Mateo 27:59 - Biblia Al Dia

Libro de Mateo
Capitulos:

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1 - Muy de mañana, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron la decisión de condenar a muerte a Jesús.

2 - Lo ataron, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.

3 - Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos.

4 - —He pecado —les dijo— porque he entregado sangre inocente.—¿Y eso a nosotros qué nos importa? —respondieron—. ¡Allá tú!

5 - Entonces Judas arrojó el dinero en el santuario y salió de allí. Luego fue y se ahorcó.

6 - Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «La ley no permite echar esto al tesoro, porque es precio de sangre.»

7 - Así que resolvieron comprar con ese dinero un terreno conocido como Campo del Alfarero, para sepultar allí a los extranjeros.

8 - Por eso se le ha llamado Campo de Sangre hasta el día de hoy.

9 - Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: «Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que el pueblo de Israel le había fijado,

10 - y con ellas compraron el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.»

11 - Mientras tanto, Jesús compareció ante el gobernador, y éste le preguntó:—¿Eres tú el rey de los judíos?—Tú lo dices —respondió Jesús.

12 - Al ser acusado por los jefes de los sacerdotes y por los ancianos, Jesús no contestó nada.

13 - —¿No oyes lo que declaran contra ti? —le dijo Pilato.

14 - Pero Jesús no respondió ni a una sola acusación, por lo que el gobernador se llenó de asombro.

15 - Ahora bien, durante la fiesta el gobernador acostumbraba soltar un preso que la gente escogiera.

16 - Tenían un preso famoso llamado Barrabás.

17 - -18 Así que cuando se reunió la multitud, Pilato, que sabía que le habían entregado a Jesús por envidia, les preguntó:—¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, al que llaman Cristo?

19 - Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió el siguiente recado: «No te metas con ese justo, pues por causa de él, hoy he sufrido mucho en un sueño.»

20 - Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud a que le pidiera a Pilato soltar a Barrabás y ejecutar a Jesús.

21 - —¿A cuál de los dos queréis que os suelte? —preguntó el gobernador.—A Barrabás.

22 - —¿Y qué voy a hacer con Jesús, al que llaman Cristo?—¡Crucifícalo! —respondieron todos.

23 - —¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido?Pero ellos gritaban aún más fuerte:—¡Crucifícalo!

24 - Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente.—Soy inocente de la sangre de este hombre —dijo—. ¡Allá vosotros!

25 - —¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos! —contestó todo el pueblo.

26 - Entonces les soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar, y lo entregó para que lo crucificaran.

27 - Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron a toda la tropa alrededor de él.

28 - Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color escarlata.

29 - Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo:—¡Salve, rey de los judíos!

30 - Y le escupían, y con la caña le golpeaban la cabeza.

31 - Después de burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo.

32 - Al salir encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.

33 - Llegaron a un lugar llamado Gólgota (que significa «Lugar de la Calavera»).

34 - Allí dieron a Jesús vino mezclado con hiel; pero después de probarlo, se negó a beberlo.

35 - Lo crucificaron y repartieron su ropa echando suertes.

36 - Y se sentaron a vigilarlo.

37 - Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «ÉSTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.»

38 - Con él crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

39 - Los que pasaban meneaban la cabeza y blasfemaban contra él:

40 - Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reconstruyes, ¡sálvate a ti mismo! ¡Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz!

41 - De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes, junto con los maestros de la ley y los ancianos.

42 - —Salvó a otros —decían—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! ¡Y es el Rey de Israel! Que baje ahora de la cruz, y así creeremos en él.

43 - Él confía en Dios; pues que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?

44 - Así también lo insultaban los bandidos que estaban crucificados con él.

45 - Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó en oscuridad.

46 - Como a las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza:— Elí, Elí, ¿lama sabactani ? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”).

47 - Cuando lo oyeron, algunos de los que estaban allí dijeron:—Está llamando a Elías.

48 - Al instante uno de ellos corrió en busca de una esponja. La empapó en vinagre, la puso en una caña y se la ofreció a Jesús para que bebiera.

49 - Los demás decían:—Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.

50 - Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu.

51 - En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.

52 - Se abrieron los sepulcros, y muchos santos que habían muerto resucitaron.

53 - Salieron de los sepulcros y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.

54 - Cuando el centurión y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y exclamaron:—¡Verdaderamente éste era el Hijo de Dios!

55 - Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.

56 - Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

57 - Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús.

58 - Se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús, y Pilato ordenó que se lo dieran.

59 - José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia

60 - y lo puso en un sepulcro nuevo de su propiedad que había cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra grande a la entrada del sepulcro, y se fue.

61 - Allí estaban, sentadas frente al sepulcro, María Magdalena y la otra María.

62 - Al día siguiente, después del día de la preparación, los jefes de los sacerdotes y los fariseos se presentaron ante Pilato.

63 - —Señor —dijeron—, nosotros recordamos que mientras ese engañador aún vivía, dijo: “A los tres días resucitaré.”

64 - Por eso, ordena que se selle el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo que ha resucitado. Ese último engaño sería peor que el primero.

65 - —Llevaos una guardia de soldados —les ordenó Pilato—, e id a asegurar el sepulcro lo mejor que podáis.

66 - Así que ellos fueron, cerraron el sepulcro con una piedra, y lo sellaron; y dejaron puesta la guardia.