Diccionario Biblico: Palestina


Significado de Palestina

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(heb. Pelesheth, "tierra de forasteros", o [erets] pelisthîm, "[tierra] de los
filisteos"; asir. Palastu, Pilishta y Pilistu, "el país de los filisteos").

El primer término hebreo aparece en Ex. 15:14; Sal. 60:8; 83:7; 87:4; 108:9;
Is. 14:29, 31; Jer. 25:20; Jl. 3:4. En la RVR y la BJ no se traduce Palestina,
sino más bien Filistea o filisteos.

Como se usa la palabra hoy, no corresponde a Filistea* sino a la parte del Asia
sudoccidental cuya frontera occidental es el Mar Mediterráneo; la oriental, el
desierto de Siria o de Arabia; la del norte, aproximadamente el río Leontes o
Litani (Nahr el-Lîtâîn), y la del sur, el desierto de la Península de Sinaí.
El nombre "Palestina" procede del tiempo de los griegos, cuando las naciones
occidentales llamaron al país por el nombre de los habitantes, los filisteos,
quienes ocupaban la región costera, por lo que se relacionaron más con ellos
que con los israelitas, que vivían mayormente en el interior. Pero este nombre
se popularizó más que ningún otro y hoy se usa casi universalmente. Desde la
creación del Estado de Israel en 1948, los judíos llaman al país Eretz Israel,
"Tierra de Israel", mientras que los árabes la siguen llamando Palestina, y
palestinos a sus habitantes.

Sin embargo, el nombre con el que más frecuentemente se designa el país en el
AT es "tierra de Canaán"* (Gn. 12:5; etc.), nombre que recibió por causa de sus
habitantes originales, los descendientes del hijo de Cam: Canaán (Gn. 10:6).
Sin embargo, como se lo emplea en el AT, esta tierra no se extiende hasta
Transjordania, la sección al este del Jordán (Nm. 34:1, 2, 10-12; 35:9, 14).
Los textos egipcios y cuneiformes escritos en Palestina y Siria durante el 2º
milenio a.C. también usan el nombre "Canaán". Los antiguos egipcios asimismo
conocían el país con otros nombres, uno de los cuales, "Hurru" (H3rw) deriva de
los hurrianos (horeos bíblicos), un pueblo que en el período patriarcal se
extendió por todo el mundo civilizado y debió haber formado un sector
considerable de la población de la antigua Palestina.

I. Tamaño e importancia.

El valle del Jordán y sus lagos dividen Palestina en Occidental y Oriental. La
Palestina Occidental o Canaán tiene una superficie de aproximadamente 15.500
km2, y la Palestina Oriental o Transjordania unos 10.300 km2. Combinado, todo
el país cubre una superficie de unos 25.800 km2. Por tanto, las distancias son
comparativamente cortas. Los escritores bíblicos, cuando 883 hablan de toda la
longitud del país, con frecuencia usan la expresión "desde Dan hasta
Beerseba", puesto que Dan era la ciudad más norteña de Israel, y Beerseba la
más sureña. La distancia en línea recta entre las 2 ciudades no es más de 224
km. Sólo 50 km separa Acre, sobre el Mediterráneo, del Mar de Galilea; y entre
Gaza y el Mar Muerto hay unos 90 km. Mapas I; II; XX, C-5/6.

393. Dos secciones de Palestina, cortadas transversalmente de oeste a este,
dibujadas con una escala vertical exagerada.

II. Extremos topográficos.

Hay pocos lugares en la tierra donde en tan poca superficie hay tantos extremos
de alturas y profundidades como en Palestina. La fig 393 muestra 2 cortes del
país: uno a la latitud del Mar de Galilea, y el otro a la latitud de Jerusalén.
Si un viajero desembarca en la costa de Palestina al pie del monte Carmelo y
avanza hacia el este, inmediatamente subirá una cuesta empinada hasta el cordón
del Carmelo, donde el punto más alto, cerca de su extremo sur (no aparece en
la fig 393), es de unos 550 m s.n.m. Descendiendo por el otro lado del monte,
por la ladera oriental, cruzaría el extremo sur de la llanura de Acre, que es
apenas más alta que el mar. Luego llegaría a los montes de Galilea, y subiría
y bajaría varias veces antes de llegar al Mar de Galilea, a 209 m bajo n.m., a
sólo unos 56 km al este del punto de partida. Después de cruzar el lago se
encontraría con otra fuerte subida antes de alcanzar la meseta de
Transjordania, que se eleva hasta los 520 m s.n.m. del lago o Mar de Galilea,
en sólo 5 km.

En la latitud de Jerusalén los contrastes son aún más pronunciados que en el
norte. La ciudad está a menos de 64 km al este del Mar Mediterráneo, pero su
altura es de unos 760 m. Mientras la región costera goza de un clima agradable
y suave, Jerusalén soporta grandes diferencias de temperatura, con vientos
fríos, alta humedad y una nevada ocasional en invierno. Pero a sólo 24 km al
este de ella comienza el valle del Jordán, donde predomina un clima
subtropical, crecen bananos y datileras y donde es posible nadar en el Mar
Muerto en pleno invierno, mientras el monte de los Olivos está cubierto de
nieve. Como su cumbre está a unos 790 m s.n.m. y el Mar Muerto a unos 400 m
b.n.m., la diferencia de altitud entre los 2 puntos, a menos de 32 km el uno
del otro, es de casi 1.220 m. Al este del Mar Muerto hay otra subida muy
pronunciada hasta la Meseta de Transjordania, que está a más de 1.200 m s.n.
del Mar Muerto. Como esta meseta es semidesértica, cubre grandes extremos de
temperaturas entre el día y la noche. Y a menudo es muy cálido de día y muy
frío de noche.

III. El valle del Jordán.

Este valle, su río y sus lagos son analizados en artículos separados, de modo
que aquí sólo se darán algunos datos. El valle del Jordán* es la depresión más
profunda que hay sobre la tierra. Las fuentes del río Jordán están en las
laderas del monte Hermón, el monte más meridional del cordón Antilíbano.
Cuatro arroyos se unen para formar el río, que después de recorrer unos 11 km
llega a los 2 m s.n.m. donde antes estaba el Lago Hule, que todavía figura en
los mapas, pero que ha sido drenado. En los próximos 16 km desciende unos 210
m hasta llegar al Mar de Galilea* (209 m b.n.m.), lago que tiene unos 21 km de
largo y 13 km de ancho. Los siguientes 320 km (unos 104 km si 884 fuera en
línea recta) el Jordán serpentea hasta llegar al Mar Muerto,* a 392 m b.n.m.
Recibe varios tributarios caudalosos del este y algunos menos importantes del
oeste que hacen una contribución significativa al volumen de agua que lleva el
Jordán (fig 289).

IV. Palestina Occidental: sus divisiones principales.

En la región montañosa de Palestina Occidental las divisiones geográficas son:
Galilea, llanura de Esdraelón, Samaria y Judea (que incluye la Sefela y el
Neguev [Negev]; en la región costera están las llanuras de Acre y de Sarón, y
la llanura Filistea. Mapa I.

1. Galilea.*

Galilea se encuentra entre el río Leontes (Nahr el-Lîtâîn), en el norte, y la
llanura de Esdraelón en el sur. Es una región irregular, áspera y montañosa.
El monte más alto, el Jebel Jermak, no citado en la Biblia, se eleva a unos
1.200 m s.n.m. La ciudad más alta de Palestina es Tsafed, en el corazón de
Galilea, a unos 850 m. s.n.m. (tampoco se la menciona en la Biblia, pero la
tradición judía espera que el Mesías venga de Tsafed). En el s I d.C., la
población de Galilea era bastante densa; de acuerdo con Josefo, tenía unas 240
poblaciones. La parte más al norte, más montañosa, era famosa por su riqueza
en olivos; la del sur era rica en granos, de modo que un incremento de 100
veces no era desconocido (Mt. 13: 8). Los montes y las colinas del sur de
Galilea tienen laderas más suaves que las del norte, y el clima en ellas es
algo más benigno. La zona más floreciente era la llanura al sudoeste del Mar
de Galilea, donde un ambiente más cálido y una cantidad suficiente de agua
producían una vegetación más abundante. Mapas I, B-2; XVI, C-3.

2. Llanura de Esdraelón.*

Este es el nombre griego más usado para la gran llanura interior que en el AT
es llamada "el valle de Jezreel" (Jos. 17: 16; Jue. 6: 33). Su denominación
árabe moderna es Merj Ibn {Amir. Su límite norte está formado por los montes
de Galilea, de los cuales el monte Tabor (560 m s.n.m.) es el más notable. En
el sur, la llanura está limitada por los montes de Gilboa y el cordón del
Carmelo. La llanura mide unos 32 km de noroeste a sudeste y unos 22 km de
noreste a sudoeste, y tiene un suelo rico y fértil formado por la erosión de
los montes de Galilea y de Samaria. Dos ríos la drenan: el Cisón* hacia el
oeste, y el Goliat (Nahr J~lûd) hacia el este, donde el suelo suavemente se
inclina hasta llegar al valle del Jordán (fig 286).

Esta gran depresión ha sido de mucha importancia militar a lo largo de la
variada historia del país. A través de esta llanura existía un camino vital de
la costa hacia Transjordania, y toda vía que recorría la Palestina Occidental
de norte a sur la cruzaba. Por causa de su posición estratégica había en ella
una cantidad de ciudades bien fortificadas, las más destacadas de las cuales
eran Jocneam, Meguido, Taanac, Sunem, Bet-sán y Rehob. Como la posesión de
ellas significaba el control de las encrucijadas más vitales, todas las
potencias que miraban hacia Palestina las codiciaban. La llanura alrededor de
Meguido llegó a ser el campo de batalla clásico de todos los tiempos, donde
pelearon ejércitos de los faraones egipcios, de los jueces, de los reyes
hebreos y de los generales occidentales modernos; desde Tutmosis III de Egipto
hasta el general Allenby, vizconde de Meguido, quien arrancó Palestina del
Imperio Turco en 1917.

3. Región montañosa de Samaria.

Si miramos en dirección noroeste, desde la región montañosa central de
Palestina, veremos el cordón del Carmelo (c 24 km de largo). La zona de
montañas al este y al sur de este cordón constituye Samaria; debe este nombre a
la capital del reino de Israel. No hay frontera topográfica en el sur; por
tanto, su límite político se determinaba con el borde geográfico. Esta
frontera llevaba una dirección oeste-este a unos 16 km al norte de Jerusalén.
Samaria no es tan accidentada como Galilea. Tiene muchos cerros y valles
agradables, ricos en bosquecillos de olivos, viñas y campos fértiles que
sustentan a grandes poblaciones. Los valles formaban antiguamente una red de
caminos en todas direcciones, y permitían el contacto de la gente de Samaria
con muchas otras naciones, pero también los exponía a frecuentes invasiones.
Los montes más famosos de Samaria fueron los gemelos: el monte Ebal* y el monte
Gerizim,* en el centro geográfico del país. Por causa de su ubicación central,
la ciudad capital del reino del norte siempre estuvo cerca de uno de esos
montes: primero Siquem, luego Tirsa y por último Samaria.

4. Los montes y el desierto de Judea.

La extensión hacia el sur de la región de montañas de Samaria está formada por
el cordón montañoso de Judea, que corre en dirección norte-sur hasta que se
pierde en el Neguev, que comienza al norte de Beerseba. El eje de este cordón
montañoso está más cerca del valle del Jordán que del Mediterráneo, de modo que
las 2/3 partes de la zona están al oeste de esta divisoria de aguas. La mayor
parte de los valles al oeste son suaves y amplios, y tienen suelo fértil,
mientras que los del este son demasiado abruptos para la agricultura. El único
885

394. Caída anual de lluvia en la moderna Palestina.

886 camino bueno que cruza esta zona de norte a sur, recorre las cumbres del
cordón para evitar los muchos valles y quebradas. Sobre esta vía o cerca de
ella estuvieron muchas de las ciudades y pueblos importantes de Judea: Ramá,
Mizpa, Gabaón, Jerusalén, Belén y Hebrón. Los valles occidentales
proporcionaban buenas conexiones con la costa, pero también servían como
puertas de entrada para los ejércitos atacantes. Entre los más importantes
está el de Refaim, por donde corría el camino principal de la costa hacia
Jerusalén, que actualmente sigue una línea ferroviaria. Otra ruta estaba más
al norte e iba desde Gabaón, Bet-horón y Lod hasta Jafa. Varios valles
semejantes se encuentran también en la sección sur de Judá. Antiguamente, en
la mayoría de ellos se construyeron ciudades fortificadas.

La zona al este de la divisoria y al oeste del Mar Muerto y el valle inferior
del Jordán es llamada en el AT "el desierto de Judá". Es una región montañosa
desnuda y estéril, con profundas quebradas, valles angostos, cerros empinados,
casi sin corrientes de agua y con muy poca vegetación (fig 161), aunque siempre
ha habido arbustos y pastos del desierto que permitían subsistir a algunos
rebaños de ovejas y cabras. Como la distancia desde el cordón montañoso hasta
el Mar Muerto es de sólo 24 km en línea recta, la caída de altitud es muy
pronunciada, unos 1.200 m, o sea unos 50 m por cada km. Por esta razón, no se
conserva el agua en ninguna parte, sino que después de cada lluvia corre en
forma torrencial hacia ese mar. En esta zona (fig 144) vivía la comunidad
semimonástica de Quinrán, cuyos tesoros literarios, conocidos hoy como los
Rollos del Mar Muerto, fueron descubiertos en 1947. Durante la guerra
judeo-romana de los ss I y II d.C. muchos judíos huyeron a esta región y,
viviendo en cuevas o en cumbres inaccesibles, se sostuvieron durante más tiempo
que sus compatriotas que lucharon en otras partes del país.

5. Las Tierras Bajas y el sur.

La porción de Judea cercana a la zona montañosa en el oeste se llama Sefela o
Tierras Bajas. Sus amplios valles y suelo fértil, además de una cantidad
suficiente de lluvias, atrajo grandes poblaciones productoras de granos, de
modo que la Sefela llegó a ser el granero de Judea, si bien al mismo tiempo
muchas viñas y olivares cubrían las colinas. Para defender esta rica región y
la porción hacia el interior, se fundaron muchas ciudades fuertemente
fortificadas. Ya existían en el período cananeo; más tarde fueron tomadas por
los hebreos. Entre éstas se cuentan ciudades bien conocidas como Laquis,
Debir, Soco, Eglón, Adulam, Libna y Azeca.

Al sur de Hebrón, las colinas gradualmente descienden hacia el Neguev, el
"sur", que en términos bíblicos comenzaba a mitad de camino entre Hebrón y
Beerseba, y se extendía hasta Cades-barnea y hasta el "arroyo de Egipto", el
Wâd§ el-{Arîsh por el oeste, y cubría una superficie de unos 10.360 km2. Una
cantidad de cordones recorren la región aproximadamente de este a oeste,
formando escalones que conducen desde los montes de Judea hasta el desierto de
Arabia, los que constituyen barreras naturales contra el tráfico en dirección
norte-sur. Por causa de estas barreras, las caravanas que iban hacia el norte
o el sur evitaban esta ruta y tomaban los caminos que rodeaban el Neguev. Las
lluvias de invierno producen una vegetación abundante, que crece en el suelo
fértil (Sal. 126: 4), pero los veranos largos y secos matan todo lo verde que
hay, de modo que la zona parece árida como un desierto. Las exploraciones
recientes han mostrado que los antiguos eran muy eficientes en la conservación
del agua. Construyeron diques en los valles y las terrazas, los que eran
regadas con el agua conservada en cisternas y reservorios. Las ruinas de
muchas poblaciones, iglesias y monasterios, demuestran que en tiempos pasados
estaba mucho más densamente poblada de lo que ha estado en los últimos 1.000
años. En el moderno Estado de Israel la región del sur, llamada Negev,
corresponde (aunque no coincide totalmente) con el Neguev bíblico. El nuevo
Estado está tratando de repoblarla y espera, cuando traigan agua del río
Jordán, volverla fértil una vez más.

6. Llanuras costeras.

La costa de Palestina, a diferencia de la de Fenicia, no tiene promontorios o
bahías que se puedan convertir en puertos, excepto el cordón del Carmelo y la
Bahía de Acre; sin embargo, siempre fueron una protección pobre hasta que los
ingenieros británicos construyeron una escollera o rompeolas del lado de la
bahía para proporcionar un lugar seguro para los barcos en Haifa. La ciudad de
Dor, a pocos kilómetros al sur del Carmelo, era un lugar de llegada y salida de
barcos en tiempos bíblicos, pero no tenía un puerto verdadero. Lo mismo se
puede decir de Jafa (Jope), que está a mitad de camino entre el cordón del
Carmelo y Gaza, y era el principal puerto para Jerusalén. Hasta los tiempos
modernos no tenía rompeolas ni puerto, pero una línea irregular de rocas en el
mar otorgaba cierta protección. Los barcos antiguos, pequeños, pudieron haber
entrado 887 por el río Yarkon y descargado su mercadería en Tell Qasîleh, un
lugar al norte de la localidad del mismo nombre del río, excavado
recientemente. Pudo haber sido en este sitio, no mencionado por nombre en el
AT, donde la madera del Líbano fue descargada para el rey Salomón y para
Zorobabel, y enviada a Jerusalén (2 Cr. 2: 16; Esd. 3: 7). También la gran
ciudad de Gaza, en el sur de Palestina, que está a unos 5 km de la costa, no
tenía puerto, y todos los esfuerzos de los antiguos para construir uno no
tuvieron éxito permanente. Gaza no debió su riqueza al comercio internacional
sino a la fértil región que la rodeaba, y al hecho de que estaba sobre la
principal ruta entro Egipto y Asia.

Dunas de arena de hasta 6,5 km de ancho se elevan hasta unos 45 m y separan la
llanura costera del mar. Estas avanzan sobre la tierra fértil en algunas
áreas, y también forman barreras para el drenaje del agua de la llanura, lo que
ha dado lugar a la formación de pantanos en el norte.

La parte más importante de las llanuras costeras es la filistea, una región que
los israelitas nunca poseyeron sino que estuvo en manos de los filisteos. Es
una zona plana, rica, bien regada, que originalmente era campo de pastoreo.
Abarca desde el Wâd§ Ghazzeh, en el sur, hasta el Nahr Rubîn ("el río de
Rubén") en el norte. Tiene unos 64 km de largo y unos 24 km de ancho. El
cultivo de los cítricos, que en tiempos modernos se ha introducido con éxito en
la región, demuestra su fertilidad. El control del principal camino de Egipto
al Asia le daba riqueza e importancia a cualquier nación que la tuviera. Tres
de las 5 ciudades filisteas -Gaza, Ascalón y Asdod- estuvieron entre las
mayores ciudades de Palestina durante largos períodos de su historia antigua.
Mapa I, C-1.

Al norte del Nahr Rubîn estaba la pequeña llanura de Lida (Lod), un fértil
jardín y la puerta de entrada al área de Jerusalén, en el interior. Con
excepción de la franja costera sobre la que está Jafa, generalmente estuvo en
manos de los israelitas, quienes difícilmente podían dejar este vital distrito
en manos de una nación poco amiga. Sin embargo, Jafa nunca estuvo bajo el
control total de los hebreos hasta que los judíos en tiempos de los Macabeos se
establecieron en la región.

Al norte del Yarkon comienza la llanura de Sarón, que se extiende hasta el río
Azul, el Nahr ez-Zerq~ (no confundir con el Jaboc, en la Transjordania central,
que tiene el mismo nombre en árabe), que llega al mar cerca de Dor. Tiene unos
64 km de largo y unos 19 km de ancho en el sur, pero sólo un km en el norte.
Posee un suelo fértil, y está bien regada, de modo que ya en la antigüedad fue
alabada por su fertilidad. En ese tiempo tenía espesos bosques, "la
hermosura... de Sarón", que los profetas anunciaron que se convertiría en
desierto (Is. 33: 9; 35: 2). Estos bosques, y los pantanos que predominan en
algunos lugares, impidieron que estuviera densamente poblada y, como resultado,
las ciudades sólo se desarrollaran en la costa. Entre ellas estuvo Dor, y más
tarde Cesarea. Mapa I, B-1/2.

La franja costera está interrumpida, al norte de Dor, por el cordón del
Carmelo, al norte del cual está la llanura de Aco (Acre) que se extiende por
unos 32 km hasta Ras el-Naqûra (llamado Rosh Haniqra por los israelíes
modernos), que señalaba el límite moderno entre Palestina y el Líbano. El río
Cisón (fig 130), que desciende de la llanura de Esdraelón, cruza la parte sur
de la llanura de Aco; en tiempos antiguos la irrigaba bien, pudiendo así
sostener una gran población, como lo indican la cantidad de importantes tells
que existen en la región. En siglos recientes se volvió pantanosa, pero ha
sido drenada y restaurada a su anterior utilidad. Varios arroyos que bajan de
los montes de Galilea son importantes para la agricultura de esta zona. La
región costera al norte del promontorio Ras el-Naqûra pertenece geográficamente
a Palestina, pero fue políticamente de Fenicia desde tiempos antiguos, y por lo
tanto no se incluye en este estudio de las costas de Palestina. Mapas II, B-3.

V. El otro lado del Jordán.

Transjordania se puede dividir en 5 secciones geográficas por los siguientes 4
ríos: 1. El de más al norte, el río Yarmuk o Jarmuk (no citado en la Biblia),
que separa Basán de Galaad. 2. El río Jaboc (Nahr ez-Zerq~), en el corazón de
Galaad (fig 271). 3. El río Arnón (Wâd§ el-Môjib), la frontera norte de Moab
(fig 39). 4. El río Zered (Wâd§ el-Hes~), que constituye el límite entre Moab
y Edom. Como los diversos pueblos que vivieron en esta región ocasionalmente
extendieron su influencia o fueron empujados hacia su territorio, los nombres
que se dan a las varias zonas de la Transjordania definían territorios de
fronteras variables. Mapas I, B-2, C-2, C/D-2.

La sección de más al norte es Basán, llamada Batanea en el período
greco-romano. Su extensión es aproximadamente equivalente a la Haurán de
tiempos posteriores. Su límite norte no se puede definir con precisión, pero
se puede considerar una línea este-oeste a la latitud de la fuente del arroyo
más oriental 888 que constituye el Jordán, cerca de la ciudad de Cesarea de
Filipo del NT. La parte norte de la antigua Basán es una meseta alta, tiene
muchos volcanes y su suelo rocoso no es apto para la agricultura; proporciona
medios sólo para una vida nómada. La del sur contiene una antigua capa de lava
en desintegración que se ha transformado en suelo fértil; pero también tiene
algunas regiones de roca granítica y muchos volcanes extinguidos. La zona
occidental, llamada Gaulanitis durante el período greco-romano, se conoce ahora
como Jaulán. Su mayor elevación alcanza a los 1.280 m s.n.m. Las partes más
elevadas de Jaulán proporcionan buenas pasturas para los grandes rebaños que se
crían allí, mientras las más bajas producen abundantes cosechas de granos. La
región oriental de la meseta está a unos 600 ó 760 m de altura, aunque algunas
cumbres pasan los 1.820 m. Basán estuvo densamente poblada y era conocida en
tiempos bíblicos por su ganado gordo y sus enormes robles (Am. 4: 1; Is. 2: 13,
DHH). Para los israelitas era un país de frontera que soportaba permanentes
presiones de los arameos desde el norte y de los árabes desde el este. Mapas
I, A/B-3; XVI, B-4; II, A-4; XVI, B/C-4.

La tierra entre el Yarmuk y el Jaboc es hoy llamada {Ajlûn, y abarca una región
del norte de Galaad. Como tiene muchos arroyos, el {Ajlûn está bien regado y
en condiciones de sostener una población mucho mayor que Basán; en
consecuencia, jugó un papel más destacado en la historia de Israel que su
vecino del norte. También tiene bosques, que no son tan abundantes en
Palestina. Algunas zonas del país, con sus bosques de robles, se parecen a un
paisaje de Europa central (fig 233). Mapa I, B-2.

El territorio al sur del Jaboc y al norte del Zered se llama ahora el-Belq~, un
nombre que, según se cree, deriva del rey moabita Balac, quien en tiempos de
Moisés intentó maldecir a Israel por medio de Balaam (Nm. 22). La parte
noroeste de el-Belq~ era el sur de Galaad, mientras la del este del país estaba
ocupada por los amonitas. La mayor elevación del norte de el-Belq~ es el
"monte de Oseas", el Jebel {Osha, que tiene unos 1.096 m de altura, mientras
que más hacia el sur está el monte Nebo, de unos 806 m de altura, donde murió
Moisés después de haber visto desde allí la tierra prometida por primera y
última vez. En la parte amonita estaba la antigua ciudad de Rabat de los hijos
de Amón, que ahora es Ammân, la capital del reino hashemita de Jordania. Este
lugar es una meseta llana algo ondulada, cuyo carácter semiárido lo hace
adecuado mayormente para habitantes nómadas. Mapas I, B/C-2; I, B-2/3; II,
B-3, C-3.

El territorio al este del Mar Muerto era la tierra de Moab. En tiempos de
Moisés sólo la mitad del sur estaba ocupada por los moabitas, mientras que la
parte norte, que ya estaba perdida para ellos fue arrancada de los amorreos por
los israelitas. Sin embargo, a través de toda la historia de Israel hubo una
lucha permanente con Moab por esa sección al norte del Arnón. Moab es una
meseta alta casi sin árboles, adecuada sólo para criar ovejas. Su principal
río es el Arnón, que ha cortado un profundo cañón a través del centro del país
y que en ciertas partes tiene más de 1.220 m de profundidad. Sus enormes
barrancos y rocas coloridas lo hacen un paisaje inolvidable (fig 39), lo que
recuerda un tanto al gran Cañón del Colorado, en Arizona, Estados Unidos. La
frontera sur moabita era el Zered (Nm. 21: 12), hoy el Wâd§ el-Hes~, otro de
los valles profundos de Transjordania.

Al sur de Moab está el país de los edomitas, que se extendía hasta el Golfo de
Aqaba. En esta región está la pintoresca y estratégicamente ubicada ciudad de
Sela (más tarde, Petra; fig 453). Es una zona desértica, pero que posee en sus
montañas recursos naturales como el cobre, que fue explotado por los reyes de
Judá que se apoderaron de Edom. Al controlar varias rutas comerciales desde el
desierto hacia Gaza, Egipto y Fenicia, y por cobrar pesados tributos a las
caravanas que pasaban por allí, especialmente las que llevaban incienso, los
habitantes de estas tierras obtenían muchas ganancias.

VI. La geología de Palestina.

Las rocas de Palestina se pueden clasificar en 3 clases generales: 1. Las así
llamadas primitivas, que están debajo de todas, que incluyen gneiss y
esquistos, atravesadas por intrusiones de granito y otras rocas ígneas. 2. Las
sedimentarias. 3. Las ígneas más recientes, de origen volcánico. Las rocas
sedimentarlas más profundas son areniscas, de textura, color y contenido que
varía de lugar en lugar. Encima de las areniscas hay calizas. Se las
clasifica de diversos modos por estratos, pero toda la serie ha sido llamada
cretácico-numulítica. La variación de un lugar a otro en color y contenido de
las capas de una roca sedimentaría dada ha sido explicada sobre la base del
cambio de corrientes (por consiguiente, del cambio de origen del material) que
ocurrió en ocasión del diluvio.* Las capas de rocas ígneas cubren enormes
áreas del país. Como fueron arrojadas por acción volcánica a través de fallas y
otros lugares débiles en la corteza, 889 este tipo de rocas cubre grandes
superficies de las otras.

El terreno de Palestina presenta el aspecto de una masa de tierra generalmente
montañosa y muy perturbada, con un predominio de caliza evidente en la mayor
parte del país. A lo largo de la costa oriental del Mar Muerto y en muchos
lugares en la ribera este del Jordán se puede ver afloramientos de arenisca
Nubia. Las areniscas también están expuestas en ciertas áreas de las laderas
occidentales del Antilíbano. La formación rocosa predominante en la llanura
costera filistea es una cierta arenisca calcárea, cuya metoerización ha
contribuido a formar las extensas dunas de arena a lo largo de la costa
mediterránea. La acción del viento empuja estas dunas hacia el interior,
dificultando la agricultura en las regiones cercanas a la costa. El rico suelo
aluvial de las áreas entre el Jordán y el Mediterráneo son principalmente
producto de la erosión de las rocas de las tierras más altas por el viento y
las lluvias. Las precipitaciones del invierno siempre añaden contenido mineral
a los depósitos de los ríos, hasta el punto en que se forman pantanos cuando
las corrientes, en camino al mar, se bloquean por los sedimentos. Las llanuras
de Genesaret, Esdraelón y las costeras del Mediterráneo presentan ejemplos de
esta acción. En muchos lugares se puede ver 2 grupos diferentes de depósitos
calcáreos. Las capas del grupo superior presentan una apariencia relativamente
pareja pero varían en color, desde el blanco al pardo rojizo. Sobre esta
caliza sólida están construidos la mayoría de los edificios de Jerusalén.
Estos depósitos dan al paisaje su topografía característica de colinas
suavemente redondeadas, separadas por valles que ocasionalmente toman las
dimensiones de una llanura. Los estratos del grupo inferior de piedra caliza
es característicamente parda en las capas superiores y llenas de cavernas y
otras evidencias de depósito violento. El color cambia a un gris oscuro con la
profundidad, y los fósiles (mayormente los restos de vida marina) son más
abundantes. De las canteras fuera de la puerta de Damasco proviene una caliza
más blanda que se usó en muchos edificios de Jerusalén. En algunos lugares,
las colinas de caliza están coronadas con depósitos de tiza, evidencia de
depósitos blandos que una vez estuvieron muy difundidos, pero que ahora se han
reducido por siglos de erosión. La quebrada por el que corre el camino de
Jerusalén a Jericó corta una serie característica de depósitos calcáreos de
Palestina. Véase Diluvio IV.

Hay mucha evidencia de actividad volcánica, que ha levantado zonas y ha
producido actividad intrusiva y de derrame. Se encuentran grandes áreas de
rocas de tipo basáltico. Al oeste del Jordán se las encuentra mayormente en
las regiones de más al norte. Sobre la región sudoeste de la llanura de
Esdraelón hay una zona así; otra está al norte del monte Tabor. Al este del
Jordán,* desde Damasco hasta la parte al sur del Mar Muerto,* las rocas ígneas
-basalto, felsita, etc.- se encuentran por sobre la caliza que está en todas
partes. Hay zonas de roca basáltica encima de ésta en varios lugares a lo
largo del Jordán, pero al oeste del Mar Muerto y al sur de Samaria hay poca o
ninguna evidencia de volcanismo pasado. Otras evidencias de actividad
volcánica aparecen como fuentes termales en Tiberias y diversos lugares de
turismo a lo largo del valle del Jordán hasta tan al sur como el Mar Muerto,
alrededor del cual hay grandes depósitos de azufre, sal de roca (fig 478) y
otros productos de origen volcánico, mudos recuerdos de la destrucción de las
ciudades de la llanura en tiempos de Lot (Gn. 19:1-28). Es probable que en ese
tiempo hubieran cambios locales de los niveles del suelo.

La gran depresión en la que se encuentran el Mar de Galilea, el río Jordán, el
Mar Muerto y el Wâd§ el-{Arabah es el rasgo más notable de la geología de
Palestina. La altura general sobre el nivel del mar de Palestina es
considerable, pero gran parte del valle del Jordán está debajo. En el Mar
Muerto, la superficie del agua está en promedio a unos 392 m b.n.m.; en algunos
lugares el fondo está a unos 790 m b.n.m. Las causas de esta gran grieta o
fisura (rift) han sido tema de mucha especulación entre los hombres de ciencia,
pero los acontecimientos catastróficos registrados en Gn. 6:11-8: 19 sin duda
fueron importantes. Esta falla es de tal magnitud que su formación debe haber
sido uno de los hechos geológicos más violentos de todos. Es evidente que el
valle sigue una línea de discordancia de los estratos que forman el suelo de
Palestina. Se extiende hacia el sur hasta África central -recorriendo 1/6 de
la circunferencia terrestre-, y a lo largo de todo el valle del Jordán hay
numerosas evidencias de fracturas y fallas. Al oeste del río (el lado
descendente de la falla) la masa de tierra parece haber caído, mientras que al
este los depósitos acumulados antes son claramente visibles en muchos lugares.
Por causa de que esta gran falla geológica abarca todo el país, Palestina
siempre está en peligro de terremotos. Se han registrado muchos de ellos, y
sin duda han ocurrido muchos más que no se han anotado. Mapa II. 890

El fértil suelo del valle del Jordán es el producto de la erosión de diversas
rocas en las tierras más altas y la acumulación aluvial del río y de sus
tributarios. El valle muestra 2 niveles diferentes, o terrazas, en la mayoría
de los lugares la más elevada llega hasta los barrancos de caliza formadas por
la falla. Se obtiene asfalto (Gn. 11: 3) de pozos profundos en la tierra en el
extremo sur del Mar Muerto. De tanto en tanto, se encuentra algún bloque que
flota en el mar. Esta sustancia, producto de grandes volúmenes de material
enterrado por el diluvio, ha sufrido transformaciones que dan como resultado
esa variedad de petróleo.

VII. Un país de bosques, estepas y desiertos.

Quien visita Palestina difícilmente se pueda imaginar que esta zona montañosa,
árida y rocosas una vez estuvo cubierta extensamente de densos bosques de
robles y árboles de hojas perennes. Sin embargo, no sólo los registros
egipcios de antiguos viajeros son testimonio de este hecho, sino también los
botánicos modernos, cuyas investigaciones condujeron a la conclusión de que la
mayor parte de la Palestina Occidental y ciertos sectores de Transjordania
estuvieron cubiertos de bosques. De éstos sólo han quedado unos pequeños
restos, y únicamente en unos pocos lugares, aunque se están haciendo grandes
esfuerzos para reforestar ciertas partes del país. En ellos había robles de
hojas perennes, robles de hojas caducas y pinos. Donde crecían los pinos,
éstos eran tan densos que no permitían crecer vegetación debajo de ellos, de
modo que no había posibilidades de pastoreo entre esos árboles.

Prácticamente todos esos bosques fueron destruidos con el correr del tiempo.
Esta deforestación no sólo se debió a que las naciones que se establecieron en
Palestina cortaron y quemaron los árboles para disponer de tierras de cultivo y
establecerse ellos mismos, sino también a los muchos ejércitos que con
frecuencia invadieron el país y destruyeron bosques y quintas de frutales por
igual. Como Palestina es montañosa, una vez que los árboles fueron cortados y
quemados, el suelo fácilmente se erosionó en las laderas y en la superficie
quedaron grandes extensiones de rocas calcáreas. Además, la cría de ovejas, y
especialmente de cabras, impidió en esa región la reforestación.

395. Zonas de vegetación en Palestina.

Las zonas forestales naturales de Palestina constituyen los bordes de una
amplia franja de estepa, tierra de pastizales con lluvias insuficientes para
sostener bosques o árboles frutales, pero suficiente para pastos, arbustos y
una producción limitada de granos. Donde el riego ha permitido que llegara el
agua en esa zona esteparia, o donde el agua de lluvia se conserva en cisternas
y estanques, la fertilidad es notable, por cuanto la composición del suelo de
las estepas de Palestina es más o menos similar a la región de bosques. Este
cinturón de pastos, de ancho variable, va desde Gaza pasando por Beerseba y
sube por las laderas orientales de los montes de Judea hasta el extremo
oriental de la llanura de Esdraelón. Luego cruza el Jordán y como una franja
angosta corre hacia el sur al este del Jordán y del Mar Muerto por el Wâd§
el-{Arabah, pero hace otro giro al sur de Petra. Desde all í en 891 adelante
el cinturón tiene entre 24 y 40 km de ancho y sigue el borde occidental del
desierto de Arabia, luego encierra Haurán, que constituye un gran sector de
bosques, y finalmente abandona la Palestina Oriental en dirección al norte,
algo al sur de Damasco (fig 395).

Todo lo que no pertenezca a la zona de bosques o de estepas, es desierto.
Tales regiones se encuentran al sur de Beerseba, y abarcan las laderas
orientales inferiores de los montes de Judea, el valle del Jordán y el este de
áreas de población sedentaria de Transjordania. Comúnmente no son sectores
horizontales cubiertos de arena, sino mayormente montañosos, con suelo capaz de
producir vegetación si hay agua disponible, como se puede ver alrededor de los
manantiales y los pozos. Jericó es un oasis de este tipo en el valle del
Jordán, que debe su exuberante fertilidad a las aguas del Wâd§ Qelt. Otro
oasis es En-gadi, al oeste del Mar Muerto (fig 190). Sus aguas vitalizadoras
surgen de un manantial que dio su nombre a esta antigua ciudad. El
descubrimiento reciente de muchas ruinas de antiguos pueblos en el Neguev, al
sur, demuestra que las áreas desérticas de Palestina son capaces de sostener
una población moderada si se pudieran descubrir medios para una conservación
adecuada del agua.

Las investigaciones topográficas y arqueológicas han puesto en evidencia que
los palestinos primitivos escogieron la estepa y los oasis para establecerse.
Por ejemplo, las excavaciones en Jericó revelaron que esta ciudad fue uno de
los primeros lugares habitados del país. El clima tropical de la zona, la
abundancia de agua y el hecho de que no había que talar árboles, parecían
convertirlo en un lugar ideal para el establecimiento de los primeros
colonizadores. Sin embargo, cuando Israel entró en Palestina, grandes sectores
de tierras forestales ya habían sido talados, y existían ciudades sostenidas
por la producción de las fértiles zonas vecinas. Es bien posible que los
israelitas también ocuparan y talaran bosques entre las ciudades cananeas, y
que los de Palestina oriental y occidental desempeñaran un importante papel en
el establecimiento de los hebreos en Canaán.

VIII. El clima de Palestina.

Como Palestina pertenece al mundo mediterráneo, en gran medida comparte el
clima de esa región. Sin embargo, éste varía por causa de las grandes
diferencias de elevación y por la presencia de mares y desiertos muy próximos
entre sí. La diferencia de más de 3.040 m entre la cumbre del monte Hermón y
Jericó, a sólo 175 km de distancia, es responsable de que en el primero pueda
existir una vegetación similar a la del norte de Europa, y crezcan en Jericó
frutas subtropicales de la zona del Caribe. La fauna muestra la misma
diversidad que la flora.

Palestina pertenece a la zona subtropical por estar comprendida entre los 31 y
33o de latitud norte. Por lo tanto, sus días duran entre 10 y 14 horas, y no
son frecuentes las variaciones extremas de temperatura, excepto en el valle del
Jordán. La media anual en Jafa, por ejemplo, es de 19o C, y en Jerusalén de
17o C. Rara vez sobrepasa los 32o C, y las heladas son escasas. Sin embargo,
ocasionalmente se han registrado temperaturas extremadamente altas o bajas. La
más alta en Jerusalén fue de 44o C, y la más baja, -4o C. En Jericó, por otro
lado, está siempre cerca de los 38o C en días de verano, y ocasionalmente puede
llegar a 49º C.

Los vientos predominantes vienen del oeste. Cargados de humedad, producen
lluvias en invierno, y aun cuando sean secos en verano, ayudan para que las
altas temperaturas sean tolerables. Muy agotador es el viento caliente del
este, del desierto, llamado sirocco (palabra italiana de origen árabe) o
khamsin. A menudo está acompañado por enceguecedoras tormentas de arena. El
del sur puede traer consigo un calor aplastante en el verano (Lc. 12: 55).
Estos 2 últimos son comunes en el período de transición del verano al invierno,
o viceversa.

Las lluvias de invierno son producidas por los vientos del oeste que chocan con
las montañas. Cuando el aire cargado de humedad asciende, se enfría y descarga
su humedad en forma de lluvia sobre las montañas de la Palestina occidental.
Después de pasar sobre ellas, desciende a la cálida y profunda depresión del
valle del Jordán y del Mar Muerto. El choque del aire más fresco con el
caliente de esta depresión produce tormentas repentinas de gran fuerza y
velocidad. Sin embargo, los vientos occidentales más frescos se calientan
allí; en lugar de producir lluvia, absorben la humedad que encuentran, la que
descargan en las laderas occidentales de la meseta de Transjordania cuando
asciende otra vez en su camino hacia el este. Este sencillo proceso
proporciona la lluvia y la fertilidad a la Palestina Occidental por el agua que
se evapora en el Mar Mediterráneo; y la lluvia en la Transjordania Occidental,
por la que se evapora en el Jordán y el Mar Muerto. Sin embargo, este proceso
sólo funciona en el invierno. Hay 2 factores principales: primero, las
montañas de Palestina no son lo suficientemente altas como para elevar el aire
caliente cargado de 892 humedad del verano hasta el punto de enfriarlo para que
se forme rocío. Segundo, en verano la zona del frente polar, que en invierno
produce una circulación intensa y constante hacia las orillas del mar, se mueve
hacia el norte, con lo que disminuye mucho el flujo de aire cargado de humedad
desde el mar en este sector.

396. Extremo meridional del Mar Muerto.

Como consecuencia, hay sólo 2 estaciones en Palestina: una seca en verano, y
una húmeda en invierno. Sin embargo, éstas no se pueden comparar plenamente
con los veranos y los inviernos europeos o norteamericanos. El verano en
Palestina es tan cálido y seco, sin lluvias desde junio a septiembre, que toda
la vegetación se marchita y todo el país da la apariencia de ser un desierto
muerto. Los que nunca han estado en Palestina durante la estación lluviosa, y
que ven el país por primera vez al fin del verano, no pueden creer que la
tierra produzca algo, con excepción de las zonas con riego. Sin embargo,
después que comienzan las lluvias el paisaje se transforma completamente. Todo
el país surge a la vida de repente, y de cada grieta del suelo aparecen flores,
y el pasto pardusco se vuelve verde y lozano con una velocidad increíble.

La "lluvia temprana", mencionada con tanta frecuencia en la Biblia, se produce
a fines de octubre o en noviembre y ablanda el suelo lo suficiente como para
que los agricultores puedan ararlo y sembrar sus campos. Son comparativamente
ligeras, pero hacia fines de diciembre comienzan las precipitaciones más
fuertes, que generalmente alcanzan su máximo en enero. El agua penetra
profundamente en el suelo y hace crecer los cultivos, pero una buena cosecha
depende de la cantidad correcta y la oportunidad de la "lluvia tardía", también
mencionada con frecuencia en la Biblia (Dt. 11: 14). Las últimas lluvias de la
estación se producen en marzo y comienzos de abril, y favorecen la maduración
de los granos. Si en los últimos meses de lluvia éstas son escasas, puede
haber cosechas pobres, aun cuando las "tempranas" lluvias hayan sido
abundantes.

A pesar de la larga estación seca, Palestina goza de precipitaciones pluviales
que se parecen a las de Europa occidental y América del Norte. Jerusalén, por
ejemplo, tiene un promedio anual de 52 días de lluvia, que acusan
aproximadamente 630 mm de agua. Sin embargo, hay diferencias aun en Jerusalén.
Como la ciudad está sobre el cordón montañoso, la parte occidental recibe
unos 150 mm más que los sectores orientales. Jafa, en la costa, tiene una
precipitación anual de unos 510 mm; el valle del Jordán, unos 460 mm en el
norte, pero sólo 300 mm en el sur. Beerseba, que está cerca del desierto del
sur, recibe sólo 220 mm, mientras que sectores del noroeste de Palestina
reciben hasta 910 mm de lluvia (fig 394).

Una bendición en Palestina es el rocío, especialmente abundante en el verano.
Es llevado por el aire cargado de humedad, que de noche llega hasta las
montañas de la Palestina Occidental y deja tras sí las gotas de líquido
vivificante en una estación en que cada una es bienvenida.

397. El escarpado paso de En-gadi en el desierto de judá.

En Palestina cae poca nieve, y generalmente sólo en las zonas montañosas, pero
produce grandes problemas y sufrimiento en un país 893 que no está preparado
para tal contingencia. Una nevada fuerte, sin embargo, ocurre ocasionalmente.
El 9 de febrero de 1920 cayeron en Jerusalén cerca de 90 cm de nieve en un sólo
día; y en febrero de 1950 quedó en el suelo por una semana entera. Hasta se
han registrado nevadas en el mes de abril en 2 ocasiones en tiempos recientes
(1870, 1940).

Palestina ha tenido suma importancia durante toda la historia del mundo, fuera
de proporción con su tamaño o el valor de sus recursos naturales. Esta se
debe, en 1er lugar, a su ubicación geográfica excepcionalmente favorable; es el
puente que une 2 grandes continentes, territorio que todos los grandes poderes
de la antigüedad codiciaron; en 2º lugar, es la tierra santa para 3 grandes
religiones del mundo: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo. Los
adherentes de las 3 religiones han derramado mucha sangre para lograr el
control de sus lugares y santuarios sagrados.

Bib.: D. Baly, The Geography of the Bible [La geografía de la Biblia] (Nueva
York, 1957); Y. Aharoni, The Land of the Bible [La tierra de la Biblia]
(Filadelfia, 1967); E. G. Kraeling, Rand McNally Bible Atlas [Atlas bíblico
Rand McNally] (Chicago, 1956); G. E. Wright y F. V. Filson, The Westminster
Historical Atlas to the Bible [El atlas histórico Westminster de la Biblia]
(Filadelfia, 1956).

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