Jeremias 4:15 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de Jeremias
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1 - Dice el Eterno: "Si te has de volver, oh Israel, vuélvete a mí. Si quitas de delante de mí tus abominables ídolos, y no andas de acá para allá,

2 - "y con verdad, juicio y justicia juras, diciendo: 'Vive el Eterno', entonces las naciones serán benditas en el Señor, y en él se gloriarán".

3 - Así dice el Eterno a los hombres de Judá y Jerusalén: "Labraos campo nuevo, y no sembréis sobre espinos.

4 - "Circuncidaos para el Eterno, circuncidad vuestro corazón, varones de Judá y Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la malicia de vuestras obras.

5 - "Anunciad en Judá y en Jerusalén: Tocad trompeta en la tierra. Juntaos, y entrad en las ciudades fortificadas.

6 - "Alzad bandera en Sión. Huid, no os detengáis; porque yo traigo del norte desastre y terrible destrucción.

7 - "El león sube de su guarida, el destructor de naciones ha salido de su lugar para asolar tu tierra. Tus ciudades quedarán en ruinas y sin habitantes.

8 - "Por eso vestíos de cilicio, llorad y gemid, porque la ira del Señor no se apartó de nosotros.

9 - "En aquel día —dice el Eterno—, desfallecerá el corazón del rey y de los príncipes. Los sacerdotes estarán atónitos y se maravillarán los profetas".

10 - Entonces dije yo: "¡Ay, ay, oh Señor, oh Dios! ¡Cómo has engañado a este pueblo y a Jerusalén! Dijiste: 'Tendréis paz'. Y ahora la espada está a nuestro cuello".

11 - En aquel tiempo se dirá de este pueblo y de Jerusalén: "Viento abrasador de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar ni para limpiar.

12 - "Viento más vehemente que éste viene de mi parte. Ahora pronunciaré juicio contra ellos".

13 - ¡Mirad! El enemigo avanza como nube, y sus carros como torbellino. Más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque somos dados a saco!

14 - Lava de la malicia tu corazón, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo abrigarás malos pensamientos?

15 - Porque una voz trae nuevas desde Dan, y se oye la calamidad desde el monte de Efraín.

16 - "Decid a las naciones, anunciad a Jerusalén: Sitiadores vienen de tierra lejana, lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá.

17 - "Como guardas de campo cercarán a Jerusalén, porque se rebeló contra mí —dice el Eterno—.

18 - "Tu propia conducta y tus obras te hicieron esto. Este es tu castigo. Cual amarga calamidad penetrará hasta tu corazón".

19 - ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón. Mi corazón se agita dentro de mí. No callaré, porque voz de trompeta he oído, pregón de guerra.

20 - Quebranto sobre quebranto es llamado, porque toda la tierra es destruida. De repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.

21 - ¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de oír voz de trompeta?

22 - "Mi pueblo es necio, no me conocen. Son hijos necios, sin entendimiento. Sabios para mal hacer, y no supieron hacer el bien".

23 - Miré la tierra, y estaba sin forma y vacía, y el cielo estaba sin luz.

24 - Miré los montes, y estaban temblando, y todos los collados se estremecían.

25 - Miré, y no había ni un solo hombre, y todas las aves del cielo se habían ido.

26 - Miré, y la tierra fértil era un desierto, y todas sus ciudades estaban en ruinas ante la presencia del Eterno, ante el furor de su ira.

27 - Así dice el Eterno: "Todo el país será desolado, aunque no lo destruiré del todo.

28 - "Por eso se enlutará la tierra, y el cielo arriba se oscurecerá. Porque hablé, pensé, y no me arrepentiré ni desistiré".

29 - Ante el estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en la espesura de los bosques, y se subieron a los peñascos. Todas las ciudades fueron abandonadas, no quedó en ellas habitante alguno.

30 - Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas. Tus amantes te despreciarán, buscarán quitarte la vida.

31 - Porque oí voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sión que se lamenta, y extiende sus manos, diciendo: "¡Ay de mí! Mi vida desmaya a causa de los asesinos".