Isaias 38:16 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de Isaias
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1 - En esos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él Isaías profeta, hijo de Amós, y le dijo: "El Eterno dice así: Ordena tu casa, porque vas a morir, y no vivirás".

2 - Entonces Ezequías volvió su rostro a la pared, y oró al Eterno.

3 - Dijo: "Oh Señor, te ruego que te acuerdes que anduve fielmente ante ti, con íntegro corazón, y que hice lo que ha sido agradable ante tus ojos". Y lloró Ezequías con gran llanto.

4 - Entonces vino palabra del Eterno a Isaías, diciendo:

5 - "Ve, y di a Ezequías: El Eterno, Dios de David tu padre, dice así: He oído tu oración, he visto tus lágrimas, y añado a tus días quince años.

6 - "Te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria, y a esta ciudad ampararé.

7 - "Y ésta será la señal de que el Señor hará lo que ha prometido.

8 - "Haré retroceder diez gradas la sombra que ha descendido en el reloj del sol de Acaz". Y el sol retrocedió diez gradas, de las que había ya descendido.

9 - Cuando Ezequías rey de Judá, sanó de su enfermedad, escribió este canto:

10 - "Yo dije: En medio de mis días iré a la puerta del sepulcro, privado del resto de mis años.

11 - "Pensé, ya no veré más al Eterno, al Señor en la tierra de los vivientes. Ya no veré más a los hombres, no estaré más con los habitantes del mundo.

12 - "Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como el tejedor corté mi vida. El Señor me cortará con la enfermedad, me consumirá entre el día y la noche.

13 - "Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos. De la mañana a la noche me acabarás.

14 - "Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma, alzaba en alto mis ojos. Oh Eterno, violencia padezco, fortaléceme.

15 - "¿Qué diré? El mismo me habló, y él mismo lo hizo. Andaré humildemente todos mis años, debido a esta amargura de mi alma.

16 - "Oh Señor, por eso los hombres viven. Y por eso mi espíritu también encuentra vida. Tú me restableciste, y me permites vivir.

17 - "Sin duda para mi bien sufrí tan grande angustia. En tu amor me libraste del abismo de la destrucción. Echaste detrás de tu espalda todos mis pecados.

18 - "Porque el sepulcro no te exaltará, ni te alabará la muerte. Ni los que descienden al hoyo esperarán en tu fidelidad.

19 - "El que vive, sólo el que vive, te alabará, como hoy lo hago yo. El padre contará tu fidelidad a sus hijos.

20 - "El Eterno me salvará. Por tanto, cantaremos nuestros salmos en la casa del Eterno todos los días de nuestra vida".

21 - Isaías había dicho: "Tomen una masa de higos, pónganla en la llaga, y sanará".

22 - Ezequías había preguntado: "¿Qué señal tendré de que he de subir a la casa del Eterno?".