Lucas 8:21 - Nueva Versión Internacional (1999)

Libro de Lucas
Capitulos:

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1 - par{qcfs28 Parábola del sembrador par} {qc 8:4-15emdash Mt 13:2-23; Mr 4:1-20par} Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas nuevas del reino de Dios. Lo acompañaban los doce,

2 - y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían salido siete demonios;

3 - Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos.

4 - De cada pueblo salía gente para ver a Jesús, y cuando se reunió una gran multitud, él les contó esta parábola:

5 - Ún sembrador salió a sembrar. Al esparcir la semilla, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada, y los pájaros se la comieron.

6 - Otra parte cayó sobre las piedras y, cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad.

7 - Otra parte cayó entre espinos que, al crecer junto con la semilla, la ahogaron.

8 - Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga.

9 - Sus discípulos le preguntaron cuál era el significado de esta parábola.

10 - A ustedes se les ha concedido que conozcan los secretos del reino de Dios emdash les contestóemdash ; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para que ldblquote aunque miren, no vean; aunque oigan, no entiendan dblquote .{cf2super [r]}

11 - Éste es el significado de la parábola: La semilla es la palabra de Dios.

12 - Los que están junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón, no sea que crean y se salven.

13 - Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Éstos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba.

14 - La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran.

15 - Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y como perseveran, producen una buena cosecha.

16 - par{qcfs28 Una lámpara en una repisa par} Nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz.

17 - No hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada oculto que no llegue a conocerse públicamente.

18 - Por lo tanto, pongan mucha atención. Al que tiene, se le dará más; al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.

19 - par{qcfs28 La madre y los hermanos de Jesús par} {qc 8:19-21emdash Mt 12:46-50; Mr 3:31-35par} La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero como había mucha gente, no lograban acercársele.

20 - emdash Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte emdash le avisaron.

21 - Pero él les contestó: emdash Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.

22 - par{qcfs28 Jesús calma la tormenta par} {qc 8:22-25emdash Mt 8:23-27; Mr 4:36-41par} Un día subió Jesús con sus discípulos a una barca. emdash Crucemos al otro lado del lago emdash les dijo. Así que partieron,

23 - y mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro.

24 - Los discípulos fueron a despertarlo. emdash¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! emdash gritaron. Él se levantó y reprendió al viento y a las olas; la tormenta se apaciguó y todo quedó tranquilo.

25 - emdash¿Dónde está la fe de ustedes? emdash les dijo a sus discípulos. Con temor y asombro ellos se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?

26 - par{qcfs28 Liberación de un endemoniado par} {qc 8:26-37emdash Mt 8:28-34par} {qc 8:26-39emdash Mr 5:1-20par} Navegaron hasta la región de los gerasenos,{cf2super [s]} que está al otro lado del lago, frente a Galilea.

27 - Al desembarcar Jesús, un endemoniado que venía del pueblo le salió al encuentro. Hacía mucho tiempo que este hombre no se vestía; tampoco vivía en una casa sino en los sepulcros.

28 - Cuando vio a Jesús, dio un grito y se arrojó a sus pies. Entonces exclamó con fuerza: emdash¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes!

29 - Es que Jesús le había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre. Se había apoderado de él muchas veces y, aunque le sujetaban los pies y las manos con cadenas y lo mantenían bajo custodia, rompía las cadenas y el demonio lo arrastraba a lugares solitarios.

30 - emdash¿Cómo te llamas? emdash le preguntó Jesús. emdash Legión emdash respondió, ya que habían entrado en él muchos demonios.

31 - Y éstos le suplicaban a Jesús que no los mandara al abismo.

32 - Como había una manada grande de cerdos paciendo en la colina, le rogaron a Jesús que los dejara entrar en ellos. Así que él les dio permiso.

33 - Y cuando los demonios salieron del hombre, entraron en los cerdos, y la manada se precipitó al lago por el despeñadero y se ahogó.

34 - Al ver lo sucedido, los que cuidaban los cerdos huyeron y dieron la noticia en el pueblo y por los campos,

35 - y la gente salió a ver lo que había pasado. Llegaron adonde estaba Jesús y encontraron, sentado a sus pies, al hombre de quien habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.

36 - Los que habían presenciado estas cosas le contaron a la gente cómo el endemoniado había sido sanado.

37 - Entonces toda la gente de la región de los gerasenos le pidió a Jesús que se fuera de allí, porque les había entrado mucho miedo. Así que él subió a la barca para irse.

38 - Ahora bien, el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiera acompañarlo, pero Jesús lo despidió y le dijo:

39 - emdash Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él.

40 - par{qcfs28 Una niña muerta y una mujer enferma par} {qc 8:40-56emdash Mt 9:18-26; Mr 5:22-43par} Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo.

41 - En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era un jefe de la sinagoga. Arrojándose a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a su casa,

42 - porque su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo. Jesús se puso en camino y las multitudes lo apretujaban.

43 - Había entre la gente una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias,{cf2super [t]} sin que nadie pudiera sanarla.

44 - Ella se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia.

45 - emdash¿Quién me ha tocado? emdash preguntó Jesús. Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo: emdash Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.

46 - emdash No, alguien me ha tocado emdash replicó Jesúsemdash ; yo sé que de mí ha salido poder.

47 - La mujer, al ver que no podía pasar inadvertida, se acercó temblando y se arrojó a sus pies. En presencia de toda la gente, contó por qué lo había tocado y cómo había sido sanada al instante.

48 - emdash Hija, tu fe te ha sanado emdash le dijo Jesúsemdash . Vete en paz.

49 - Todavía estaba hablando Jesús, cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle: emdash Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.

50 - Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: emdash No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada.

51 - Cuando llegó a la casa de Jairo, no dejó que nadie entrara con él, excepto Pedro, Juan y Jacobo, y el padre y la madre de la niña.

52 - Todos estaban llorando, muy afligidos por ella. emdash Dejen de llorar emdash les dijo Jesúsemdash . No está muerta sino dormida.

53 - Entonces ellos empezaron a burlarse de él porque sabían que estaba muerta.

54 - Pero él la tomó de la mano y le dijo: emdash¡Niña, levántate!

55 - Recobró la vida{cf2super [u]} y al instante se levantó. Jesús mandó darle de comer.

56 - Los padres se quedaron atónitos, pero él les advirtió que no contaran a nadie lo que había sucedido.