Diccionario Biblico: Roma


Significado de Roma

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(gr. Rhom, "fuerza"; lat. Roma).

Ciudad capital del Imperio Romano hasta el reinado de Constantino y actual
capital de Italia. Estaba situada en el centro de la Península Itálica, a unos
24 km de la costa, sobre el río Tíber, lo que permitía que los barcos de
ultramar llegaran hasta ella, dándole también un fácil acceso al mar. Al mismo
tiempo, estaba lo suficientemente distante tierra adentro como para estar
protegida contra ataques marítimos directos. Roma ocupaba, así, una posición
geográfica favorable. Mapa XIX, C-8.

434. Mapa de la Roma antigua.

I. Historia.

A. Roma antes de Augusto.

La leyenda atribuye su fundación a los mellizos Rómulo y Remo. La fecha, de
acuerdo con una cierta tradición predominante, fue el 21 de abril del 753 a.C.
Sin embargo, la investigación arqueológica parece indicar que el lugar habría
sido ocupado mucho antes por grupos de pueblos itálicos, llamados lacios, con
mezcla de sabeos, que descendieron de las montañas por el valle del Tíber.
Ocuparon varias de las 7 colinas donde más tarde se edificó Roma,
principalmente las Palatina, Esquilina, Quirinal y Viminal. Las habitantes de
la aldea sobre la colina Palatina habrían llegado a dominar a las otras bajo un
líder que por tradición fue Rómulo. En cualquier caso, las diversas 1001
poblaciones se unieron para formar una ciudad llamada Roma. El valle al norte
de la colina Palatina llegó a ser el lugar del mercado (lat. forum). También se
usó como centro político y religioso de la nueva ciudad. El Forum Romanum
siguió con este último carácter por muchos siglos. Incluía en sus límites el
asiento del Senado, los principales templos de la ciudad, el hito de oro desde
el cual partían todos los caminos, e importantes basílicas (salas de justicia o
lugares de reunión). A medida que Roma establecía su supremacía sobre las
tribus vecinas, más y más gente se mudaba a la ciudad, hasta que cubrió las 7
colinas tradicionales, todas al este del Tíber: Palatina, Capitolina, Quirinal,
viminal, Esquilina, Celia y Aventina (fig 434). Tal vez, por varios siglos la
ciudad-estado fue un reino, pero poco se sabe de él. Hubo 7 reyes legendarios
desde Rómulo hasta Tarquino el Soberbio; por lo menos los últimos reyes fueron
etruscos, del otro lado del Tíber. Durante este período, Roma habría
establecido su poder sobre los latinos de la zona. Alrededor del 500 a.C. una
revuelta de la nobleza produjo la expulsión del último rey, y posteriormente
los etruscos fueron arrojados al otro lado del Tiber. El resultado fue una
república que duró 5 siglos, La República estaba gobernada por un Senado y 2
magistrados elegidos anualmente, llamados cónsules. El 1er, período de la
República estuvo marcado por luchas entre los plebeyos y los patricios -la
clase inferior y la aristocracia-, que terminó con la reconciliación y el
otorgamiento de plenos derechos civiles a los plebeyos, y la conquista y
unificación de Italia. El saqueo de Roma por los galos en el 390 a.C. fue un
obstáculo temporario, sin consecuencias adversas permanente en el poder
constantemente creciente de la próspera ciudad-estado.

Después que casi toda Italia fue incorporada a Roma, ésta avanzó paulatinamente
hacia la supremacía de todo el Mediterráneo. En el oeste fue reconocida como
la principal competidora y opositora de Cartago, una fuerte ciudad-estado y un
poder marítimo en el norte de África, fundada por los fenicios. La lucha duró
un siglo, durante el cual se pelearon 3 guerras (264-146 a.C.). Roma estuvo
cerca de una derrota total y final, pero después de la 2ª guerra púnica (201
a.C.) emergió como vencedora indiscutida sobre Cartago y dueña de todos los
países del Mediterráneo occidental, lo que la llevó a su participación en los
asuntos orientales.

Desde entonces encontramos a los ejércitos romanos peleando durante los ss II y
I a.C. contra Macedonia, los Seléucidas, los Tolomeos y otros gobernantes
menores. Al principio, la meta de Roma era sólo establecer su autoridad y
mantener el orden, aunque poco a poco, el Africa del noreste, Egipto, Siria,
Macedonia y Grecia fueron absorbidos por el imperio. Pero la acumulación de
riquezas y el aumento de poder produjo tensiones sociales y políticas en la
misma capital, lo que causó mucho derramamiento de sangre. Las dictaduras de
Mario y Sila, y luego la de César, dieron por resultado que se viera que la
forma republicana de gobierno, diseñada para un estado pequeño, no era adecuada
para afrontar los problemas de un imperio. El asesinato de César en el 44 a.C.
fue causado por el resentimiento de quienes temían que estaba queriendo
eliminar la república y erigirse en rey. Pero un retorno al estilo antiguo de
vida y de gobierno ya no era practicable. y el imperio de Augusto fue
finalmente la respuesta natural a las demandas de la época. Entretanto, el
imperio había continuado su expansión. Pompeyo había conquistado Siria y
Palestina, y César había conquistado la Galia (ahora Francia) y había entrado
en Bretaña y Alemania. En la lucha final por el poder, después de la muerte de
César, Octavio (Augusto) tomó Egipto y la anexó en el 30 a.C.

B. El Imperio desde Augusto hasta Trajano.

Aunque el Imperio duró 5 siglos, sólo los siglos 1º y 2º constituyen la edad de
oro de Roma; como sólo 1ª la mitad de este período cubre la historia del NT, no
se incluirá el resto en este breve esbozo histórico. Cuando Octavio venció a
sus oponentes y quedó como único victorioso, estabilizó el gobierno romano. El
13 de enero del 27 a.C. la Asamblea y el Senado le otorgaron el poder supremo
como emperador y fue hecho "Augusto" el 16 de enero. El poder de Augusto (fig
54) y el de sus sucesores se basaba legalmente en el ejercicio de la autoridad
constitucional de varias magistraturas simultáneas, pero su control del
ejército los transformaba en monarcas de hecho, si no de nombre. El emperador
controlaba la legislación y prácticamente todo el servicio civil del imperio.
Aunque compartía sus poderes con el Senado, este augusto cuerpo con el tiempo
llegó a ser sólo una entidad que aprobaba todo lo que aquél hacía.

El reinado de Augusto estuvo señalado por la virtual reconstrucción de Roma.
Se levantaron muchos edificios magníficos en la capital y en numerosas otras
ciudades. Estimuló el gobierno local y aseguró las fronteras del imperio. La
meta de sus conquistas era más bien proteger sus provincias y someter a los
países 1002

DOMINIO DE ROMA SOBRE PALESTINA HASTA LA PRIMERA GUERRA JUDAICA1

1003 que expandir su poder y su territorio. Tiberio (14-37 d.C.) siguió los
pasos de su padre adoptivo. Aunque su reinado no estuvo libre de actos de
terror, su gobierno fue concienzudo y buena su administración de las
provincias. No hizo nuevas conquistas, pero concentró todos sus esfuerzos en
conservar y fomentar la paz, y en mantener fuerte y sano el imperio. Gayo,
apodado Calígula (37-41 d.C.), fue un monarca extravagante y autoritario, pero
su reinado no duró lo suficiente como para dañar seriamente la sólida
estructura de Roma.

En el reinado de Claudio (41-54 d.C.) se vio una mayor influencia de los
libertos, muchos de los cuales llegaron a ser administradores en el servicio
civil. Se añadieron varias nuevas provincias (2 Mauritanias, Bretaña, Licia y
Tracia). Bajo Nerón (54-68 d.C.) terminó temporariamente el tiempo de paz del
imperio. Fue extravagante, tiránico y cruel; incluso, fue acusado de incendiar
roma (64 d.C.). Tuvo que luchar contra los partos y los armenios, y suprimir
conspiraciones en casa y revueltas en Bretaña, España, Galia y Judea. Algunas
de esas rebeliones fueron dirigidas por nacionales que se levantaban contra el
gobierno opresivo de los romanos, mientras que otras fueron dirigidas por
administradores o generales romanos que se levantaron contra el emperador.
Cuando el hombre odiado fue finalmente derribado, se suicidó (68 d.C.), y las
llamas de la rebelión parecieron ahogar el imperio. En el año que siguió, con
4 emperadores (68-69 d.C.), el estado logró sobrevivir al desastre, al caos y a
la guerra civil sólo por obra de los anteriores constructores del imperio, en
especial Augusto y Claudio. Galba, Otón y Vitelio llegaron al trono en rápida
sucesión, pero salieron del escenario tan pronto como llegaron a él. Sólo el
último de los 4, Vespasiano, después de llegar al trono con el respaldo de su
ejército, obtuvo el apoyo general (69-79 d,C.). Terminó con los levantamientos
civiles y concluyó con éxito las guerras extranjeras, especialmente la
sangrienta judía, que resultó en la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C. Así
comenzó otra era de paz y prosperidad, que se extendió más allá de los 27 años
de su dinastía.

Vespasiano ejerció su autoridad independientemente del Senado, y su economía
restauró las finanzas del estado, que siguieron bien durante el reinado de su
hijo Tito (79-81 d.C.), y soportó el gasto de su hijo Domiciano (81-96 d.C.).
Nerva (96-98 d.C.) es el primero de los "5 buenos emperadores" cuyo reinado
combinado duró 84 años (96-180 d.C.). Fue elegido por el Senado como el
"primer ciudadano", y no impuesto por el ejército. Como encontró difícil
controlarlo, nombró a su general Trajano como su sucesor y lo hizo virtualmente
su corregente. Este ejemplo fue seguido por los siguientes 3 gobernantes, y el
sistema pareció funcionar. Trajano fue un gobernante firme, pero tolerante;
trabajó en armonía con el Senado y el imperio alcanzó su mayor extensión y
prosperidad. Durante su reinado (97-117 d.C.) terminó la era apostólica, por
lo que se dejará aquí este repaso de la historia de Roma.

II. Roma en tiempos de Pablo.

La capital del imperio en tiempos del apóstol ya no era la ciudad
comparativamente pequeña de la República. La estimación de su población varía
ampliamente: desde 800.000 hasta 1.600.000 habitantes bajo el reinado de
Augusto. Hay demasiados factores desconocidos para poder tener certeza al
respecto, pero la cifra de 1.000.000 parece razonable. El antiguo Muro de
Servio, construido durante la República, sólo había encerrado las 7 colinas
enumeradas antes, y la población hacía mucho que había sobrepasado los límites
de la antigua ciudad. Recién en el 271-275 d.C. Aurelio construyó el Muro
Aureliano, cuyo trazado todavía puede seguirse en grandes extensiones a través
de la Roma actual (fig 434).

El centro de la ciudad en tiempos de Pablo era el Foro Romano, con su Vía Sacra
bordeada de estatuas de hombres famosos y dioses. Allí estaba la tumba
tradicional de Rómulo, el legendario fundador de Roma, la casa del Senado (fig
437) y el templo de Saturno, usado como la tesorería del estado, en la que se
almacenaban los tributos de los países extranjeros y los fondos en reserva del
imperio; también el templo de Cástor* y Pólux, donde se verificaban las pesas y
medidas y se ensayaban los metales para las monedas, y varios otros templos.
Cerca del Capitolio estaba el hito de oro grabado con las distancias desde Roma
hacia diversos lugares sobre los principales caminos romanos. Sobre el
Palatino (fig 119) se hallaban los palacios de Augusto y de Tiberio. Allí
también vivió Nerón hasta que, después del incendio de 64 d.C., extendió su
nueva Casa de Oro en la parte sur del Esquilino. En el valle de Murcia, entre
el Palatino y el Aventino, estaba el Circo Máximo, que había sido construido en
tiempos de la República y reconstruido por Julio César. Este gran estadio
tenía capacidad para 320.000 espectadores (o 150.000 según otra estimación).
El agua se traía a la ciudad mediante acueductos, incluyendo 2 que construyó
Claudio (completados 1004 en el 52 a.C.), grandes secciones de los cuales
todavía están en pie. Sin embargo, muchos majestuosos edificios, cuyas
impresionantes ruinas son notables todavía hoy, no existían en tiempos de
Pablo: el Coliseo (fig 435), construido por los emperadores Flavios (72-80
d.C.); los arcos de triunfo de Tito (fig 436), de Septimio Severo y de
Constantino; la gran basílica de Constantino, el Foro de Trajano, con la
elevada columna de ese emperador; y las magníficas Termas (baños públicos) de
Diocleciano y Caracalla.

435. El coliseo en Roma.

III. Roma y Judea.

Cuando los judíos oyeron por 1ª vez, durante el período de los macabeos, acerca
de las conquistas de los romanos, quedaron tan impresionados que comenzaron a
pensar en hacer un trato con ellos para sacarse de encima el yugo seléucida (1
Mac. 1:10; 7:1; 8:1-20). Es muy dudoso que los romanos dieran los primeros
pasos en esta dirección, como lo asevera 2 Mac. 11:34-38. La iniciativa fue
tomada por Judas Macabeo (1 Mac. 8:17-32) y sus hermanos Jonatán (12:1- 4, 16)
y Simón (14:16-24). Pero fue Juan Hircano quien tuvo éxito en interesar a los
romanos en su causa, y en hacer un tratado con ellos para obtener su protección
y ayuda en caso de necesidad (cf 15:15-24). Sin embargo, la amistad romana
pronto se cambió en tutela. Cuando Hircano II y Aristóbulo II, los 2
hermanos, se pelearon por el trono y el cargo de sumo sacerdote, el caso fuce
puesto a consideración de Seauro, a quien Pompeyo había enviado a Siria (65
a.C.), y más tarde de Pompeyo (63 a.C.). Como resultado, los romanos
interfirieron, conquistaron Judea y Jerusalén, y pusieron el país bajo su
propio control.

En el 40 a.C. designaron a Herodes como rey vasallo sobre el país, y después de
su muerte (4 a.C.) lo dividieron en 3 regiones entre sus 3 hijos. Nueve años
más tarde, Augusto destituyó a uno de ellos, Arquelao, y puso procuradores*
sobre su territorio: Judea y Samaria. De allí en adelante hasta el inicio de
la Guerra Judeo-romana en el 66 d.C., excepto el período en que HerodesAgripa
I fue rey de Judea (41-44 d.C.), este territorio fue

administrado por procuradores romanos. Cuando la rebelión judía resistió con
éxito los primeros esfuerzos del ejército romano de Siria de aplastarla, Roma
envió a Vespasiano para continuar la campaña. Antes de alcanzar la victoria
completa se lo llamó a Roma, y en el 69 d.C. fue nombrado emperador. Su hijo
Tito (más tarde su sucesor) dirigió el sitio de Jerusalén y tomó la ciudad en
el 70 d.C., aunque hubo pequeños focos de resistencia hasta el 73. Celebró su
conquista de Judea acuñando monedas conmemorativas (fig 169, Nº 12); su arco de
triunfe en Roma (fig 436) muestra un relieve del candelabro de 7 brazos
tomado del templo (fig 110).

IV. Judíos en Roma.

Pompeyo envió judíos a Roma como prisioneros después de conquistar Jerusalén
(63 a.C.). Sin embargo, no fueron los primeros judíos en llegar a la ciudad,
porque Cicerón dice en su defensa de Valerio Flaco (59 a.C.) que tenía que
hablar suavemente para no incitar a los judíos a la rebelión, y también
menciona que en repetidas ocasiones se había enviado oro de Roma a Jerusalén.
Los judíos eran especialmente numerosos en el Transteverino (el moderno
Trastevere), un distrito de la ciudad de Roma que está al oeste del río y sobre
la isla del mismo. César los favoreció y les permitió retener su propia
organización cuando muchos otros grupos extranjeros fueron disueltos. Augusto
también estaba favorablemente dispuesto hacia ellos y confirmó sus privilegios.

El tamaño de la colonia judía en Roma en ese tiempo se pone de manifiesto por
el hecho de que 8.000 judíos se unieron a los enviados de Jerusalén para pedir
la anulación del testamento de Herodes después de su muerte. En el 19 d.C.,
durante el reinado de Tiberio, los judíos fueron expulsados de Roma por un
escándalo financiero, pero esta orden fue anulada 12 años más tarde, y hay
indicios de que no todos los judíos fueron obligados a abandonar Roma durante
esos años. Un 2º edicto de expulsión fue proclamado por Claudio (cf Hch.
18:2), quien primero los había favorecido cuando llegó al trono. Cuando Pablo
llegó a Roma por el 61 d.C., invitó a los dirigentes judíos a su casa para
explicarles por qué había llegado a esa ciudad (Hch. 28:17-20). Esto muestra
que habían regresado una vez más a Roma. De Hch. 28:21 y 2:10 resulta evidente
que los judíos en Roma tenían buenas conexiones con Jerusalén. Cuando se
desató la guerra del 66 d.C., también comenzó un período de gran sufrimiento
para los judíos en el 1005 extranjero, entre los cuales se contaban los de
Roma.

Bib.: C-PF 28; FJ-AJ xiv. 10.8,17, S-LCIJ 84: FJ-AJ xviii. 11.1

436. El Arco de Tito en Roma.

V. Origen de la iglesia cristiana en Roma.

Nada seguro se sabe sobre el origen de la iglesia cristiana de Roma. También
carece de fundamento la tradición que afirma que Pedro o Pablo, o ambos, la
fundaron; en realidad, es improbable que alguno de ellos tuviera algo que ver
con el inicio de esa iglesia. Sin embargo, es posible que el evangelio llegara
a Roma por medio de algunos judíos que aceptaron el cristianismo durante la
fiesta de Pentecostés en Jerusalén, cuando se convirtieron muchos extranjeros
(Hch. 2:10, 41). Por otra parte, que la iglesia era grande y estaba en una
condición espiritual excelente (Ro. 1:8; 15:14), parece indicar que fue fundada
por algún misionero cristiano destacado. Cuando Claudio expulsó a los judíos
(48/49 d.C.), sólo pudieron permanecer los cristianos de origen gentil. Esto
habría resultado en una ruptura de las conexiones entre la iglesia cristiana de
Roma y la comunidad judía. Cuando Pablo llegó en el 61 d.C., los dirigentes de
los judíos sólo sabían "de esta secta" que "en todas partes se habla contra
ella" (Hch. 28:22). Además, revelaron que no tenían conocimiento de la
iglesia cristiana local o de hostilidad existente contra ella.

El apóstol Pablo por mucho tiempo había tenido el deseo de visitar Roma, y c 58
d.C. escribió a los cristianos de allí que los visitaría cuando pasara por
Italia en un viaje planificado para España (Hch. 19:21; Ro. 15:24, 28).
Sin embargo, sólo 3 años más tarde pudo llegar a la capital, no como misionero
de paso hacia España, de acuerdo con sus planes, sino como preso que había
apelado a Nerón (Hch. 28:16). Su 1ª, estadía en Roma duró unos 2 años
(c 61-63 d.C.). Como era su costumbre, trató de ganar conversos entre los
judíos, pero tuvo poco éxito (vs 23-29). Aparentemente desde ese momento en
adelante -y ciertamente después del 64 d.C.- hubo un distanciamiento entre los
cristianos y los judíos en la capital. Como la iglesia cristiana ya no era
reconocida como una secta judía, perdió los privilegios que había tenido
mientras se la había considerado parte de los judíos. En realidad, 1006 llegó
a ser una sociedad ilegal. Esto abrió la puerta a la persecución, la 1ª de las
cuales se realizó en forma oficial y organizada en Roma bajo Nerón (64 d.C.),
cuando acusó a los cristianos por el incendio de la ciudad. Véase Pablo (IV,
3-6.)

Durante su 1er encarcelamiento, Pablo escribió las siguientes epístolas: Ef.,
Col., Flm. y Fil. Después de un período de libertad fue arrestado nuevamente y
llevado otra vez a Roma. Durante su 2ª prisión escribió 2 Ti. Una tradición
unánime afirma que sufrió el martirio en esa ciudad. Pedro también habría
llegado a Roma en algún momento del reinado de Nerón, y allí también perdió la
vida bajo la mano cruel de ese insano (esto también es atestiguado por la
tradición).

VI. Religión romana.

Para el observador superficial, la religión romana del tiempo del imperio
parece sólo ligeramente diferente de la de los griegos. Esta impresión nace
del hecho de que los romanos no tuvieron originalidad en asuntos religiosos, y
de que tomaron muchos dioses del panteón griego. No crearon mitología, ni
poesía religiosa, ni filosofía como los griegos. Los romanos primitivos no
tenían dioses personificados; creían en espíritus divinos, poderes u
operaciones providenciales (numina), que ni eran masculinos ni femeninos; pero
estos espíritus o poderes de la naturaleza con el tiempo desarrollaron
atributos de deidades personales. Tenían dioses familiares, Lares y Penates,
los espíritus de la granja, la casa y la familia, de quienes se pensaba que
protegían los hogares, los campos y el suministro de alimentos. Pusieron mucho
énfasis en la magia, especialmente la magia simpática natural.

Al principio, el culto de los romanos primitivos no tenía necesidad de templos
ni de estatuas. El rey era originalmente el sacerdote, y no fue sino hasta el
s VI a.C. cuando se construyó un templo para una tríada de dioses del estado
romano -Júpiter, Juno y Minerva-, que más tarde llegaron a identificarse con
las deidades griegas Zeus,* Hera y Atenea. La religión también llegó a ser
función del estado. En tiempos de la República los romanos experimentaron un
gran cambio religioso. Al ponerse cada vez más en contacto con otros pueblos,
en Italia y fuera de ella adoptaron las ideas y las formas de adoración
extranjeras. Por eso se encuentran templos en honor de Demeter, Dionisio y
Perséfone, que fueron adorados bajo los nombres latinos de Ceres, Liber y
Proserpina. Más tarde, Diana* fue tomada como representante de la diosa griega
Artemisa, y Venus como Afrodita. Luego entró Apolo, el dios sol. Finalmente,
se introdujeron varias deidades orientales y sus cultos, como el de la Cibele
Frigia -la Magna Mater de Anatolia-, Baco con sus orgías, Isis de Egipto (en el
s II a.C.) y Mitra (s I a.C.).

437. Parte de la curia antigua, la casa del Senado en Roma, tal como fue
reconstruida c 300 d.C. se preservó porque la convirtieron en iglesia.

Durante el período de Augusto se hicieron esfuerzos para volver a la religión
romana primitiva y su sencillez. Estos esfuerzos revelan que los mejores
niveles de la sociedad no estaban satisfechos con la compleja mitología griega
y los ritos sensuales de las religiones orientales que habían invadido el
Occidente. Este sentimiento de frustración religiosa fue en parte responsable
por la rápida aceptación del cristianismo por gran número de personas cuando
entró en el mundo romano a mediados del s I d.C. Otro culto nuevo influido por
conceptos orientales se introdujo en el período imperial: el culto al
emperador. Dos años después de su muerte en el 44 a.C., Julio César fue
deificado; Augusto, aunque rehusó aceptar honores divinos en forma oficial
durante su vida, no tenía objeciones de que lo llamaran "dios" en las
provincias orientales, donde diversos pueblos por siglos habían considerado
que sus reyes eran dioses. Del mismo modo, Tiberio rehusó honores divinos en
su tierra, pero los estimuló en las provincias. Calígula exigió ser tratado
como dios, y Nerón fue el 1er emperador que realmente usó la corona con rayos
que representaba el Sol, probablemente para indicar que quería ser considerado
como protegido del dios Sol: Apolo. Domiciano se hizo llamar "señor y dios".
Nada fue más difícil para el cristiano que la exigencia estatal de adorar al
emperador como a un dios; la mayoría de las crueles persecuciones 1007
posteriores se debieron a que los cristianos entraron en conflicto con la Roma
oficial por no aceptar esta exigencia.

VII. Estilo de vida en las ciudades romanas.

Los apóstoles realizaron la mayor parte de su obra en las ciudades; por eso
resulta de interés al lector de la Biblia saber cómo era la vida en una ciudad
romana del período imperial. Las excavaciones en Pompeya, Ostia y otros
centros nos dan un cuadro vívido de la interesante vida de un ciudadano
romano en el período apostólico. El centro cultural y económico era el foro o
mercado, que cortes- ponde a la actual plaza central, En el foro, o en sus
vecindades, estaban las oficinas de los magistrados, los principales templos y
muchos comercios, aunque había negocios por toda la ciudad. En el centro de la
ciudad estaba el tribunal de justicia y los principales baños públicos, a donde
la gente iba no sólo para asearse sino para entretenerse, realizar ejercicios
atléticos y encontrarse con amigos y conocidos. El teatro proporcionaba
espectáculos musicales y dramáticos; en el anfiteatro, o a veces, en el circo o
el estadio, se veía los sangrientos juegos de animales y de gladiadores contra
animales salvajes y feroces. Prácticamente toda industria y artesanía se
limitaba a los pequeños talleres, con frecuencia alojados en las casas donde
vivían los artesanos, los profesionales o los dueños de las fábricas. Los
negocios generalmente ocupaban la planta baja de los edificios de departamentos
o, en las casas más pequeñas, las habitaciones que daban hacia la calle. Los
esclavos domésticos vivían en la misma casa que sus amos. Todas las calles
estaban pavimentadas con piedras, y la mayoría tenía aceras más altas a ambos
lados, con senderos elevados para que los peatones pudieran cruzarlas. No
tenían sistemas de drenaje. Los carros no podían usar las calles durante el
día en la ciudad de Roma. El agua se obtenía de pozos particulares o de
fuentes en las esquinas, hacia donde se la canalizaba por medio de acueductos y
caños de plomo por debajo de las calzadas (fig 439).

Había casas de todo tamaño y forma. En la Roma más antigua, como en los
pueblos más pequeños, las unidades eran para una sola familia, donde las
habitaciones se abrían hacia el interior y eran iluminadas por aberturas en el
techo o el patio interior. Si embargo, en días de Pablo sólo los pocos ricos
en la capital podían tener casas individuales como las típicas conocidas
(domus, "casa") de las ciudades menores, como Pompeya y Herculano, de 1 ó 2
pisos, con las habitaciones construidas alrededor de un patio interior llamado
atrio y alrededor de un espacio abierto llamado peristilo.

438. Plano de la "Casa del Cirujano" en Pompeya, una típica casa privada romana
de la clase adinerada.

La descripción de una casa particular, la "Casa del Cirujano" en Pompeya, nos
dará una idea de las que habitaban los romanos ricos en tiempos de los
apóstoles (fig 438). La puerta de calle (A) se abría hacia un vestíbulo
angosto (B) que conducía a una recepción (D, atrio). El techo del atrio estaba
inclinado hacia una abertura en el centro que llevaba el agua de lluvia a un
tanque (E) puesto en medio del piso (de dicho tanque el agua generalmente era
llevada a una cisterna para su uso posterior). A ambos lados del atrio había
pequeños dormitorios (F, cubículos), y detrás de ellos 2 habitaciones abiertas
hacia el atrio, llamadas alas (G), que se usaban como lugares para guardar
ropa, instrumentos o útiles en cajas o armarios. Aquí se exhibían las
máscaras mortuorias de los antepasados.

Frente a la puerta de entrada principal y entre el atrio y el peristilo o
patio abierto estaba el tablinum (H). Este era el lugar donde el dueño de
casa se reunía con sus visitantes, y se podría llamar una sala de estar, ya que
las reuniones de la familia se realizaban allí. El tablinum de la Casa del
Cirujano (generalmente separada del atrio por una cortina) se abría hacia el
atrio interior, aunque en algunas casas había allí una pared, con ventanas o
sin ellas. Junto a esta habitación estaba el comedor (I), que se usaba durante
la temporada 1008 fría, unida al atrio por medio de una puerta. Del otro lado
del tablinum central había un corredor angosto (J) que unía el atrio con el
peristilo. Junto al corredor había un cuarto de almacenaje cerrado (K),
también usado como bodega de vinos (apotheca). El patio abierto (M, peristilo)
estaba rodeado de columnas.

439. Reconstrucción artística, basada en la evidencia arqueológica, de una casa
de departamentos romana con comercio en la planta baja. Bien podría ser que
"una casa alquilada", donde el apóstol Pablo vivió durante 2 años enteros,
fuera similar a ésta

Este era una característica que los romanos habían adoptado de las casas
griegas; generalmente tenían estatuas, flores y arbustos en el centro, por lo
tanto, era un pequeño jardín bien cuidado. En uno de los lados del peristilo
había más dormitorios, y en las esquinas, 2 cuartos para los esclavos y la
cocina, y entre ellos una sala (N), abierta hacia el peristilo, la exedra,
donde se comía o se recibía a los huéspedes durante la estación más calurosa.

Aunque esta casa era típica del período imperial, otras estaban construidas de
acuerdo con una eran variedad de planos diferentes. Algunas tenían más de un
atrio, en otras no había peristilo, y no faltaban las de varios comedores y más
habitaciones para la servidumbre, y muchas tenían comedores y dormitorios en
una 2ª planta. A menudo, las habitaciones abiertas hacia afuera eran usadas
como negocios.

Las casas romanas tenían menos muebles que las modernas. Las camas eran marcos
rectangulares apoyados en 4 patas, sobre los que se estiraban cuerdas
entrelazadas que sostenían un colchón; había mesas, armarios, estantes, cajas,
ollas y vajilla de alfarería, ollas y vajillas de metal, candeleros, lámparas y
sofás (reclinatorios) sobre los que los romanos se reclinaban para comer, para
escribir, para descansar, ya que no se sentaban en sillas para esos menesteres
sino que se reclinaban alrededor de una mesa baja. Las paredes de casas como
éstas estaban pintadas con motivos arquitectónicos, paisajes o acontecimientos
de la mitología griega. Véase Comida.

Los que no podían darse el lujo de tales moradas vivían en departamentos de
diversos tamaños, precios y niveles de comodidad. La gente pobre, en 1 ó 2
habitaciones, tal vez detrás o sobre un negocio, que serían los cuarto para
vivir y trabajar al mismo tiempo. La gente de estatus moderado a medio vivía
en departamentos de los pisos superiores de los mismos edificios. Un complejo
de departamentos así era llamado "ínsula" (isla), porque, estaba completamente
rodeado por calles estrechas. En la Roma densamente poblada, la mayor parte de
la gente habitaba en construcciones como la ilustrada en la fig 439, que se
elevaba varios pisos por sobre el nivel de los negocios que daban a la calle.
Se han encontrado restos de edificios que tenían hasta 6 ó 7 pisos. Tal vez
fuera una ínsula la "casa alquilada" donde vivió Pablo -que no era rico y tenía
que trabajar para su sustento- mientras estuvo encarcelado por 1ª vez en
Roma.1009

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