Jeremias 13:5 - La Nueva Reina Valera 2000 (Adventista)

Libro de Jeremias
Capitulos:

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1 - Así me dijo el SEÑOR: Ve, y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo meterás en agua.

2 - Y compré el cinto conforme a la palabra del SEÑOR, y lo puse sobre mis lomos.

3 - Y vino a mí segunda vez palabra del SEÑOR, diciendo:

4 - Toma el cinto que compraste, que [está] sobre tus lomos, y levántate, y ve al Eufrates, y escóndelo allá en una caverna de una peña.

5 - Y fui, y lo escondí en el Eufrates, como el SEÑOR me mandó.

6 - Y sucedió que al cabo de muchos días me dijo el SEÑOR: Levántate, y ve al Eufrates, y toma de allí el cinto que te mandé escondieses allá.

7 - Entonces fui al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.

8 - Y vino palabra del SEÑOR a mí, diciendo:

9 - Así dijo el SEÑOR: Así haré podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén,

10 - A este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y se fue en pos de dioses ajenos para servirles, y para encorvarse a ellos; y vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno.

11 - Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la Casa de Israel y toda la Casa de Judá, dice el SEÑOR, para que me fuesen por pueblo y por fama, y por alabanza y por honra; pero no escucharon.

12 - Les dirás, pues, esta palabra: Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Se llenará de vino todo odre. Y ellos te dirán: ¿Por ventura no sabemos que todo odre se llenará de vino?

13 - Entonces les has de decir: Así dijo el SEÑOR: He aquí que yo lleno de embriaguez [a] todos los moradores de esta tierra, y [a] los reyes que están sentados por David sobre su trono, y [a] los sacerdotes y los profetas, y todos [a] los moradores de Jerusalén;

14 - y los quebrantaré el uno con el otro, los padres con los hijos juntamente, dice el SEÑOR: no perdonaré, ni tendré piedad, ni misericordia para no destruirlos.

15 - Escuchad y oíd; no os elevéis, porque el SEÑOR habló.

16 - Dad gloria al SEÑOR Dios vuestro, antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la torne [en] sombra de muerte y tinieblas.

17 - Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de [vuestra] soberbia; y llorando amargamente, se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño del SEÑOR fue cautivo.

18 - Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos [en tierra]; porque la corona de vuestra gloria bajó de vuestras cabezas.

19 - Las ciudades del Mediodía fueron cerradas, y no hubo quien las abriese; toda Judá fue transportada, transportada fue toda ella.

20 - Alzad vuestros ojos, y ved los que vienen del aquilón; ¿dónde está el rebaño que te fue dado, el ganado de tu hermosura?

21 - ¿Qué dirás cuando te visitará? Porque tú les enseñaste [a ser] príncipes y cabeza sobre ti. ¿No te tomarán dolores como a mujer que está de parto?

22 - Cuando dijeres en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto? Por la enormidad de tu maldad fueron descubiertas tus faldas, fueron desnudos tus calcañares.

23 - ¿Por ventura mudará el negro su pellejo, y el leopardo sus manchas? [Así] tampoco, podréis vosotros hacer bien, [estando] enseñados a hacer mal.

24 - Por tanto, [yo] los esparciré, como tamo que pasa, al viento del desierto.

25 - Esta [será] tu suerte, la porción de tus medidas de parte mía, dijo el SEÑOR; porque te olvidaste de mí, y confiaste en [la] mentira.

26 - Yo, también, descubrí tus faldas delante de tu cara, y tu vergüenza se manifestó.

27 - Tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el mismo campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás limpia al fin? ¿Hasta cuándo pues?