Lucas 10:14 - La Biblia Reina Valera 1862

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - Y DESPUÉS de estas cosas, señaló el Señor aun otros setenta, a los cuales envió de dos en dos, delante de su faz a toda ciudad y lugar a donde él había de venir.

2 - Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto rogád al Señor de la mies que envie obreros a su mies.

3 - Andád, he aquí, yo os envio como a corderos en medio de lobos.

4 - No lleveis bolsa, ni alforja, ni zapatos; y a nadie saludeis en el camino.

5 - En cualquier casa donde entrareis, primeramente decíd: Paz sea a esta casa.

6 - Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.

7 - Y posád en aquella misma casa comiendo y bebiendo lo que os dieren; porque el obrero digno es de su salario. No os paseis de casa en casa.

8 - Y en cualquier ciudad donde entrareis, y os recibieren, coméd lo que os pusieren delante;

9 - Y sanád los enfermos que en ella hubiere, y decídles: Se ha allegado a vosotros el reino de Dios.

10 - Mas en cualquier ciudad donde entrareis, y no os recibieren, saliendo por sus calles, decíd:

11 - Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad sacudimos contra vosotros: esto empero sabéd que el reino de los cielos se ha allegado a vosotros.

12 - Y os digo, que Sodoma tendrá más remisión aquel día, que aquella ciudad.

13 - ¡Ay de tí, Corazín! ¡Ay de tí, Betsaida! que si en Tiro, y en Sidón se hubieran hecho las maravillas que han sido hechas en vosotras, ya dias ha, que sentados en cilicio y ceniza, se hubieran arrepentido:

14 - Por tanto Tiro y Sidón tendrán más remisión que vosotras en el juicio.

15 - Y tú, Capernaum, que hasta los cielos estás levantada, hasta los infiernos serás abajada.

16 - El que a vosotros oye, a mí oye; y el que a vosotros desecha, a mí desecha; y el que a mí desecha, desecha al que me envió.

17 - Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan por tu nombre.

18 - Y les dijo: Yo veía a Satanás, como un rayo, que caía del cielo.

19 - He aquí, yo os doy potestad de hollar sobre las serpientes, y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo; y nada os dañará:

20 - Empero no os regocijeis de esto, de que los espíritus se os sujeten; mas ántes regocijáos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

21 - En aquella misma hora Jesús se alegró en espíritu, y dijo: Alábote, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños: así Padre, porque así te agradó.

22 - Todas las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie sabe quien sea el Hijo, sino el Padre; ni quien sea el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo le quisiere revelar.

23 - Y vuelto particularmente a sus discípulos, dijo: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis;

24 - Porque os digo, que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oir lo que oís, y no lo oyeron.

25 - Y he aquí, que un doctor de la ley se levantó tentándole, y diciendo: Maestro, ¿haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?

26 - Y él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

27 - Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo, como a tí mismo.

28 - Y le dijo: Bien has respondido: haz esto, y vivirás.

29 - Mas él, queriéndose justificar a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

30 - Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalem a Jericó, y cayó entre ladrones; los cuales le despojaron, e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

31 - Y aconteció, que descendió un sacerdote por el mismo camino; y viéndole, se pasó del un lado.

32 - Y asimismo un Levita, llegando cerca de aquel lugar, y mirándole, se pasó del un lado.

33 - Y un Samaritano, que iba su camino, viniendo cerca de él, y viéndole, fué movido a misericordia;

34 - Y llegándose, le vendó las heridas, echándole en ellas aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó al mesón, y cuidó de él.

35 - Y al otro día partiéndose, sacó dos denarios y los dió al mesonero, y le dijo: Cuida de él; y todo lo que de más gastares, yo cuando vuelva, te lo pagaré.

36 - ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fué el prójimo de aquel que cayó entre ladrones?

37 - Y él dijo: El que usó de misericordia con él. Entónces Jesús le dijo: Vé, y haz tu lo mismo.

38 - Y aconteció, que yendo, entró él en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.

39 - Y esta tenía una hermana, que se llamaba María, la cual sentándose a los piés de Jesús oía su palabra.

40 - Marta empero se distraía en muchos servicios; y sobreviniendo, dijo: Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Díle, pues, que me ayude.

41 - Respondiendo Jesús entónces, le dijo: Marta, Marta, cuidadosa estás, y con las muchas cosas estás turbada:

42 - Empero una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.