Deuteronomio 2:17 - La Biblia Latinoamericana

Libro de Deuteronomio
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1 - Luego volvimos al desierto por el camino del Mar Rojo, como Yavé me había ordenado, y anduvimos largo tiempo rodeando los cerros de Seír.

2 - Entonces Yavé me habló:

3 - Ustedes llevan mucho tiempo rodeando estos cerros; vayan hacia el norte.

4 - Pero tú darás esta orden al pueblo: 'Van a pasar por el territorio de sus hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír. Ellos los temen a ustedes, pero, mucho cuidado,

5 - no los ataquen, porque yo no les daré nada de su tierra, ni siquiera donde poner el pie. Sepan que los cerros de Seír se los he dado en posesión a Esaú,

6 - y ustedes les comprarán con plata los alimentos que coman, e incluso el agua.

7 - Piensen que Yavé nos ha bendecido en todas nuestras obras; él había previsto nuestro camino por el desierto y hace ya cuarenta años que Yavé está con ustedes, sin que nada les haya faltado."

8 - Pasamos, pues, por el lado de nuestros hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seír. Dejamos el camino que lleva a la Arabá desde Elat y Asión Gaber y avanzamos por el camino del desierto de Moab.

9 - Yavé me dijo entonces: "No ataques a Moab ni lo provoques al combate, pues yo no te daré nada de su país. Quise que la ciudad de Ar perteneciera a los hijos de Lot."

10 - (Antiguamente habitaban allí los emíos, pueblo grande, numeroso y de alta estatura, como los enaceos.

11 - Tanto a ellos como a los enaceos se los tenía por gigantes, pero los moabitas los llamaban emíos.

12 - Asimismo en Seír habitaron antiguamente los horeos, pero los hijos de Esaú los echaron, los exterminaron y se establecieron en su lugar, como lo hizo Israel en la tierra que Yavé le dio como posesión suya.)

13 - Y ahora ¡pasen el torrente de Zared!

14 - Pasamos, pues, el torrente de Zared. El tiempo que estuvimos caminando desde Cadés Barné hasta el paso del torrente fue de treinta y ocho años, hasta que hubo desaparecido del pueblo toda la generación de los hombres aptos para la guerra, como les había dicho Yavé.

15 - La mano de Yavé hizo lo necesario para eliminarlos del campamento hasta que desaparecieran todos.

16 - Muertos, finalmente, todos aquellos guerreros,

17 - Yavé me dijo:

18 - Tú vas a pasar hoy por las fronteras de Moab, frente a la ciudad de Ar,

19 - y te encontrarás con los amonitas. No los ataques ni los provoques, pues yo no te daré nada de la tierra de los amonitas: sepan que se la di a los hijos de Lot."

20 - (Esta tierra también fue considerada como país de gigantes, pues en ella habitaban antiguamente unos refaítas, o gigantes, que los amonitas llaman zamzumitas,

21 - pueblo grande, numeroso y de altura descomunal, a semejanza de los enaceos. Yavé los exterminó por mano de los amonitas e hizo que éstos poblaran la tierra en su lugar.

22 - Lo mismo había hecho con los horitas que fueron exterminados en Seír por los hijos de Esaú. Y los amonitas habitaron la tierra de los refaítas hasta el día de hoy.

23 - En aquel tiempo los avitas también vivían en campamentos extendiéndose hacia Gaza, pero fueron exterminados por los caftoreos que habían salidos de Caftor, los cuales ocuparon su lugar.)

24 - Marchen, pues, y pasen el torrente de Arnón. Miren, yo pongo en manos de ustedes a Sijón, rey de Jesbón, el amorreo, y todo su país. Empieza, pues, desde ahora, a ocupar su tierra y a hacerle la guerra,

25 - y yo, por mi parte, comienzo a infundir terror y miedo de ti entre todos los pueblos que hay debajo del cielo. Al oír tu nombre temblarán y se desmayarán ante ti."

26 - Del desierto de Quedemot envié mensajeros a Sijón, rey de Jesbón, con estas palabras de paz:

27 - Quiero pasar por tu país, pero seguiré el camino sin desviarme ni a la derecha ni a la izquierda.

28 - Véndenos los alimentos que consumamos, lo mismo que el agua que bebamos,

29 - y déjanos pasar tan sólo como lo hicieron los hijos de Esaú que habitan en Seír y los moabitas que moran en Ar, hasta que lleguemos al Jordán y entremos en la tierra que nos da Yavé, nuestro Dios."

30 - Pero Sijón, rey de Jesbón, no quiso dejarnos pasar por allí, pues aquel día Yavé, nuestro Dios, quiso que se pusiera duro y cerrado, para que así cayera en nuestras manos.

31 - Entonces Yavé me habló: "Ya ves que he comenzado a entregarte Sijón y su tierra; ustedes empezarán la conquista conquistando su tierra."

32 - Salió, pues, Sijón con toda su gente a presentarnos batalla en Yahas

33 - y Yavé, nuestro Dios, nos lo entregó y lo derrotamos junto con sus hijos y toda su gente.

34 - En ese tiempo tomamos todas sus ciudades y las consagramos en anatema, matando a sus habitantes, hombres, mujeres y niños, sin perdonar vida alguna,

35 - salvo la de los animales, que fueron parte del botín como los despojos de las ciudades que ocupamos.

36 - Desde Aroer, ciudad situada sobre la pendiente del torrente Arnón, y la ciudad que está abajo, hasta Galaad, no hubo aldea ni ciudad que no tomáramos: Yavé, nuestro Dios, nos las entregó todas.

37 - Pero, como Yavé, nuestro Dios nos había prohibido la tierra de los amonitas, no tocamos las ciudades de la pendiente del Yaboc ni las ciudades de los cerros.