Ezequiel 3:1 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de Ezequiel
Capitulos:

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1 - Me dijo: "Hijo de Adán, come lo que halles. Come este rollo, y ve, y habla a la casa de Israel".*

2 - Abrí mi boca, y me dio a comer aquel rollo.

3 - Y me dijo: "Hijo de Adán, come este rollo que te doy. Llena tus entrañas". Lo comí, y fue dulce en mi boca como la miel.

4 - Entonces me dijo: "Hijo de Adán, ve a la casa de Israel, y háblales mis palabras.

5 - "No te envío a un pueblo de habla profunda ni lengua difícil, sino a la casa de Israel.

6 - "No a muchos pueblos de profunda habla ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas. Si a ellos te enviara, ellos te escucharían.

7 - "Pero la casa de Israel no querrá oírte, porque no me quieren escuchar a mí. Pues toda la casa de Israel son de frente dura y de obstinado corazón.

8 - "Pero voy a darte un rostro fuerte contra el rostro de ellos, y una frente dura contra su frente.

9 - "Como diamante, más duro que el pedernal hago tu frente. No les temas, ni les tengas miedo, porque es casa rebelde".*

10 - Y me dijo: "Hijo de Adán, oye con cuidado todas las palabras que te hablaré, y escucha con tus oídos.

11 - "Ve a los exiliados, a los hijos de tu pueblo, y diles: Así dice el Señor, el Eterno, escuchen o no".

12 - Entonces el Espíritu me levantó, y oí detrás de mí la voz de un gran estruendo, que decía: "Bendita sea la gloria del Eterno desde su lugar".

13 - Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban una con la otra, el sonido de las ruedas delante de ellos, y el sonido de un gran estruendo.

14 - El Espíritu me levantó, me llevó. Y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu. Pero la mano del Eterno fue fuerte sobre mí.

15 - Fui a los cautivos en Tel Aviv, que moraban junto al río Quebar. Me senté donde ellos estaban sentados, y permanecí siete días atónito entre ellos.

16 - Al fin de los siete días recibí Palabra del Eterno, que me dijo:

17 - "Hijo de Adán, yo te he puesto por centinela a la casa de Israel. Oirás la Palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

18 - "Cuando yo diga al impío: De cierto morirás, y tú no lo prevengas, ni le hables, para que deje su mal camino, a fin de que viva; el impío morirá por su maldad. Pero demandaré su sangre de tu mano.

19 - "Y si tú previenes al impío, y él no se convierte de su impiedad, y de su mal camino, él morirá por su maldad, y tú habrás librado tu vida.

20 - "Y si el justo se aparta de su justicia, y comete maldad, y yo pongo tropiezo ante él, él morirá, porque tú no lo preveniste. En su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria. Pero su sangre la demandaré de tu mano.

21 - "Y si amonestas al justo para que no peque, y no peca, de cierto vivirá, porque fue prevenido. Y tú habrás librado tu vida".

22 - La mano del Eterno vino sobre mí, y me dijo: "Levántate, sal al campo, y allí te hablaré".

23 - Me levanté y salí al campo. Allí estaba la gloria del Eterno, como la había visto junto al río Quebar. Y caí sobre mi rostro.

24 - Entonces entró el Espíritu en mí, me afirmó sobre mis pies, y me dijo: "Ve y enciérrate en tu casa.

25 - "A ti, hijo de Adán, te ligarán con cuerdas, y no saldrás de entre ellos.

26 - "Y haré que tu lengua se pegue a tu paladar. Quedarás mudo, incapaz de reprender, porque son casa rebelde.

27 - "Pero cuando yo te haya hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así dice el Señor, el Eterno: El que quiera escuchar, escuche; y el que no quiera escuchar, no escuche; porque son casa rebelde".