Hebreos 10:20 - La Biblia Versión Internacional (1984)

Libro de Hebreos
Capitulos:

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1 - La ley es sólo una sombra de los bienes venideros, y no la presencia* misma de estas realidades. Por eso nunca puede, mediante los mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, hacer perfectos a los que adoran.

2 - De otra manera, ¿no habrían dejado ya de hacerse sacrificios? Pues los que rinden culto, purificados de una vez por todas, ya no se habrían sentido culpables de pecado.

3 - Pero esos sacrificios son un recordatorio anual de los pecados,

4 - ya que es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.

5 - Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: "A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo;

6 - holocaustos y expiaciones no fueron de tu agrado.

7 - Por eso dije: Áquí me tienes', como está escrito de mí en el libro: 'He venido, oh Dios, a hacer tu voluntad.' "*

8 - Primero dijo: "Sacrificios y ofrendas, holocaustos y expiaciones no te complacen ni fueron de tu agrado" (a pesar de que la ley exigía que se ofrecieran).

9 - Luego añadió: "Aquí me tienes: He venido a hacer tu voluntad." Así quitó lo primero para establecer lo segundo.

10 - Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.

11 - Todo sacerdote celebra el culto día tras día ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.

12 - Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios,

13 - en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.

14 - Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.

15 - También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello. Primero dice:

16 - "Éste es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente."*

17 - Después añade: "Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades."*

18 - Y cuando éstos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado.

19 - Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo,

20 - por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo;

21 - y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios.

22 - Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.

23 - Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.

24 - Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.

25 - No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.

26 - Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados.

27 - Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios.

28 - Cualquiera que rechazaba la ley de Moisés moría irremediablemente por el testimonio de dos o tres testigos.

29 - ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado, y que ha insultado al Espíritu de la gracia?

30 - Pues conocemos al que dijo: "Mía es la venganza; yo pagaré";* y también: "El Señor juzgará a su pueblo."*

31 - ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo!

32 - Recuerden aquellos días pasados cuando ustedes, después de haber sido iluminados, sostuvieron una dura lucha y soportaron mucho sufrimiento.

33 - Unas veces se vieron expuestos públicamente al insulto y a la persecución; otras veces se solidarizaron con los que eran tratados de igual manera.

34 - También se compadecieron de los encarcelados, y cuando a ustedes les confiscaron sus bienes, lo aceptaron con alegría, conscientes de que tenían un patrimonio mejor y más permanente.

35 - Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada.

36 - Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.

37 - Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará.

38 - Pero mi justo* vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado."*

39 - Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.