Exodo 4:18 - La Nueva Reina Valera 2000 (Adventista)

Libro de Exodo
Capitulos:

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1 - Entonces Moisés respondió, y dijo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No se te ha aparecido el SEÑOR.

2 - Y el SEÑOR le dijo: ¿Qué [es] eso [que tienes] en tu mano? Y él respondió: [Una] vara.

3 - Y él le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se tornó una culebra; y Moisés huía de ella.

4 - Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se tornó vara en su mano.

5 - Por esto creerán que se te ha aparecido el SEÑOR Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob.

6 - Y le dijo además el SEÑOR: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano [estaba] leprosa como la nieve.

7 - Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno; y él volvió a meter su mano en su seno; y volviéndola a sacar del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne.

8 - Si aconteciere, que no te creyeren, ni oyeren la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera.

9 - Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río, y las derramarás en tierra; y se volverán aquellas aguas que tomarás del río, se volverán sangre en la tierra.

10 - Entonces dijo Moisés al SEÑOR: ¡Ruego Señor! [Yo] no soy hombre de palabras de ayer ni de anteayer, ni aun desde que tú hablas a tu siervo; porque soy pesado de boca y pesado de lengua.

11 - Y el SEÑOR le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No [soy] yo el SEÑOR?

12 - Ahora pues, ve, que yo seré en tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.

13 - Y él dijo: ¡Ruego Señor! Envía por mano [del que] has de enviar.

14 - Entonces el SEÑOR se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco [yo] a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y aun he aquí que él te saldrá a recibir, y viéndote, se alegrará de su corazón.

15 - Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo seré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.

16 - Y él hablará por ti al pueblo; y él te será por boca, y tú serás a él por Dios.

17 - Y tomarás esta vara en tu mano, con la cual harás las señales.

18 - Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que [están] en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.

19 - Dijo también el SEÑOR a Moisés en Madián: Ve, y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte.

20 - Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre [un] asno, y volvió a tierra de Egipto; tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.

21 - Y dijo el SEÑOR a Moisés: Cuando hubiereis vuelto a Egipto, mira que hagas delante del Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.

22 - Y dirás al Faraón: El SEÑOR ha dicho así: Israel [es] mi hijo, mi primogénito.

23 - Y [yo] te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; [por tanto], he aquí yo mato a tu hijo, tu primogénito.

24 - Y aconteció en el camino, que en una posada lo encontró el SEÑOR, y quiso matarlo.

25 - Entonces Séfora arrebató un pedernal, y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: Porque tú me eres esposo de sangre.

26 - Entonces se apartó de él. Y ella [le] dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión.

27 - Y el SEÑOR dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó.

28 - Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras del SEÑOR que le enviaba, y todas las señales que le había dado.

29 - Y fueron Moisés y Aarón, y juntaron todos los ancianos de los hijos de Israel.

30 - Y habló Aarón todas las palabras que el SEÑOR había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo.

31 - Y el pueblo creyó; y oyendo que el SEÑOR había visitado los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron.