Lamentaciones 4:13 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de Lamentaciones
Capitulos:

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1 - ¡Cómo se oscureció el oro! ¡Cómo el buen oro perdió su brillo! Las piedras del Santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.

2 - Los hijos de Sión, preciados y estimados más que el oro puro, ¡cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de alfarero!*

3 - Aun los chacales dan de mamar a sus cachorros. Pero mi pueblo es cruel, como los avestruces del desierto.*

4 - La lengua del niño de pecho, de sed se pegó a su paladar. Los pequeños pidieron pan, y no hubo quien se lo diera.

5 - Los que comían manjares deliciosos desfallecieron en las calles. Los que se criaron entre púrpura abrazaron los estercoleros.

6 - La iniquidad de mi pueblo es mayor que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un momento, sin que ninguna mano le ayudara.

7 - Sus príncipes eran más claros que la nieve, más blancos que la leche. Más sonrosado era su cuerpo que el coral, más bellos que el zafiro.

8 - Pero ahora se han oscurecido más que el hollín, no se los reconoce por las calles. Su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo.

9 - Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos de hambre. Porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.

10 - Las manos de las mujeres tiernas cocinaron a sus propios hijos, fueron su comida cuando mi pueblo fue destruido.

11 - El Eterno desahogó su enojo, derramó el ardor de su ira, encendió fuego en Sión, que consumió hasta su cimiento.

12 - Nunca los reyes de la tierra, ni los que habitan en el mundo, creyeron que el enemigo, el adversario entraría por las puertas de Jerusalén.

13 - Fue por los pecados de sus profetas, por la maldad de sus sacerdotes, que derramaron en ella la sangre de los justos.

14 - Titubearon como ciegos en las calles, contaminados estaban de sangre, de modo que no pudiesen tocar sus vestiduras.

15 - "¡Apartaos, impuros! —les gritaban—. ¡Apartaos, apartaos, no nos toquéis!"* Cuando huyeron y fueron dispersos, dijeron entre las naciones: "Nunca más vivirán aquí".

16 - El Eterno mismo los dispersó, no los cuidará más. Los sacerdotes no son honrados, ni los ancianos son favorecidos.

17 - Hasta nuestros ojos han desfallecido, esperando en vano el socorro. En nuestra esperanza aguardamos a una nación incapaz de salvar.

18 - Acechaban nuestros pasos, para que no anduviésemos por nuestras calles. Se acercó nuestro fin, se cumplieron nuestros días. Vino nuestro fin.

19 - Ligeros fueron nuestros perseguidores más que las águilas del cielo. Sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos pusieron emboscadas.

20 - El aliento de nuestra vida, el ungido del Eterno, de quien habíamos dicho: "A su sombra tendremos vida entre las naciones", fue preso en sus lazos.

21 - Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz. Aun hasta ti llegará la copa, te embriagarás, y vomitarás.

22 - Ha terminado tu castigo, hija de Sión. El Señor no volverá a desterrarte. Pero castigará tu iniquidad, hija de Edom, descubrirá tus pecados.