Lucas 18:2 - La Biblia Reina Valera 1862

Libro de Lucas
Capitulos:

123456789101112131415161718192021222324

1 - Y LES propuso también una parábola, para enseñar que es menester orar siempre, y no desalentarse,

2 - Diciendo: Había un juez en una ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre alguno.

3 - Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Házme justicia de mi adversario.

4 - Mas él no quiso por algún tiempo: empero después de esto, dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre;

5 - Todavía, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia; porque no venga siempre y al fin me muela.

6 - Y dijo el Señor: Oid lo que dice el juez injusto.

7 - ¿Y Dios no defenderá a sus escogidos que claman a él día y noche, aunque sea longánimo acerca de ellos?

8 - Os digo que los defenderá presto. Empero el Hijo del hombre, cuando viniere, ¿hallará fé en la tierra?

9 - Y dijo también a unos, que confiaban de sí como justos, y menospreciaban a los otros, esta parábola:

10 - Dos hombres subieron al templo a orar, el uno Fariseo, y el otro publicano.

11 - El Fariseo puesto en pié oraba consigo de esta manera: Dios, te hago gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros; ni aun como este publicano.

12 - Ayuno dos veces en la semana: doy diezmos de todo lo que poseo.

13 - Mas el publicano estando léjos, no quería, ni aun alzar los ojos al cielo; mas hería su pecho, diciendo: Dios, ten misericordia de mí, pecador.

14 - Os digo que éste descendió a su casa justificado más bien que el otro; porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.

15 - Y traían también a él niños para que les tocase, lo cual viéndolo sus discípulos, les reñían.

16 - Mas Jesús llamándolos, dijo: Dejád los niños venir a mí, y no los impidais; porque de tales es el reino de Dios.

17 - De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

18 - Y le preguntó un príncipe, diciendo: ¿Maestro bueno, qué haré para poseer la vida eterna?

19 - Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices, bueno? ninguno hay bueno, sino uno solo, Dios.

20 - Los mandamientos sabes: No matarás: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: Honra a tu padre, y a tu madre.

21 - Y él dijo: Todas estas cosas he guardado desde mi juventud.

22 - Y Jesús oido esto, le dijo: Aun una cosa te falta: todo lo que tienes, véndelo, y dálo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

23 - Entónces él, oidas estas cosas, se entristeció sobre manera, porque era muy rico.

24 - Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el reino de Dios, los que tienen riquezas!

25 - Porque más fácil cosa es entrar un camello por un ojo de una aguja, que un rico entrar en el reino de Dios.

26 - Y los que lo oían, dijeron: ¿Y quién podrá ser salvo?

27 - Y él les dijo: Lo que es imposible acerca de los hombres, posible es acerca de Dios.

28 - Entónces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido.

29 - Y él les dijo: De cierto os digo, que nadie hay que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios,

30 - Que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

31 - Y Jesús tomando aparte los doce, les dijo: He aquí, subimos a Jerusalem, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas del Hijo del hombre.

32 - Porque será entregado a los Gentiles, y será escarnecido, e injuriado, y escupido;

33 - Y después que le hubieren azotado, le matarán; mas al tercero día resucitará.

34 - Mas ellos nada de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta; y no entendían lo que se decía.

35 - Y aconteció, que acercándose él de Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando,

36 - El cual como oyó la multitud que pasaba, preguntaba qué era aquello.

37 - Y le dijeron: que Jesús Nazareno pasaba.

38 - Entónces dió voces, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí.

39 - Y los que iban delante, le reñían para que callase; empero él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí.

40 - Jesús entónces parándose, mandó traerle a sí. Y como él llegó, le preguntó,

41 - Diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que vea yo.

42 - Y Jesús le dijo: Vé: tu fé te ha hecho salvo.

43 - Y luego vió, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo como vió esto, dió alabanza a Dios.