Marcos 12:39 - La Biblia Reina Valera 1862

Libro de Marcos
Capitulos:

12345678910111213141516

1 - Y COMENZÓ a hablarles por parábolas: Plantó un hombre una viña, y la cercó con seto, y le hizo un foso, y edificó una torre, y la arrendó a labradores, y se partió léjos.

2 - Y envió un siervo a los labradores, al tiempo, para que tomase de los labradores del fruto de la viña:

3 - Mas ellos tomándole le hirieron, y le enviaron vacío.

4 - Y volvió a enviarles otro siervo; mas ellos apedreándole, le hirieron en la cabeza, y volvieron a enviarle afrentado.

5 - Y volvió a enviar otro, y a aquel mataron; y a otros muchos, hiriendo a unos y matando a otros.

6 - Teniendo, pues, aun un hijo suyo muy amado, le envió también a ellos el postrero, diciendo: Porque tendrán en reverencia a mi hijo.

7 - Mas aquellos labradores dijeron entre sí: éste es el heredero, veníd, matémosle, y la heredad será nuestra.

8 - Y prendiéndole, le mataron, y echaron fuera de la viña.

9 - ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros.

10 - ¿Ni aun esta Escritura habéis leido: La piedra que desecharon los que edificaban, esta es puesta por cabeza de la esquina:

11 - Por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos?

12 - Y procuraban prenderle; mas temían a la multitud, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; y dejándole se fueron.

13 - Y envían a él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le tomasen en alguna palabra.

14 - Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, ya sabemos que eres hombre de verdad; y no te cuidas de nadie; porque no miras a la apariencia de hombres, ántes con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no?

15 - ¿Daremos, o no daremos? Entónces él como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traédme un denario para que lo vea.

16 - Y ellos se lo trajeron; y les dice: ¿Cúya es esta imágen, y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César.

17 - Y respondiendo Jesús, les dijo: Pagád lo que es de César, a César; y lo que es de Dios, a Dios. Y se maravillaron de ello.

18 - Entónces vienen a él los Saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo:

19 - Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano de alguno muriese, y dejase mujer, y no dejase hijos, que su hermano tome su mujer, y despierte simiente a su hermano.

20 - Fueron, pues, siete hermanos; y el primero tomó mujer; y muriendo, no dejó simiente.

21 - Y la tomó el segundo, y murió; y ni aquel tampoco dejó simiente; y el tercero, de la misma manera.

22 - Y la tomaron los siete; y tampoco dejaron simiente: a la postre murió también la mujer.

23 - En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿mujer de cuál de ellos será? porque los siete la tuvieron por mujer.

24 - Entónces respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no sabéis las Escrituras, ni el poder de Dios?

25 - Porque cuando resucitarán de los muertos, no se casan, ni se dan en matrimonio; mas son como los ángeles que están en los cielos.

26 - Y de los muertos que hayan de resucitar, ¿no habéis leido en el libro de Moisés, como le habló Dios en el zarzal, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?

27 - No es Dios de muertos, sino Dios de vivos: así que vosotros erráis mucho.

28 - Y llegándose uno de los escribas, que los había oido disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el más principal mandamiento de todos?

29 - Y Jesús le respondió: El más principal mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor, uno es.

30 - Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todo tu entendimiento, y de todas tus fuerzas: éste es el más principal mandamiento.

31 - Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo, como a tí mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.

32 - Entónces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, porque uno es Dios, y no hay otro fuera de él;

33 - Y amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificios.

34 - Jesús entónces viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás léjos del reino de Dios. Y ninguno le osaba ya preguntar.

35 - Y respondiendo Jesús decía, enseñando en el templo: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?

36 - Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Asiéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus piés.

37 - Luego llamándole el mismo David Señor, ¿de dónde pues es su hijo? Y la grande multitud le oía de buena gana.

38 - Y les decía en su doctrina: Guardáos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas,

39 - Y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas:

40 - Que devoran las casas de las viudas, y ponen delante que hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.

41 - Y estando sentado Jesús delante del arca de las ofrendas, miraba como el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.

42 - Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas que es un maravedí.

43 - Entónces llamando a sus discípulos, les dice: De cierto os digo, que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;

44 - Porque todos ellos han echado de lo que les sobra; mas esta de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.