Marcos 14:6 - La Biblia Reina Valera 1862

Libro de Marcos
Capitulos:

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1 - Y ERA la páscua, y los dias de los panes sin levadura dos dias después; y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas como le prenderían por engaño, y le matarían.

2 - Mas decían: No en el día de la fiesta porque no se haga alboroto del pueblo.

3 - Y estando él en Betania en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer teniendo un vaso de alabastro de ungüento de nardo puro de mucho precio, y quebrando el alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.

4 - Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento?

5 - Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse a los pobres. Y bramaban contra ella.

6 - Mas Jesús dijo: Dejádla: ¿por qué la molestais? buena obra me ha hecho.

7 - Porque siempre tenéis los pobres con vosotros, y cuando quisiereis, les podéis hacer bien; mas a mí no siempre me tenéis.

8 - Esta, lo que pudo, hizo: se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.

9 - De cierto os digo, que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho esta, será dicho para memoria de ella.

10 - Entónces Júdas Iscariote, uno de los doce, fué a los príncipes de los sacerdotes, para entregársele.

11 - Y ellos oyéndolo se holgaron, y prometieron que le darían dineros. Y buscaba oportunidad como le entregaría.

12 - Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la páscua, sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte, para que comas la páscua?

13 - Y envía dos de sus discípulos, y les dice: Id a la ciudad, y os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua, seguídle;

14 - Y donde entrare, decíd al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer la páscua con mis discípulos?

15 - Y él os mostrará un gran cenadero aparejado, aderezad para nosotros allí.

16 - Y fueron sus discípulos, y vinieron a la ciudad, y hallaron como les había dicho, y aderezaron la páscua.

17 - Y llegada la tarde, vino con los doce.

18 - Y como se sentaron a la mesa, y comiesen, dice Jesús: De cierto os digo, que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.

19 - Entónces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle cada uno por sí: ¿Seré yo? y el otro: ¿Seré yo?

20 - Y él respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, que moja conmigo en el plato.

21 - A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito; mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera, si no hubiera nacido el tal hombre.

22 - Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo lo rompió, y les dió, y dijo: Tomád, coméd, éste es mi cuerpo.

23 - Y tomando la copa, habiendo dado gracias, les dió; y bebieron de ella todos.

24 - Y les dice: Esta es mi sangre del nuevo testamento, que por muchos es derramada.

25 - De cierto os digo, que no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día, cuando lo beberé nuevo en el reino de Dios.

26 - Y como hubieron cantado un himno, se salieron al monte de las Olivas.

27 - Jesús entónces les dice: Todos seréis escandalizados en mí esta noche, porque escrito está: Heriré al pastor, y serán dispersas las ovejas.

28 - Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.

29 - Entónces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, mas no yo.

30 - Y le dice Jesús: De cierto te digo, que tú, hoy, en esta misma noche, ántes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.

31 - Mas él con más vehemencia decía: Si me fuere menester morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.

32 - Y vienen al lugar que se llama Getsemaní, y dice a sus discípulos: Sentáos aquí, entre tanto que oro.

33 - Y toma consigo a Pedro, y a Santiago, y a Juan, y comenzó a atemorizarse, y a angustiarse en gran manera.

34 - Y les dice: Del todo está triste mi alma hasta la muerte: esperád aquí, y velád.

35 - Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró, que si fuese posible, pasase de él aquella hora;

36 - Y dijo: Abba, Padre, todas las cosas son a tí posibles; aparta de mi esta copa; empero no lo que yo quiero, sino lo que tú.

37 - Y vino, y los halló durmiendo; y dice a Pedro: ¿Simón, duermes? ¿No has podido velar una hora?

38 - Velád, y orád, para que no entréis en tentación: el espíritu a la verdad está presto, mas la carne enferma.

39 - Y volviéndose a ir, oró, y dijo las mismas palabras.

40 - Y vuelto, los halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban cargados, y no sabían que responderle.

41 - Y vino la tercera vez, y les dice: Dormíd ya, y descansád. Basta: la hora es venida: he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.

42 - Levantáos, vamos: he aquí, el que me entrega está cerca.

43 - Y luego, aun hablando él, vino Júdas, que era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y de los ancianos.

44 - Y el que le entregaba les había dado una señal, diciendo: Al que yo besare, aquel es: prendédle, y llevádle seguramente.

45 - Y como vino, se llegó luego a él, y le dice: Maestro, Maestro, y le besó.

46 - Entónces ellos echaron en él sus manos, y le prendieron.

47 - Y uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja.

48 - Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Cómo a ladrón, habéis salido con espadas y con palos a tomarme?

49 - Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me tomasteis. Mas es así para que se cumplan las Escrituras.

50 - Entónces dejándole todos sus discípulos huyeron.

51 - Empero un mancebo le seguía cubierto de una sábana sobre el cuerpo desnudo; y los mancebos le prendieron.

52 - Mas él, dejando la sábana, se huyó de ellos desnudo.

53 - Y trajeron a Jesús al sumo sacerdote; y se juntaron a él todos los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y los escribas.

54 - Pedro empero le siguió de léjos hasta dentro del palacio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los criados, y calentándose al fuego.

55 - Y los príncipes de los sacerdotes, y todo el concilio, buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; mas no hallaban.

56 - Porque muchos decían falso testimonio contra él; mas sus testimonios no concertaban.

57 - Entónces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:

58 - Nosotros le hemos oido decir: Yo derribaré este templo, que es hecho de manos, y en tres dias edificaré otro hecho sin manos.

59 - Mas ni aun así se concertaba el testimonio de ellos.

60 - El sumo sacerdote entónces, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes algo? ¿Qué atestiguan estos contra tí?

61 - Mas él callaba, y nada respondió. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dice: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?

62 - Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del hombre asentado a la diestra del poder de Dios, y que viene en las nubes del cielo.

63 - Entónces el sumo sacerdote, rompiendo sus vestidos, dijo: ¿Qué más tenemos necesidad de testigos?

64 - Oido habéis la blasfemia: ¿Qué os parece? Y ellos todos le condenaron ser culpado de muerte.

65 - Y algunos comenzaron a escupir en él, y a cubrir su rostro, y a darle bofetadas, y decirle: Profetiza. Y los criados le herían de bofetadas.

66 - Y estando Pedro en el palacio abajo, vino una de las criadas del sumo sacerdote;

67 - Y como vió a Pedro que se calentaba, mirándole, dice: Y tú con Jesús el Nazareno estabas.

68 - Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que te dices. Y se salió fuera a la entrada, y cantó el gallo.

69 - Y la criada viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es uno de ellos.

70 - Mas él negó otra vez. Y poco después otra vez los que estaban allí, dijeron a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu habla es semejante.

71 - Y él comenzó a echarse maldiciones y a jurar, diciendo: No conozco a ese hombre de que habláis.

72 - Y el gallo cantó la segunda vez; y Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Ántes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces; y comenzó a llorar.