Genesis 44:8 - Biblia Al Dia

Libro de Genesis
Capitulos:

1234567891011121314151617181920212223242526272829303132333435363738394041424344454647484950

1 - Más tarde, José ordenó al mayordomo de su casa: «Llena con todo el alimento que les quepa los costales de estos hombres, y pon en sus bolsas el dinero de cada uno de ellos.

2 - Luego mete mi copa de plata en la bolsa del hermano menor, junto con el dinero que pagó por el alimento.» Y el mayordomo hizo todo lo que José le ordenó.

3 - A la mañana siguiente, muy temprano, los hermanos de José fueron enviados de vuelta, junto con sus asnos.

4 - Todavía no estaban muy lejos de la ciudad cuando José le dijo al mayordomo de su casa: «¡Anda! ¡Persigue a esos hombres! Cuando los alcances, diles: “¿Por qué me habéis pagado mal por bien?

5 - ¿Por qué habéis robado la copa que usa mi señor para beber y para adivinar? ¡Esto que habéis hecho está muy mal!” »

6 - Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió esas mismas palabras.

7 - Pero ellos respondieron:—¿Por qué nos dice tales cosas, mi señor? ¡Lejos esté de nosotros actuar de esa manera!

8 - Es más, nosotros te trajimos de vuelta de Canaán el dinero que habíamos pagado, pero que encontramos en nuestras bolsas. ¿Por qué, entonces, habríamos de robar oro o plata de la casa de tu señor?

9 - Si se encuentra la copa en poder de alguno de nosotros, que muera el que la tenga, y el resto de nosotros seremos esclavos de mi señor.

10 - —Está bien —respondió el mayordomo—, se hará como vosotros decís, pero sólo el que tenga la copa en su poder será mi esclavo; el resto de vosotros quedará libre de todo cargo.

11 - En seguida cada uno de ellos bajó al suelo su bolsa y la abrió.

12 - El mayordomo revisó cada bolsa, comenzando con la del hermano mayor y terminando con la del menor. ¡Y encontró la copa en la bolsa de Benjamín!

13 - Al ver esto, los hermanos de José se rasgaron las vestiduras en señal de duelo y, luego de cargar sus asnos, volvieron a la ciudad.

14 - Todavía estaba José en su casa cuando llegaron Judá y sus hermanos. Entonces se postraron rostro en tierra,

15 - y José les dijo:—¿Qué manera de portarse es ésta? ¿Acaso no sabéis que un hombre como yo puede adivinar?

16 - —¡No sabemos qué decir a mi señor! —contestó Judá—. ¡No hay excusa que valga! ¿Cómo podemos demostrar nuestra inocencia? Dios ha puesto al descubierto la maldad de tus siervos. Aquí nos tiene mi señor: somos tus esclavos, nosotros y el que tení

17 - —¡Jamás podría yo actuar de ese modo! —respondió José—. Sólo será mi esclavo el que tenía la copa en su poder. En cuanto a vosotros, regresad tranquilos a la casa de vuestro padre.

18 - Entonces Judá se acercó a José para decirle:—Mi señor, no te enojes conmigo, pero te ruego que me permitas hablarte en privado. Para mí, tú eres tan importante como el faraón.

19 - Cuando mi señor nos preguntó si todavía teníamos un padre o algún otro hermano,

20 - nosotros contestamos a mi señor que teníamos un padre anciano, y un hermano que le nació a nuestro padre en su vejez. Nuestro padre quiere muchísimo a este último porque es el único que le queda de la misma madre, ya que el otro murió.

21 - Entonces mi señor nos obligó a traer a este hermano menor para conocerlo.

22 - Nosotros dijimos a mi señor que el joven no podía dejar a su padre porque, si lo hacía, seguramente su padre moriría.

23 - Pero mi señor insistió y nos advirtió que, si no traíamos a nuestro hermano menor, nunca más seríamos recibidos en su presencia.

24 - Entonces regresamos adonde vive mi padre, tu siervo, y le informamos de todo lo que mi señor nos había dicho.

25 - Tiempo después nuestro padre nos dijo: “Volved otra vez a comprar un poco de alimento.”

26 - Nosotros le contestamos: “No podemos ir si nuestro hermano menor no va con nosotros. No podremos presentarnos ante hombre tan importante, a menos que nuestro hermano menor nos acompañe.”

27 - Mi padre, tu siervo, respondió: “Vosotros sabéis que mi esposa me dio dos hijos.

28 - Uno desapareció de mi lado, y no he vuelto a verlo. Con toda seguridad fue despedazado por las fieras.

29 - Si también os lleváis a éste, y le pasa alguna desgracia, ¡vosotros tendréis la culpa de que este pobre viejo se muera de tristeza!”

30 - »Así que, si yo regreso a mi padre, tu siervo, y el joven, cuya vida está tan unida a la de mi padre, no regresa con nosotros,

31 - seguramente mi padre, al no verlo, morirá, y nosotros seremos los culpables de que nuestro padre se muera de tristeza.

32 - Este tu siervo quedó ante mi padre como responsable del joven. Le dije: “Si no te lo devuelvo, padre mío, seré culpable ante ti toda mi vida.”

33 - Por eso, permita mi señor que yo me quede como esclavo de mi señor en lugar de mi hermano menor, y que él regrese con sus hermanos.

34 - ¿Cómo podré volver junto a mi padre si mi hermano menor no está conmigo? ¡No soy capaz de ver la desgracia que le sobrevendrá a mi padre!