Diccionario Biblico: Elías


Significado de Elias

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(heb. Kliyyâh[û], "Dios es Yahweh" o "mi Dios es Yahweh"; ac. Ilu-yâu; gr.
lías).

1. Mensajero especial de Dios al reino norteño de Israel durante la gran apostasía
bajo Acab (c 874-853 a.C.) y Jezabel, cuando la adoración a Baal prácticamente
había sustituido al culto del verdadero Dios. Se lo identifica sólo como un
tisbita* (1 R. 17:1). Como hombre de gran fe y osado celo por Dios. Elías
fácilmente ocupa un lugar entre los profetas más grandes. La alta estima en la
cual lo han tenido los judíos de siglos posteriores se evidencia por la
expectativa popular, basada en la predicción de Mal. 4:5, 6, de que el profeta
regresaría a la tierra para anunciar la inminente aparición del Mesías (Mt.
17:10-12). Jesús identificó el ministerio de Juan el Bautista con el que fue
predicho por Malaquías, después de declarar que no había nadie mayor que Juan
(Mt. 11:11, 14). Hasta donde se sepa, Elías fue la única persona, con
excepción de Enoc, honrada por la traslación al cielo sin ver la muerte (2 R.
2:11, 12). También fue elegido para acompañar a Moisés, el gran legislador, en
la transfiguración de Cristo (Mt. 17:3).

Cuando Acab comenzó a reinar, había pasado poco más de medio siglo desde la
muerte de Salomón y la división del reino; desde entonces Israel, el reino del
norte, había caído rápidamente en apostasía. Pero Acab "hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él", porque se casó con
Jezabel, hija de un rey fenicio, y adoptó la religión de ella y se convirtió en
un adorador de Baal (1 R. 16:30, 31). No sólo eso, sino que le construyó un
templo en Samaria (vs 32, 33), y así hizo "Acab más que todos los reyes de
Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová" (v 33).
Tales eran las condiciones bajo las cuales Dios llamó a Elías para que visitara
a Acab en la corte y le anunciara una sequía severa de duración indefinida como
castigo aleccionador (17:1). Luego se instruyó al profeta a que huyera por su
seguridad al arroyo de Querit,* un tributario estacional del río Jordán (vs 2,
3), donde fue alimentado por un tiempo con comida provista en forma milagrosa
(vs 4-6). Cuando se secó el arroyo, Elías recibió la instrucción de salir de
Israel y encontrar refugio en Sarepta* (figs. 451, 517), un pueblo sidonio (Lc.
4: 26). Allí Dios hizo un nuevo milagro para sostenerlo (1R. 17: 7-16) y por
medio de él resucitó al hijo de la viuda cuya hospitalidad le había provisto un
refugio temporario (vs 17- 24). Después de nos 3 l/2 años (Lc. 4: 25, 26),
durante los cuales Acab no había cejado en sus esfuerzos por encontrar al
profeta y pedirle cuentas por el hambre que llegó a ser muy severa (1 R. 18:
2-6, 10), Dios le indicó a Elías que tenía que presentarse una vez más en la
corte de Acab (vs 1, 2). La intensidad del hambre y la gravedad con la que
Acab consideraba la situación están reflejados en la reacción temerosa de
Abdías, el oficial que administraba la casa de Acab, ante quien Elías se
presentó (vs 7-14). El cargo inicial de Acab al encontrarse con Elías: "¿Eres
tú el que turbas a Israel?", fue rápidamente silenciado por la acusación
divina de que Acab mismo era el culpable de la desgracia de la nación, y por la
orden de que el rey se presentara inmediatamente en el monte Carmelo con todos
los profetas de Baal y de Asera (1 R. 18: 17- 19). En el monte Carmelo se hizo
una dramática prueba para ver si Baal o Yahweh era el Dios verdadero, con el
propósito de que el rey mismo y el pueblo pudieran hacer una decisión sobre el
tema (vs 20-40). Los profetas de Baal tuvieron la 1ª oportunidad de demostrar
el poder de su dios, pidiéndole que hiciera descender fuego del cielo para
consumir el sacrificio que le había sido ofrecido (vs 22-29), pero Baal no
respondió. Entonces Elías reparó el altar de Jehová que yacía en ruinas, puso
un sacrificio sobre el altar, empapó todo con agua y luego invocó a Dios para
que vindicara su nombre. El Señor respondió enviando fuego que consumió el
sacrificio, el altar y el agua (vs 30-38). La gente reconoció que Jehová era el
verdadero Dios, y, al mandato de Elías, mataron a todos 369 los profetas de
Baal (vs 39, 40). Luego, para demostrar que la sequía había sido un castigo
divino sobre la tierra, y como consecuencia de la admisión del pueblo de que
Jehová era el verdadero Dios, cayó una lluvia abundante (vs 41-46).

Airada por los acontecimientos, Jezabel amenazó la vida del profeta, con el
resultado de que Elías huyó hacia el sur, hacia el desierto de Sinaí, donde se
alojó en una cueva; una vez más fue sostenido milagrosamente (1 R. 19:1-9).
Cuando Jehová le pidió cuentas por su vergonzosa huida ante la amenaza de
Jezabel, Elías protestó que él era el único que había quedado fiel a Dios, y
que ahora mismo su vida estaba en peligro (vs 10-14). Dios lo reprendió con
mucho tacto y le asignó nuevas tareas: ungir a Jehú como rey de Israel en lugar
de Acab, a Hazael como un látigo para Israel por causa de su apostasía, y a
Eliseo como su propio sucesor (vs 15- 21). Después de un tiempo no indicado,
durante el cual Acab y Jezabel asesinaron a Nabot para conseguir su porción de
tierra que había heredado, Elías fue a encontrarse con él en momentos en que
iba a tomar posesión de la heredad de Nabot, y le anunció la suerte que le
esperaba al rey, a Jezabel y a toda la familia real por causa de su apostasía
e impenitencia (cp 21). Cuando Acab murió, su hijo Ocozías le sucedió por
poco tiempo en el trono (22:40). Al enfermar, apeló a Baal de Ecrón, pero sus
mensajeros se encontraron con Elías, quien les indicó que regresaran a su amo
con el anuncio de que moriría (2 R. 1:1-4). Ocozías envió 3 compañías de
soldados para prender al profeta. Las primeras 2 fueron milagrosamente
consumidas por fuego, pero la última no, porque su dirigente se presentó sumiso
ante Elías (vs 5-16). Poco después de este acontecimiento, el ministerio de
Elías llegó a su término y fue trasladado al cielo (2:1-11). Eliseo, testigo
presencial del evento, fue dotado con el poder y la autoridad que había tenido
Elías y fue confirmado en el cargo profético (vs 12-15).

2. Hijo de Joram, de la tribu de Benjamín, que vivió en Jerusalén (1 Cr. 8:27).

3. Sacerdote, hijo de Harim, casado con una mujer extranjera en tiempos de Esdras
(Esd. 10:21).

4. Hijo israelita de Elam. Estuvo entre los que se habían casado con mujeres
extranjeras en tiempos de Esdras (Esd. 10:26).

185. Lugar sobre el monte Carmelo señalado como el sitio tradicional donde
Elías ofreció el sacrificio a Dios.

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