Salmos 104:10 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de Salmos
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1 - ¡Alaba, alma mía, al Eterno! ¡Oh Señor, Dios mío, cuán grande eres! Te has vestido de esplendor y majestad.*

2 - Te cubres de luz como de un vestido, extiendes el cielo como una tienda,

3 - estableces sus aposentos entre las aguas, pones las nubes por carroza, y andas sobre las alas del viento.

4 - Haces a tus ángeles espíritus, y a tus ministros llamas de fuego.

5 - Fundaste la tierra sobre su base, jamás será removida.

6 - Con el océano como vestido la cubriste,* sobre los montes persistieron las aguas.

7 - A tu reprensión huyeron, al sonido de tu trueno se apresuraron.

8 - Subieron los montes, descendieron los valles, al lugar que les asignaste.

9 - Les pusiste un límite que no pasarán, ni volverán a cubrir la tierra.

10 - Tú conviertes las fuentes de agua en ríos, que entre los montes se deslizan.

11 - Allí abrevan las bestias del campo, mitigan su sed los asnos monteses.

12 - A sus orillas habitan las aves del cielo, que cantan entre las ramas.

13 - Tú riegas los montes desde sus aposentos, del fruto de tus obras se sacia la tierra.

14 - Haces producir hierba para las bestias, y las plantas para el uso del hombre, para que saque su pan de la tierra.

15 - Saca el pan que sustenta la vida del hombre, el vino que alegra su corazón, y el aceite que hace brillar el rostro.

16 - Se llenan de savia los árboles del Eterno, los cedros del Líbano que él plantó.

17 - Allí anidan las aves, en los enebros vive la cigüeña.

18 - Los riscos para las cabras monteses, las peñas cobijan a los tejones.*

19 - Hiciste la luna para marcar el tiempo; el sol conoce su ocaso.*

20 - Envías las tinieblas y cae la noche, entonces corretean las bestias de la selva.

21 - Los leoncillos rugen tras la presa, para buscar de Dios su comida.

22 - Sale el sol, se retiran, y se echan en sus cuevas.

23 - Sale el hombre a su labor, a su labranza hasta la tarde.

24 - ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Eterno!* Las hiciste todas con sabiduría. La tierra está llena de tus criaturas.

25 - Ahí está el vasto e inmenso mar, donde se mueven seres sin número, animales pequeños y grandes.

26 - Allí andan las naves, allí el leviatán que hiciste para que jugase en él.

27 - Todos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo.

28 - Les das, y ellos la toman, abres tu mano, se sacian de bien.

29 - Si escondes tu rostro, se turban. Si les quitas el aliento, dejan de ser, y vuelven al polvo.*

30 - Envías tu aliento y se crean, y renuevas la faz de la tierra.

31 - ¡Sea la gloria del Eterno para siempre!* ¡Alégrese el Señor en sus obras!

32 - El mira la tierra y ella tiembla; toca los montes y humean.

33 - Al Señor cantaré en toda mi vida, a mi Dios salmearé mientras viva.

34 - Que mi meditación le sea agradable. En el Eterno me alegraré.

35 - Los pecadores sean consumidos de la tierra,* y los impíos dejen de existir. ¡Alaba, alma mía, al Eterno! ¡Alabad al Señor!