa, llegamos a Regio. Al día siguiente comenzó a soplar el viento sur, y al cabo de dos días llegamos a Pozzuoli.

14 - Allí encontramos algunos hermanos que nos invitaron a quedarnos una semana con ellos, y así es como llegamos a Roma.

15 - Allí los hermanos salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas, pues ya tenían noticia de nuestra llegada. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se llenó de ánimo.

16 - Llegados a Roma, el capitán entregó los presos al gobernador militar, pero dio permiso a Pablo para alojarse en una casa particular con un soldado que lo vigilara.

17 - Tres días después Pablo convocó a los judíos principales. Una vez reunidos, les dijo: "Hermanos, acaban de traerme preso de Jerusalén. He sido entregado a los romanos sin que yo haya ofendido a las autoridades de nuestro pueblo ni las tradiciones de nuestros padres.

18 - Los romanos querían dejarme en libertad después de haberme interrogado, pues no encontraban en mí nada que mereciera la muerte.

19 - Pero los judíos se opusieron y me vi obligado a apelar al César, sin la menor intención de acusar a las autoridades de mi pueblo.

20 - Por este motivo yo quise poder verlos y conversar con ustedes, pues en realidad, por la esperanza de Israel yo llevo estas cadenas."

21 - Le respondieron: "Nosotros no hemos recibido ninguna carta de Judea referente a ti, y ninguno de los hermanos que han venido de allá nos ha dicho o transmitido mensaje alguno contra ti.

22 - Pero nos gustaría escuchar de ti mismo cómo te defines, pues sabemos que esa secta encuentra oposición en todas partes."

23 - Fijaron con él un día y vinieron en gran número donde se hospedaba. Pablo les hizo una exposición; desde la mañana hasta la noche les habló del Reino de Dios, partiendo de la Ley de Moisés y los Profetas, y trataba de convencerlos acerca de Jesús.

24 - Unos se convencían por sus palabras y otros no.

25 - Al final los judíos se retiraron muy divididos. Pablo los despidió con estas palabras: "Es muy acertado lo que dijo el Espíritu Santo cuando hablaba a sus padres por boca del profeta Isaías:

26 - Ve al encuentro de este pueblo y dile: Por más que oigan no entenderán, y por más que miren no verán.

27 - El corazón de este pueblo se ha endurecido. Se han tapado los oídos y cerrado los ojos; tienen miedo de ver con sus ojos y de oír con sus oídos, pues entonces comprenderían y se convertirían, y yo los sanaría.

28 - Por eso sepan que esta salvación de Dios ya ha sido proclamada a los paganos; ellos la escucharán." (29)

30 - Pablo, pues, arrendaba esta vivienda privada y permaneció allí dos años enteros. Recibía a todos los que lo venían a ver,

31 - proclamaba el Reino de Dios y les enseñaba con mucha seguridad lo referente a Cristo Jesús, el Señor, y nadie le ponía trabas.