Daniel 4:25 - La Nueva Reina Valera 2000 (Adventista)

Libro de Daniel
Capitulos:

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1 - Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones, y lenguas, que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada:

2 - Las señales y milagros que el alto Dios ha hecho conmigo, conviene que [yo] las publique.

3 - ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su Reino, Reino sempiterno, y su señorío hasta generación y generación.

4 - Yo Nabucodonosor estaba quieto en mi casa, y floreciente en mi palacio.

5 - Vi un sueño que me espantó, y las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron en mi cama.

6 - Por lo cual yo puse mandamiento para hacer venir delante de mí todos los sabios de Babilonia, que me mostrasen la declaración del sueño.

7 - Y vinieron magos, astrólogos, caldeos, y adivinos; y dije el sueño delante de ellos, mas nunca me mostraron su declaración;

8 - hasta tanto que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltasar, que cuando lo nombro me parece que nombro a mi dios, y en el cual hay espíritu de los ángeles santos [de Dios], y dije el sueño delante de él, diciendo:

9 - Beltasar, príncipe de los sabios, [ya que] he entendido que hay en ti espíritu de los ángeles santos [de Dios], y que ningún misterio se te esconde, dime las visiones de mi sueño que he visto, y su declaración.

10 - Las visiones de mi cabeza en mi cama [eran]: Me parecía que veía un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande.

11 - Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra.

12 - Su copa [era] hermosa, y su fruto en abundancia, y para todos [había] en él mantenimiento. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y toda carne se mantenía de él.

13 - Veía en las visiones de mi cabeza en mi cama, y he aquí que un centinela y santo descendía del cielo.

14 - Y clamaba fuertemente y decía así: Cortad el árbol, y desmochad sus ramas, derribad su copa, y derramad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas.

15 - Mas el tronco de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce [quede atado] en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias en la hierba de la tierra.

16 - Su corazón sea mudado de corazón de hombre, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.

17 - Por sentencia de los centinelas [se acuerda] el negocio, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo se enseñorea del reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.

18 - Yo el rey Nabucodonosor vi este sueño. Tú pues, Beltasar, dirás la declaración de él, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque hay en ti espíritu de los ángeles santos [de Dios].

19 - Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltasar, estuvo callando casi una hora, y sus pensamientos lo espantaban. El rey [entonces] habló, y dijo: Beltasar, el sueño ni su declaración te espanten. Respondió Beltasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su declaración para los que mal te quieren.

20 - El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y su vista por toda la tierra;

21 - y cuya copa [era] hermosa, y su fruto en abundancia, y que para todos [había] mantenimiento en él; debajo del cual moraban las bestias del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo,

22 - tú mismo [eres], oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la tierra.

23 - Y en cuanto a lo que vio el rey, un centinela y santo que descendía del cielo, y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas el tronco de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce [quede atado] en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos:

24 - Esta es la declaración, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre el rey mi señor:

25 - que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo se enseñorea del reino de los hombres, y que a quien él quisiere lo dará.

26 - Y lo que dijeron, que dejasen en la tierra el tronco de las raíces del mismo árbol; tu reino se te quedará firme, para que entiendas que el señorío [es] en los cielos.

27 - Por tanto, oh rey, aprueba mi consejo, y redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades con misericordias de los pobres: he aquí la medicina de tu pecado.

28 - Todo vino sobre el rey Nabucodonosor.

29 - Al cabo de doce meses, andándose paseando sobre el palacio del reino de Babilonia,

30 - habló el rey, y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi fortaleza, y para gloria de mi grandeza?

31 - Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando cae una voz del cielo: A ti dicen, rey Nabucodonosor; El reino es traspasado de ti;

32 - y de entre los hombres te echan, y con las bestias del campo [será] tu morada, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo se enseñorea en el reino de los hombres, y a quien él quisiere lo dará.

33 - En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como de águila, y sus uñas como de aves.

34 - Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fue vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío [es] sempiterno, y su Reino por todas las edades.

35 - Y todos los moradores de la tierra por nada son contados; y en el ejército del cielo, y en los moradores de la tierra, hace según su voluntad: ni hay quien estorbe con su mano, y le diga: ¿Qué haces?

36 - En el mismo tiempo mi sentido me fue vuelto, y [torné] a la majestad de mi reino; mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis grandes me buscaron; y fui restituido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.

37 - Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, y sus caminos juicio; y a los que andan con soberbia, puede humillar.