Diccionario Biblico: Escritura


Significado de Escritura

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Las culturas pueden existir y florecer sin escritura, pero no hay civilización
sin el arte de escribir. Todas las civilizaciones antiguas tenían sistemas de
escritura: Sumer, Babilonia, Asiria, Egipto, Fenicia, Canaán, Creta, 389 los
hititas y otros. Este artículo analiza brevemente sólo las escrituras de la
Mesopotamia y de Egipto, para proporcionar un marco de referencia para el
desarrollo de las escrituras alfabéticas de los hebreos y griegos en las cuales
se escribió la Biblia.

I. La escritura y su desarrollo.

1. Escritura cuneiforme.

Por cuanto los documentos escritos más antiguos que se han descubierto proceden
de Sumer, se considera que los súmeros inventaron la primera escritura: la
cuneiforme (del lat. cuneus, "cuña"; por causa de la impresión que dejaba el
estilete). Sus caracteres, compuestos por grupos de líneas cortas y rectas,
están impresas con un estilete en forma de cuña sobre tabletas de arcilla
blanda. Las primeras tabletas, de Uruk, muestran que los primeros intentos de
escritura fueron sencillos dibujos hechos/impresos en arcilla; en ellas se
cuentan 891 dibujos o caracteres diferentes. Las tabletas de Fara, de un
período algo posterior, muestran los signos con una forma un poco más
estereotipado y reducidos a 800. Por el tiempo de Sargón de Acad eran 600, y
en el 2º milenio a.C., cuando este sistema se desarrolló por completo, eran
unos 350. Originalmente, cada carácter era un signo-palabra que representaba
una idea (ovejas, grano, casa, etc.), pero gradualmente se usaron símbolos para
representar sílabas (ma, am, tu, ut, etc.). Con el transcurso del tiempo, la
mayoría de los caracteres recibió valores silábicos, aunque algunos
signos-palabras siguieron en uso, especialmente para palabras más comunes como
"hombre", "rey", "hijo", "ciudad", etc. Las líneas se escribían de arriba
hacia abajo en las primeras inscripciones (fig 315); pero, más tarde, de
izquierda a derecha (fig 199).

197. La Piedra Roseta, la inscripción que proporcionó la clave para descifrar
las escrituras y la lengua de Egipto.

Cuando los semitas conquistaron Mesopotamia, también adoptaron la escritura
cuneiforme súmera. La forma de los caracteres individuales cambió ligeramente
con el tiempo, y los que usaron los babilonios también difería un poco de los
que empleaban los asirios; pero todas las escrituras cuneiformes silábicas son
básicamente iguales (figs 167, 199, 216, 372). La escritura cuneiforme súmera
fue adoptada también por los vecinos elamitas en el este, luego por los heteos
(hititas; fig 455) en Anatolia, y por los urartus en las montañas de Armenia.
Durante el 2º milenio a.C. la escritura cuneiforme y el lenguaje babilónicos se
usaban prácticamente en toda la correspondencia internacional del antiguo
Cercano Oriente, aun por la corte egipcia, cuando tenían que tratar con sus
estados vasallos en Palestina y Siria (fig 18).

En la escritura cuneiforme silábica, que expresa los sonidos vocales al mismo
tiempo que los consonánticos, la pronunciación queda claramente indicada; pero
ese no es el caso con las escrituras consonánticas (por ejemplo, la egipcia, la
cananea y la hebrea premasorética) que se escribían sin las vocales. Por lo
tanto, cualquier palabra o nombre egipcio o cananeo que se encuentre escrito en
cuneiforme tiene las vocales expresadas y por ello sabemos cómo pronunciarlos.
Por este motivo los registros cuneiformes son a menudo valiosos para el estudio
de estas otras lenguas.

La escritura cuneiforme alfabética se desarrolló en 2 países, muy separados.
Estos no emplearon los caracteres súmeros o babilónicos, sino símbolos
independiente, aunque la idea de escribir sobre arcilla mediante un estilete
fue tomada de los pueblos de la Mesopotamia. Una fue la escritura alfabética
de Ugarit (Ras Shanira*) que consiste de 30 caracteres consonánticos. Esta
escritura fue usada aparentemente durante un período breve (s XV y XIV a.C.) y
se difundió muy poco más allá de Ugarit, aunque en Palestina se encontraron 2
textos breves en escritura ugarítica (fig 200). La 2ª escritura alfabética
cuneiforme la desarrollaron los persas aqueménidas (s VI a.C.). Tenía 36
caracteres (semi)alfabéticos y unos pocos signos-palabras y otros símbolos. La
escritura persa, la forma más sencilla de todas 390 las escrituras cuneiforme
que se conocían a principios del s XIX, fue la 1a de éstas en ser descifrada.
G. F. Grotefend hizo los primeros intentos con éxito en este sentido (1802).
Henry C. Rawlinson tuvo éxito más tarde en descifrar las escrituras persa,
babilónico y elamita gracias a las inscripciones trilingües de Persépolis y la
Roca de Behistún (fig 415).

198. Inscripciones jeroglíficas provenientes de Abydos, que contienen una lista
de reyes egipcios. Para otras inscripciones jeroglíficas véanse las figs 57,
268, 476.

2. Jeroglíficos egipcios.

El término "jeroglífico" significa literalmente "caracteres sagrados grabados",
y es el nombre griego que se dio a la escritura pictórica que usaron los
egipcios en sus monumentos (fig 198). Estos probablemente recibieron de los
súmeros la idea de escribir mediante dibujos, aunque desarrollaron una
escritura totalmente independiente. Las inscripciones jeroglíficos más
antiguas proceden del comienzo de la historia egipcia, la 1a dinastía. En
pocos siglos, cuando estuvo totalmente desarrollada, consistía de unos 750
caracteres que representaban palabras enteras (rey, casa, mujer, etc.),
consonantes específicas (b, p, m, etc.) o combinaciones de consonantes (mn, nt,
pr, etc.), pero ninguna vocal. Casi cada palabra recibía uno o más
"determinativos" para indicar al lector si la palabra era un sustantivo
abstracto, una persona, un animal, un edificio, un nombre, etc. No había una
dirección fija en la escritura; los textos podían ir de izquierda a derecha, de
derecha a izquierda, o de arriba abajo. La dirección se la puede reconocer
fácilmente, ya que las cabezas de los hombres o de los animales dibujados en
los jeroglíficos siempre miran hacia el comienzo de la línea.

199. Tableta cuneiforme que contiene una lista de los reyes asirios (SDAS lista
de los reyes asirios).

Además de los jeroglíficos, se desarrolló desde temprano una escritura cursiva,
escrita sobre papiro con un tallito de junco, a manera de pincel, que los
griegos llamaron "hierática". Desde el s VII a.C. existe una escritura
simplificada, la "demótica", que se usó especialmente para documentos comunes
(cartas, recibos y notas). Los textos egipcios más tardíos escritos en
escritura nativa datan del s III d.C. Después de ese tiempo el conocimiento de
cómo se escribía se perdió completamente, 391 hasta que fue resucitado cuando
Jean-Francois Champollion descifró (en 1822) la trilingüe Piedra Roseta
(encontrada en 1799; fig 197).

200. Tableta de arcilla, inscripta con el alfabeto ugarítico completo,
encontrado en Ras Shamra.

3. Escritura alfabética.

Es bastante seguro que la escritura jeroglífico egipcia sea la base de la
proto-semítica alfabética (también llamada proto-sinaítica), y que el
desarrollo desde una escritura puramente ideográfico y silábica hasta la
alfabética ocurrió durante la 1a mitad del 2º milenio a.C. Sin embargo,
todavía se discuten la fecha exacta y la región donde se la inventó. El
escenario de esta invención, que mareó una época, pudo haber sido Fenicia, el
sur de Palestina o la Península de Sinaí. Hay evidencias de que se realizaron
experimento con varias formas de escribir en diferentes lugares, y es posible
que hubiera un esfuerzo coordinado una vez que se desarrollara una escritura
útil en alguno de esos lugares. Sin prejuicio acerca de las otras áreas en lo
que se refiere a prioridad, el desarrollo de la escritura alfabética se analiza
aquí como aceptando que ocurrió en la Península de Sinaí (fig 201).

En 1905 Flinders Petrie exploró las minas de turquesa en Ser~bTt el-Kh>dim,
donde los antiguos egipcios habían dejado un templo dedicado a Hator, como
también numerosas inscripciones jeroglíficos desde la 3ª hasta la 20ª dinastía.
Descubrió varias inscripciones en piedra escritas en jeroglíficos cuyos
caracteres eran similares a los egipcios, aunque pobremente realizados, pero
que no eran en lengua egipcia (fig 201). Como se usaron sólo 22 caracteres,
Petrie reconoció la escritura como alfabética y también sugirió que habría sido
empleada por los semitas. El egiptólogo Alan Gardiner tuvo éxito en descifrar
una palabra en estos textos en 1915 (publicado en 1916), cuando leyó
correctamente el nombre Baalath e identificó unos 10 de los 22 signos en que
estaban escritos los textos. Reconoció la escritura como una forma alfabética
de escritura pictográfica en un lenguaje semítico. Nuevos descubrimientos
aumentaron a 25 el número de inscripciones proto-sinaíticas que nos han
llegado, a las que se pueden añadir otras 14 ó 15 en la misma escritura,
encontradas en varios lugares de Palestina. Los eruditos que siguieron a
Gardiner y que contribuyeron a nuestra comprensión de estos textos y su
historia son A. Cowley, K. Sethe, H. Grimme, R. Butin y en forma destacada W.
F. Albright. Los textos se pueden considerar ahora virtualmente descifrados,
aun cuando hay lugar para dudas con respecto a algunas de las lecturas por la
brevedad de la mayoría de las inscripciones. Esta es la razón por la que
algunos eruditos todavía tienen dudas acerca de la pretensión de que estas
inscripciones hayan sido descifradas con éxito.

El gran progreso de esta escritura sobre todas las anteriores existentes fue la
invención y aplicación del principio acrofónico, que consiste en tomar la
figura de un objeto para representar sólo la consonante inicial del nombre de
ese objeto, y no el objeto dibujado. Por ejemplo, en jeroglíficos egipcios una
línea ondulada representa el agua, y "agua" en los diversos idiomas semítico se
expresa con palabras cuya consonante inicial es m: mayim (heb.), my y mym
(ugar.), mu (ac.), etc. Por ello, la línea ondulada, un carácter jeroglífico
egipcio que representaba el agua, se usó para representar sólo una consonante
aislada, la 1ª de la palabra que significa agua. La tabla de escrituras
alfabéticas muestra los diversos símbolos proto-sinaíticos en la columna (col)
1, una descripción de los símbolos en la col 2, y su valor consonántico (cuando
es reconocible) en la col 10. Esta tabla revela que el dibujo de la cabeza de
un buey (heb. >lef) llegó a ser el signo de la consonante semítica , que
ahora se escribe ! que el bosquejo de una casa sencilla (heb. bayith; en otra
forma, bêth) llegó a ser el símbolo b; y que la figura de una serpiente (heb.
nâj>sh) proporcionó el símbolo n. etc.

Con el transcurso del tiempo estos signos jeroglíficos llegaron a ser más
estereotipados y cursivos, y por el s IX a.C. tenían la forma que muestra la
col 3 en la tabla de escrituras alfabéticas, como aparecen en la larga
inscripción del rey Mesa sobre la Piedra Moabita* (fig. 359). Esta escritura,
conocida como fenicia o paleohebrea, se usó durante varios siglos en toda
Palestina y Siria, como lo demuestran muchas inscripciones (figs 27, 202, 467)
y textos en papiro. Por el tiempo de Jeremías habían alcanzado las formas
indicadas en la col 4, que son los caracteres que aparecen en las Cartas de
Laquis* (fig 309), escritas poco antes de la conquista de Judá y Jerusalén por
el rey Nabucodonosor. Los samaritanos retuvieron esta escritura con ligeras
variantes en todos los manuscritos de sus Biblias (las letras que la conforman
se pueden ver en la col 5 de la tabla de escritura).

La tradición griega afirma que Cadmus, un legendario príncipe de Tiro,
introdujo el alfabeto fenicio en Grecia. Que el alfabeto griego deriva del
fenicio es obvio al comparar la col 6 (caracteres griegos copiados de
inscripciones del s VIII a.C.) con la col 3 (caracteres fenicios del s IX
a.C.). También el orden de las letras es el mismo en ambos sistemas. Los
griegos mejoraron inmensamente la utilidad del 392 alfabeto al introducir
letras para expresar las vocales (col 7). Dado que en su lengua indoeuropea no
tenían uso para ciertos signos, como la >lef o la ayin, que representan
sonidos puramente semíticos, usaron estos caracteres para representar las
vocales a y o respectivamente. También inventaron 5 signos adicionales que
agregaron al final del alfabeto. Desde ese tiempo no se han hecho mejoras
importantes en la escritura alfabética en más de 2.500 años (figs 84-86, 234,
249, 285, 293, 317, 470, 500). La escritura latina -usada en todas las lenguas
de Europa occidental- es una adaptación de la griega, como lo es también el
alfabeto cirílico que se usa en la Unión Soviética. Para las inscripciones
latinas, véanse las figs 113, 128, 191, 253, 311.

201. Inscripción en piedra, del período proto-semítico, proveniente de la
Península del Sinaí.

Entre los arameos, que también adoptaron la escritura fenicia, los caracteres
individuales experimentaron cambios de forma más drásticos que entre los
griegos, y por el 500 a.C. los originales casi no se pueden reconocer. Por
cuanto los judíos fueron sus principales usuarios, y muchos de sus caracteres
tienen la apariencia de cuadrados, esta forma de escribir se llama escritura
hebrea cuadrada. Los papiros de Elefantina del s V a.C. (fig 448) y otros
textos arameos sobre papiro, cuero (fig 245) y piedra (fig 526) de ese período,
presentan ejemplos de esta escritura. La col 8 de la tabla de escritura
muestra los caracteres hebreos como se ven en el rollo de Isaías del Mar Muerto
(c 100 a.C.). La col 9, en hebreo moderno, muestra que la escritura hebrea
apenas ha cambiado en los últimos 2.000 años (figs 165, 245, 267, 447).

Un descubrimiento muy interesante, hecho en 1949, ilustra la gran antigüedad
del alfabeto. En Ugarit se encontró una pequeña tableta que tenía una lista de
los 30 caracteres del alfabeto ugarítico en el orden en que los escribas de la
ciudad los habían memorizado (fig 200). Para asombro de los eruditos
interesados, la tableta reveló que el orden de todos los caracteres comunes en
ugarítico y en hebreo, excepto uno, es el mismo. La excepción es la letra sh,
que en la serie ugarítica ocupa un lugar diferente que en la lista hebrea.
Cuatro de los caracteres ugaríticos (h, 5, z, g) se encuentran en diversos
lugares de la lista (véanse las cols 11 y 12 de la tabla). También existen en
la escritura proto-sinaítica, pero se perdieron con el tiempo y, por tanto, no
aparecen en las escrituras fenicia y hebrea posteriores, aunque la g permanece
en la pronunciación hebrea, como lo muestran algunos nombres antiguos de
lugares; por ejemplo, la ciudad de Gaza se escribe con una ayin inicial, pero
se pronuncia gayin (así, Gaza; no Aza). Al final de la lista se añadieron 3
caracteres peculiares al ugarítico. Como la tableta en cuestión se originó en
el s XIV a.C., revela que ya en fecha tan temprana la escritura alfabética
había llegado a ser muy ampliamente usada en toda Palestina, Fenicia y Siria, y
que el orden de sus letras tenía la misma disposición tanto en Ugarit (en el
norte de Siria) como en Palestina.

Un descubrimiento de naturaleza e importancia semejantes se hizo en 1976,
cuando en una excavación en I5bet Tsartâ (la antigua Eben-ezer) se encontró
un trozo de tiesto con 5 líneas de texto en escritura alfabética de alrededor
del 1200 a.C. tal como se usaba en Palestina. La forma de los caracteres
individuales mostraba que habían alcanzado una etapa a mitad de camino entre
los caracteres de las columnas 1 y 3 en la tabla. La 5a línea, la inferior,
tiene todo el alfabeto hebreo desde la primera letra, âlef, hasta la última,
tâw, pero le falta una, la mêm, quizá por causa de un olvido de parte del
escritor. Las 4 líneas superiores están escritas por otro copista y no tienen
sentido. Evidentemente, son el resultado de alguien que practicaba la
escritura de las letras hebreas, por lo que el óstracon (pedazo de tiesto) es
en realidad, el cuaderno de un alumno. Si duda, el maestro había escrito el
alfabeto en la tableta y luego se la dio al alumno para que practicara su
escritura. Como las letras del alfabeto en este trozo de cerámica, escrito en
el tiempo de los jueces, está en el mismo orden que las de la tableta de Ugarit
(fig 200), este hallazgo confirma lo que ya se dijo acerca de la amplia
difusión del conocimiento de la escritura alfabética en Palestina durante el 20
milenio a.C. En relación con esto, se podría mencionar que las primeras 5
letras del alfabeto hebreo fueron grabadas en una escalera que se encontró en
la antigua Laquis, 393

Evolución de la Escritura Alfabética

394 en el s IX o el s VIII a.C. de acuerdo con la evidencia paleográfica.

202. Sarcófago de Eshmunazar, rey de Sidón, con largas inscripciones fenicias.

Bib.: W. F. Albright, BASOR 110 [1948]:6-22; 118 [1950]:12-14; 119 [1950]:23,
24; E. A. Speiser, BASOR 121 [1951]:17- 21; M. Kochavi y A. Demsky, Tel Aviv 4
(1977):1-27. En las notas de estos artículos se pueden encontrar referencias a
la mayor parte de las publicaciones pertinentes acerca del desarrollo
progresivo de la escritura alfabética.

II. La escritura entre los hebreos y los escritores de la Biblia.

Es evidente, por el breve panorama ofrecido, que había diversos sistemas de
escritura en uso mientras vivían los patriarcas y cuando los autores bíblicos
escribieron sus libros. Si Abrahán y su familia podían leer y escribir -lo
cual es posible- debieron haber conocido la escritura cuneiforme, porque ese
era el sistema que se usaba en el país del que procedían, y la que se usaba
para los propósitos oficiales en Canaán, el país al que emigraron. Si los
patriarcas poseían las listas genealógicas de Gn. 5 y 11 como documentos
escritos, es muy probable que estuvieran en la forma de tabletas cuneiformes.

Sin embargo, Moisés no usó tabletas de arcilla, sino rollos llamados "libros"
(Ex. 17:14; Nm. 5:23) que estaban hechos de papiro. Este era el material para
escribir más barato de su época en Egipto, y ese país dominaba culturalmente a
los países vecinos, incluso el Sinaí, donde Moisés pasó tantos años de su vida.
Pero, ¿qué escritura usó Moisés? Se empleaban varios sistemas en su tiempo, y
pudo haber estado familiarizado con algunos de ellos, puesto que había sido
educado en "toda la sabiduría de los egipcios" (Hch. 7:22). Por ello es
razonable suponer que sabía cómo escribir tanto en jeroglíficos como en
caracteres cuneiformes, los que usaban también los escribas egipcios para la
correspondencia internacional. Además, cuando fue a Sinaí, si no antes, debió
haber conocido la sencilla escritura alfabética de los cananeos empleada en la
península.

Por tanto, parece que la providencia de Dios hizo que se inventara este
sistema, el más sencillo de todos, antes que Moisés recibiera la orden divina
de escribir la historia y las leyes de su pueblo para la instrucción de las
generaciones futuras (Ex. 17:14; cf 24:4). Si hubiera usado el pesado sistema
jeroglífico de los egipcios o el difícil cuneiforme de los babilonios, sus
escritos, a menos que fueran traducidos, nunca habrían sido populares, y no
habrían sido más que una producción literaria leída y comprendida sólo por unos
pocos eruditos. Sin embargo, la escritura alfabética existía en tiempos de
Moisés, en Canaán, y se empleaba en Sinaí, la región donde éste pasó muchos
años como pastor de los rebaños de su suegro madianita. Por consiguiente, es
razonable suponer que Moisés usó esta escritura alfabética, la que por causa de
su sencillez gradualmente fue la escritura universalmente utilizada en el
antiguo mundo del Mediterráneo. Hay evidencias de que en el 2o milenio a.C. el
alfabetismo era más común en Siria y Palestina que en Egipto y Babilonia, y que
muchas personas dominaban el arte de escribir. Esta afirmación se puede apoyar
en muchas evidencias. Por ejemplo, en el tiempo de Gedeón (c 1200 a.C.), un
muchacho encontrado por casualidad fuera de una ciudad pudo escribir los
nombres de 77 oficiales de su ciudad (Jue. 8:14). También los hallazgos
arqueológicos revelan que muchas personas hacían esfuerzos para practicar la
escritura. Ejemplos: 1. El trozo de cerámica encontrado en Eben-ezer, ya
mencionado, que contiene una lista de todas las letras del alfabeto en el orden
en que todavía se usa para memorizar el alfabeto hebreo (escrita c 1200 a.C.).
2. El calendario de Gezer (s X a.C.), un rústico pedazo de piedra sobre el que
alguien, probablemente un campesino, garabateó un registro de las actividades
agrícolas de los diversos meses del año (fig 27). 395

Que Moisés no era la única persona alfabetizada entre los hebreos se puede
descubrir por la lectura de Nm. 5:23, que indica que los sacerdotes de su
tiempo sabían leer y escribir, y Jos. 24:26, que confirma que Josué también.
Otros hombres y otras mujeres de la Biblia de los que se menciona que
escribieron son: Samuel (1 S. 10:25), David (2 S. 11:14), la reina Jezabel (1
R. 21:8, 9), el rey Jehú (2 R. 10:1) y muchos otros, entre los que están
algunos de los autores de los libros proféticos del AT. Entre los hebreos,
durante su historia temprana, también se practicó el arte de grabar nombres
sobre piedras preciosas y placas de metal (Ex. 39:14, 30). Muchos otros
pasajes del AT y del NT muestran que el arte de escribir era posesión común de
muchas personas, y que la mayoría de los autores de libros bíblicos estaban
capacitados para escribir. Aun los que usaron escribas para registrar sus
mensajes, lo hicieron no necesariamente por analfabetismo, sino por otras
razones. Jeremías usó un escriba (Jer. 36:4), pero pudo firmar un documento y
escribir un mensaje (32:10; 51:60).

En los tiempos del NT el arte de leer y de escribir estaba muy difundido.
Existían escuelas elementales para muchachos en muchos lugares, aunque se ponía
mayor énfasis en leer que en escribir. Las excavaciones en Khirbet Qumrân han
sacado a luz una larga mesa de mampostería, y un largo banco (fig 195) y 3
tinteros (fig 510). Se cree que pertenecieron a un escritorio en el que se
preparaban manuscritos. Los centenares de rollos encontrados cerca del Mar
Muerto en las cuevas de Qumrân, la mayoría en condiciones fragmentarias,
muestra que entre los miembros de la pequeña comunidad de Qumrân había escribas
industriosos. El resultado de su productividad y celo fue una biblioteca
sorprendentemente grande que contenía manuscritos bíblicos y otros trabajos
religiosos. La conservación de mucho de este rico material nos da una idea de
la riqueza de la literatura judía que debió existir en tiempos de Cristo. En
Palestina habrían existido muchos centros similares, especialmente en
Jerusalén y otras ciudades grandes.

El NT arroja mucha luz sobre las actividades literarias de algunos de sus
autores, especialmente de Pablo. No se sabe si Jesús redactó alguno de sus
mensajes, ni tenemos pruebas de que los haya dejado en manos de sus discípulos.
Pero sí que sabía escribir, por haberlo hecho en el caso de la mujer adúltera,
cuando escribió algo con el dedo en el suelo (Jn. 8:6, 8). Pablo fue un
prolífico escritor de cartas, pero generalmente empleaba escribas para
redactarlas (Ro. 16:22). Sin embargo, la carta dirigida a Filemón (Flm. 19), y
por lo menos una parte de la carta a los Gálatas (Gá. 6:11), la escribió él
mismo. Es posible que la mala vista le hacía difícil escribir, y que por ello
empleaba letras desusadamente grandes (v 11). Las cartas escritas por sus
secretarios las firmaba él personalmente (1 Co. 16:21; Col. 4:18; 2 Ts. 3:17),
para darles el sello de autenticidad. No se sabe hasta qué punto los autores
de los otros libros del NT emplearon amanuenses. Una declaración en 1 P. 5:12
señala que la 1ª Epístola de Pedro fue escrita por Silvano, quien actuó como
escriba del autor. Las diferencias de estilo y vocabulario entre el
Apocalipsis y el Evangelio de Juan han sido explicadas suponiendo que el
apóstol usó escribas para su Evangelio, pero que en la colonia penal de Patmos
escribió él mismo el Apocalipsis sin la ayuda de un amanuense (Ap. 1:19; 2:1,
8; 10:4; etc.); tal vez 3 Jn. también fue escrita personalmente por su autor (v
13). Véase Pablo (1, 3).

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