Proverbios 27 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de Proverbios
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1 - No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué traerá el mañana.*

2 - Alábete el extraño, y no tu boca; el ajeno, y no tus labios.*

3 - Pesadas son la piedra y la arena, pero la ira del necio pesa más.

4 - Cruel es la ira e impetuoso el furor, pero, ¿quién parará ante la envidia?*

5 - Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto.*

6 - Fieles son las heridas del que ama, importunos los besos del que aborrece.

7 - El hombre saciado desprecia la miel, pero al hambriento hasta lo amargo es dulce.

8 - Como ave que se va de su nido, es el hombre que se va de su lugar.

9 - El perfume y el incienso alegran el corazón, y el hombre encuentra dulzura en el cordial consejo del amigo.

10 - No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre, ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu aflicción. Más vale vecino cercano que hermano lejano.

11 - Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me agravie.

12 - El avisado ve el mal, y lo evita; los simples pasan, y llevan el daño.

13 - Quítale su ropa al que salió fiador del extraño, y tómale prenda al que fía a una extranjera.

14 - El que de madrugada bendice a su vecino en alta voz, se le contará por maldición.

15 - Gotera continua en tiempo de lluvia* y mujer rencillosa, son semejantes;

16 - pretender contenerla es como querer refrenar el viento, o sujetar el aceite en la mano.

17 - Hierro con hierro se afila, y el hombre aguza el carácter de su amigo.

18 - El que cuida la higuera, comerá su fruto;* el que cuida a su señor, será honrado.

19 - Como el agua refleja el rostro, así el corazón (la mente) del hombre refleja al hombre.

20 - El sepulcro y la perdición nunca se hartan, ni la codicia del hombre se satisface jamás.

21 - El crisol prueba la plata y el oro, y al hombre lo prueban las alabanzas.*

22 - Aunque majes al necio como se maja el trigo en un mortero, no le quitarás su necedad.

23 - Considera atentamente el estado de tus ovejas, cuida tus rebaños;

24 - Porque la riqueza no dura para siempre,* ni la corona por todas las generaciones.

25 - Cuando salga la grama aparezca la hierba* y se sieguen las hierbas de los montes,

26 - entonces los corderos te darán para tus vestidos, los cabritos para el precio del campo,

27 - y la abundancia de leche de las cabras para tu sustento, el sustento de tu casa y de tus criadas.