Hechos 26:19 - Biblia Al Dia

Libro de Hechos
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1 - Entonces Agripa le dijo a Pablo:—Tienes permiso para defenderte.Pablo hizo un ademán con la mano y comenzó así su defensa:

2 - —Rey Agripa, para mí es un privilegio presentarme hoy ante ti para defenderme de las acusaciones de los judíos,

3 - sobre todo porque tú estás bien informado de todas las tradiciones y controversias de los judíos. Por eso te ruego que me escuches con paciencia.

4 - »Todos los judíos saben cómo he vivido desde que era niño, desde mi edad temprana entre mi gente y también en Jerusalén.

5 - Ellos me conocen desde hace mucho tiempo y pueden atestiguar, si quieren, que viví como fariseo, de acuerdo con la secta más estricta de nuestra religión.

6 - Y ahora me juzgan por la esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados.

7 - Ésta es la promesa que nuestras doce tribus esperan alcanzar rindiendo culto a Dios con diligencia día y noche. Es por esta esperanza, oh rey, por lo que me acusan los judíos.

8 - ¿Por qué os parece a vosotros increíble que Dios resucite a los muertos?

9 - »Pues bien, yo mismo estaba convencido de que debía hacer todo lo posible por combatir el nombre de Jesús de Nazaret.

10 - Eso es precisamente lo que hice en Jerusalén. Con la autoridad de los jefes de los sacerdotes metí en la cárcel a muchos de los santos, y cuando los mataban, yo manifestaba mi aprobación.

11 - Muchas veces anduve de sinagoga en sinagoga castigándolos para obligarlos a blasfemar. Mi obsesión contra ellos me llevaba al extremo de perseguirlos incluso en ciudades del extranjero.

12 - »En uno de esos viajes iba yo hacia Damasco con la autoridad y la comisión de los jefes de los sacerdotes.

13 - A eso del mediodía, oh rey, mientras iba por el camino, vi una luz del cielo, más refulgente que el sol, que con su resplandor nos envolvió a mí y a mis acompañantes.

14 - Todos caímos al suelo, y yo oí una voz que me decía en arameo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¿Qué sacas con darte cabezazos contra la pared?”

15 - Entonces pregunté: “¿Quién eres, Señor?” “Yo soy Jesús, a quien tú persigues —me contestó el Señor—.

16 - Ahora, ponte en pie y escúchame. Me he aparecido a ti con el fin de designarte siervo y testigo de lo que has visto de mí y de lo que te voy a revelar.

17 - Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envío a éstos

18 - para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados.”

19 - »Así que, rey Agripa, no fui desobediente a esa visión celestial.

20 - Al contrario, comenzando con los que estaban en Damasco, siguiendo con los que estaban en Jerusalén y en toda Judea, y luego con los gentiles, a todos les prediqué que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, y que demostraran su arrepentimi

21 - Sólo por eso los judíos me prendieron en el templo y trataron de matarme.

22 - Pero Dios me ha ayudado hasta hoy, y así me mantengo firme, testificando a grandes y pequeños. No he dicho sino lo que los profetas y Moisés ya dijeron que sucedería:

23 - que el Cristo padecería y que, siendo el primero en resucitar, proclamaría la luz a su propio pueblo y a los gentiles.

24 - Al llegar Pablo a este punto de su defensa, Festo interrumpió.—¡Estás loco, Pablo! —le gritó—. El mucho estudio te ha hecho perder la cabeza.

25 - —No estoy loco, excelentísimo Festo —contestó Pablo—. Lo que digo es cierto y sensato.

26 - El rey está familiarizado con estas cosas, y por eso hablo ante él con tanto atrevimiento. Estoy convencido de que nada de esto ignora, porque no sucedió en un rincón.

27 - Rey Agripa, ¿crees en los profetas? ¡A mí me consta que sí!

28 - —Un poco más y me convences a hacerme cristiano —le dijo Agripa.

29 - —Sea por poco o por mucho —le replicó Pablo—, le pido a Dios que no sólo tú, sino también todos los que me están escuchando hoy, lleguen a ser como yo, aunque sin estas cadenas.

30 - Se levantó el rey, y también el gobernador, Berenice y los que estaban sentados con ellos.

31 - Al retirarse, decían entre sí:—Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte ni la cárcel.

32 - Y Agripa le dijo a Festo:—Se podría poner en libertad a este hombre si no hubiera apelado al emperador.