Daniel 9:4 - La Biblia Reina Valera 1862

Libro de Daniel
Capitulos:

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1 - EN el año primero de Darío, hijo de Asuero, de la nación de los Medos, el cual fué puesto por rey sobre el reino de los Caldeos:

2 - En el año primero de su reino, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años del cual habló Jehová al profeta Jeremías, que había de fenecer la asolación de Jerusalem en setenta años.

3 - Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración, y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza.

4 - Y oré a Jehová mi Dios, y confesé, y dije: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el concierto y la misericordia con los que te aman, y guardan tus mandamientos.

5 - Hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos, y de tus juicios.

6 - No hemos obedecido a tus siervos los profetas que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, y a nuestros príncipes, a nuestros padres, y a todo el pueblo de la tierra.

7 - Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como el día de hoy es a todo hombre de Judá, y a los moradores de Jerusalem, y a todo Israel, a los de cerca, y a los de léjos, en todas las tierras donde los has echado, a causa de su rebelión con que rebelaron contra tí.

8 - O! Jehová, nuestra es la confusión de rostro: de nuestros reyes, de nuestros príncipes, y de nuestros padres, porque pecámos a tí.

9 - De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia, y el perdonar, aunque nosotros nos rebelamos contra él.

10 - Y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios para andar por sus leyes, las cuales él dió delante de nosotros por mano de sus siervos los profetas.

11 - Y todo Israel traspasó tu ley, apartándose por no oir tu voz: por lo cual la maldición y la jura que está escrita en la ley de Moisés, siervo de Dios, ha destilado sobre nosotros, porque pecamos contra él.

12 - Y él afirmó su palabra que habló sobre nosotros, y sobre nuestros jueces, que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal: que nunca fué hecho debajo del cielo, cual el que fué hecho en Jerusalem.

13 - Como está escrito en la ley de Moisés, todo aquel mal vino sobre nosotros: y nunca rogámos a la faz de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades, y entender tu verdad.

14 - Y apresuróse Jehová sobre el castigo, y trájolo sobre nosotros; porque es justo Jehová nuestro Dios en todas sus obras que hizo, porque no obedecimos a su voz.

15 - Ahora pues Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y ganaste para tí nombre como este día, pecamos, impíamente hemos hecho.

16 - O! Señor, según todas tus justicias, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalem, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalem y tu pueblo es dado en vergüenza a todos nuestros al derredores.

17 - Ahora pues Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por el Señor.

18 - Inclina, o! Dios mío, tu oido, y oye: abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad, sobre la cual es llamado tu nombre; porque no confiados en nuestras justicias derramamos nuestros ruegos delante de tu presencia, mas en tus muchas misericordias.

19 - Oye, Señor: Perdona, Señor: Está atento, Señor, y haz: no pongas dilación por tí mismo, Dios mío; porque tu nombres es llamado sobre tu ciudad, y sobre tu pueblo.

20 - Aun estaba hablando, y orando, y confesaba mi pecado, y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios, por el monte santo de mi Dios:

21 - Aun estaba hablando en oración, y aquel varón Gabriel, al cual había visto en visión al principio, volando con vuelo me tocó, como a la hora del sacrificio de la tarde.

22 - E hízome entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido, para hacerte entender la declaración.

23 - Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende pues la palabra, y entiende la visión.

24 - Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo, y sobre tu santa ciudad, para fenecer la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad, y para traer la justicia de los siglos, y para sellar la visión y la profecía, y ungir la santidad de santidades.

25 - Sepas pues, y entiendas, que desde la salida de la palabra para hacer volver el pueblo, y edificar a Jerusalem, hasta el Mesías Príncipe habrá siete semanas, sesenta y dos semanas; entre tanto se tornará a edificar la plaza, y el muro en tiempos angustiosos.

26 - Y después de las sesenta y dos semanas el Mesías será muerto, y no por sí; y el pueblo príncipe viniendo destruirá la ciudad, y el santuario, cuyo fin será como con avenida de aguas: hasta que al fin de la guerra sea talada con asolamiento.

27 - Y en otra semana confirmará el concierto a muchos: a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio, y el presente; y a causa del ala de las abominaciones vendrá asolamiento, hasta que perfecto acabamiento se derrame sobre el pueblo asolado.