Isaias 23:2 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de Isaias
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1 - Profecía acerca de Tiro. Aullad, naves de Tarsis, porque Tiro es destruida hasta no quedar casa, ni adonde entrar. Desde la tierra de Chipre les ha sido revelado.

2 - Callad, habitantes de Tiro; mercaderes de Sidón, a quien los marinos abastecían.

3 - Su provisión era de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también el emporio de las naciones.

4 - Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: "Nunca estuve de parto, ni engendré, ni crié jóvenes, ni eduqué doncellas".

5 - Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor por lo que le pasó a Tiro.

6 - Pasaos a Tarsis, aullad, habitantes de la isla,

7 - ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, antigua, de muchos días, cuyos pies la llevaron a peregrinar lejos?

8 - ¿Quién decretó esto contra Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran los nobles de la tierra?

9 - El Eterno Todopoderoso lo decretó, para humillar la soberbia de toda gloria, y abatir a todos los ilustres de la tierra.

10 - Inunda tu tierra como el Nilo, hija de Tarsis; porque no tendrás más puerto.

11 - Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos. El Eterno mandó acerca de Canaán, que sus fortalezas sean destruidas.

12 - Y dijo: "No te alegrarás más, oh tú, oprimida virgen, hija de Sidón. Levántate y vete a Chipre, y aun allí no tendrás reposo".

13 - Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía. Asiria lo fundó para las bestias del desierto. Levantaron sus torres de asalto, demolieron sus palacios, y la convirtieron en ruinas.

14 - Aullad, naves de Tarsis, porque vuestra fortaleza está destruida.

15 - En aquel día, Tiro será olvidada por setenta años, como los días de un rey. Después de los setenta años le sucederá a Tiro como en la canción de la ramera:

16 - Toma un arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada. Haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada.

17 - Al fin de los setenta años, el Eterno visitará a Tiro, y volverá a comerciar. Y otra vez fornicará con todos los reinos de la tierra.

18 - Pero sus negocios y su ganancia serán consagrados al Eterno. No se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estén ante el Eterno, para que coman hasta saciarse, y vistan honradamente.*