Hebreos 12:25 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de Hebreos
Capitulos:

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1 - Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, dejemos todo lo que estorba, y el pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que nos es propuesta,*

2 - fijos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe, quien en vista del gozo que le esperaba, sufrió la cruz, menospreció la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

3 - Considerad, pues, a aquel que sufrió tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os fatiguéis en vuestro ánimo hasta desmayar.*

4 - En vuestra lucha contra el pecado, aún no habéis resistido hasta verter sangre.

5 - Y ya habéis olvidado la exhortación que como a hijos os dirige el Señor, al decir: "Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él.

6 - "Porque el Señor, reprende al que ama, y azota a todo el que recibe por hijo".

7 - Soportad las pruebas como disciplina, pues Dios os trata como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?*

8 - Si os dejara sin disciplina, de la cual todos participan, seríais bastardos, y no hijos.

9 - Por otra parte, nuestros padres terrenales nos disciplinaron, y los respetábamos. ¡Con cuánta más razón debiéramos someternos al Padre de los espíritus, y vivir!

10 - Nuestros padres nos disciplinaban por pocos días, como a ellos les parecía. Pero Dios nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad.

11 - Es verdad que al presente, ninguna disciplina parece ser motivo de gozo, sino de tristeza, pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella son ejercitados.

12 - Por eso, fortaleced las manos cansadas y las rodillas debilitadas.

13 - Enderezad el camino para vuestros pies, para que el lisiado no se desvíe, antes sea sanado.

14 - Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.*

15 - Mirad bien que ninguno se aparte de la gracia de Dios, que no brote ninguna raíz de amargura que os impida, y por ella muchos sean contaminados.

16 - Que ninguno sea fornicario ni profano como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.

17 - Porque ya sabéis que después, quiso recibir la bendición, pero fue rechazado, y no pudo cambiar el sentimiento de su padre, aunque lo procuró con lágrimas.

18 - Porque no os habéis acercado al monte que se podía tocar, al fuego encendido, al turbión, a la oscuridad, a la tempestad,

19 - al sonido de la trompeta, y al estruendo tal de las palabras, que los oyentes rogaron que no se les hablase más;

20 - porque no podían soportar lo que se mandaba. Se les dijo: "Aun si una bestia hubiera tocado el monte, habría sido apedreada".*

21 - Y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: "Estoy espantado y temblando".

22 - Pero os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles en asamblea festiva,

23 - a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,

24 - a Jesús, el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.*

25 - Mirad que no desechéis al que habla. Porque si aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, no escaparon; mucho menos nosotros, si desecháramos al que habla desde el cielo.

26 - En aquel entonces, su voz sacudió la tierra. Pero ahora prometió: "Aún una vez y sacudiré no sólo la tierra, sino aún el cielo".

27 - Y esa frase, "aún una vez", indica la remoción de las cosas movibles, las cosas creadas, para que queden las inconmovibles.

28 - Así, siendo que recibimos un reino inconmovible, estemos agradecidos, y ofrezcamos a Dios un culto agradable, con piedad y reverencia;

29 - porque nuestro Dios es un fuego consumidor.